Raúl Salgado
Ferrol (EFE).- El inicio del curso escolar y el regreso al trabajo tras el verano han destapado por enésima vez las carencias de la movilidad en la comarca de Ferrol, sin una conexión decente por ferrocarril con el resto de Galicia y con un servicio de autobuses que acumula casi dos años de protestas, con los usuarios en pie de guerra prácticamente a diario.
La Plataforma por un Transporte Público Digno ha alzado la voz este sábado con una caravana de vehículos con la que han reivindicado mejoras en la prestación y con la que aspiraba a “colapsar” la AP-9 con un recorrido entre la ciudad ferrolana y Cambre, ya en las proximidades de A Coruña.

Su portavoz, Teresa Vázquez, recibe quejas prácticamente a cualquier hora del día, pero el pasado domingo una de las incidencias revistió mayor gravedad: la falta de plazas suficientes en una de las expediciones de Ferrol a A Coruña acabó con los afectados plantándose ante el autobús y el conductor pidiendo presencia policial.
Cambios en la línea de Ferrol
Dos días antes de la protesta de este sábado, la Xunta de Galicia anunció una nueva tanda de cambios en la línea, activos desde este próximo lunes, pero el colectivo habla de mero maquillaje y ausencia de respuesta a las principales reclamaciones de los viajeros.
Desde la primera semana de septiembre, la plataforma se ha hecho eco de numerosos retrasos en las salidas y llegadas, por lo que cree que se afianza una imagen de servicio poco fiable y se profundiza en problemas en centros educativos o puestos de trabajo por la impuntualidad de periplos cada vez más enrevesados por municipios y parroquias.
Vázquez expone uno de tantos casos, el de 22 personas, 17 en Fene y 5 en el barrio ferrolano de Caranza, el pasado día 7: “Sin plaza en el primer bus de la mañana; después de estar media hora en la parada esperando, 25 minutos más de espera para que llegue otro autobús”.
Los problemas se han extendido al Ferrol-Santiago de Compostela, históricamente muy demandado en jornadas como la dominical por el flujo de universitarios y en el que han empezado a aparecer furgonetas o taxis a instancias de la concesionaria para que nadie “quede tirado”.

Las críticas a la adjudicataria, una unión temporal de empresas liderada por el grupo Monbus, son constantes y aluden a que entre las “personas tiradas” ya han figurado algunas de edad avanzada o a que las averías también son habituales en las unidades.
Monopolio del bus sin bonificaciones
Una de las gotas que ha amenazado con colmar el vaso ha derivado de las bonificaciones en el transporte por carretera, que no se aplica en el trayecto Ferrol-A Coruña pese a su elevada demanda y a la inexistencia de una alternativa por tren, que erige al bus en algo cercano al monopolio para desplazarse entre ambas urbes.
Con la generalización de la afluencia de universitarios o del horario laboral de invierno, el volumen de pasajeros ha experimentado un nuevo repunte, con viajeros sin poder “meter las maletas en el maletero, teniendo que llevarlas en el pasillo”, mientras se mantiene la petición de recuperar los horarios y recorridos de la anterior concesionaria.
La “falta de planificación de la empresa” reluce en la diana de la Plataforma por un Transporte Público Digno, que advierte que “de forma sistemática” todos los días se deja a usuarios en Fene esperando en la parada por ir llenos los autocares, inmersos en un entramado de pequeñas compañías coaligadas con Monbus.
Ayuntamientos, partidos políticos, sindicatos o entidades sociales, como la asociación comarcal de Down de Ferrol, siguen tejiendo una red de presión ante el ahogamiento a las posibilidades de comunicación de toda una comarca. EFE
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