París (EuroEFE).- El presidente francés, Emmanuel Macron, recibió este viernes por la tarde a los responsables de partidos políticos y de grupos parlamentarios, salvo a los de la extrema derecha y de la izquierda radical, en un día en que termina el plazo que él mismo se había dado para nombrar a un primer ministro.
Los diferentes participantes fueron llegando paulatinamente a la sede presidencial en torno a las 14.30 locales (12.30 GMT), que era la hora de la cita.
Los representantes de la izquierda lo hicieron juntos -con la excepción de Jean-Luc Mélenchon, que no estaba invitado-, mientras que los líderes de las diferentes familias macronistas han acudido por separado.
También llegaron por separado los dos representantes de la derecha moderada, el presidente del partido Los Republicanos, Bruno Retailleau, actual ministro del Interior en funciones, y el líder de su grupo parlamantario, Laurent Wauquiez, que mantienen posturas diferentes de cara al futuro.
Macron se ha dado de plazo hasta la noche de este mismo viernes para nombrar un primer ministro que tendrá como primera misión presentar un proyecto de presupuestos, algo que debe hacerse este lunes si se quieren cumplir los plazos suficientes para que quede aprobado por las cámaras antes del 31 de diciembre.
Partidos hostiles
El presidente francés convocó de madrugada el encuentro sin precisar en la invitación más detalles, y han respondido todos los líderes políticos desde la derecha moderada, el centro, los macronistas, socialistas, comunistas y ecologistas, además de otras formaciones minoritarias en la cámara baja.
El presidente debe así discutir con un conjunto de partidos que le son hostiles, incluidos los macronistas, que en los últimos días han multiplicado las críticas al jefe del Estado.
Es el caso de dos de sus ex primeros ministros, Edouard Philippe, quien pidió la dimisión del presidente después de aprobar los presupuestos para 2026, y Gabriel Attal, que dirige el partido macronista, y que ha asegurado que no entiende las decisiones que está tomando su mentor.
La animadversión también ha sido creciente entre la derecha moderada, contraria a seguir en el Gobierno con los macronistas, mientras que los representantes de la izquierda exigen romper con las actuales políticas y nombrar un Gobierno de su color político.
El actual primer ministro en funciones, Sébastien Lecornu, presentó su dimisión el lunes por la mañana, apenas 14 horas después de que se hubiera anunciado la composición de su Ejecutivo, ante las disensiones surgidas ya en su seno.
No obstante, el jefe del Estado encargó a Lecornu que continuara dos días más, hasta el miércoles por la tarde, sondeando a los partidos para evaluar si era posible sacar adelante un nuevo gabinete con la actual composición parlamentaria.
El primer ministro en funciones concluyó el miércoles por la tarde que había una posibilidad de intentar la formación de un nuevo Gobierno que presente un proyecto de presupuestos para 2026 sin elecciones anticipadas.
Fue entonces cuando el Elíseo indicó que Macron nombraría a un primer ministro en las 48 horas siguientes.
Los partidos no convocados quieren que Macron se vaya

La convocatoria no incluyó ni a la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen ni La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
Los primeros han dicho que censurarán a cualquier primer ministro que nombre Macron, porque lo que quieren son elecciones legislativas anticipadas, mientras los segundos consideran que el jefe del Estado es el gran responsable de la crisis y que la solución tendría que llegar con su salida de la presidencia.
En las últimas horas han circulado diferentes nombres para el puesto de primer ministro, como el ex ministro conservador Jean-Louis Borloo, el antiguo primer ministro socialista Bernard Cazeneuve, pero también el propio Lecornu.
La primera urgencia del nuevo primer ministro será la presentación de un proyecto de presupuestos para 2026, que debería presentarse en los próximos días para poder adoptarse en los plazos, a condición de que hubiera una mayoría parlamentaria.
La cuestión de los presupuestos es fundamental en este momento porque en paralelo a la crisis política se está fraguando una potencial crisis financiera teniendo en cuenta el déficit francés (5,8 % del producto interior bruto en 2024) y los continuos incumplimientos de los compromisos europeos para la contención de la deuda.
Una deuda que no deja de engordar, que era del 115,6 % del PIB al final del segundo trimestre, lo que provoca un inquietante incremento de la prima de riesgo francesa, que en los últimos días ha sido varias veces la peor de la zona euro.


