Logroño, (EFE).- La novena edición de “Las Brujas de Zugarramurdi” celebra en Logroño una veintena de actividades que buscan “dar una pincelada de lo que podía ser la mal llamada brujería, que era, en realidad, la sabiduría que se iba trasmitiendo de mayores a jóvenes” y recuerda uno de los autos de fe más dramáticos de la Inquisición española.
Así lo ha afirmado a EFE el vicepresidente de la Asociación Vecinal del Casco Antiguo, Alfredo Iturriaga, quien ha destacado entre las iniciativas de esta programación la recreación este sábado del “Auto de Fe de 1610”, en la que se escenificarán los juicios realizados en Logroño a brujas por la Inquisición, tras lo que seis vecinas del pueblo navarro de Zugarramurdi fueron quemadas en la hoguera.
Iturriaga ha explicado que esta propuesta surgió para difundir un acto que “en Logroño fue muy importante en aquellos tiempos, ya que era una ciudad con una población que podía rondar los 6.000 habitantes y que, en esos días, llegó a los 30.000”.
Dentro de esta evocación se ha representado la obra teatral “La tormenta de Urbión”, ha proseguido, trata de que “la gente se ponga en el contexto de lo que eran esos años, y explicarles lo que hacían las gentes de La Rioja, que eran cosas que también podían ocurrir en cualquiera de las zonas aledañas”.
Así, se relata “cómo las personas, en agradecimiento a la diosa Mari, que era la naturaleza, le hacía sus ofrendas de trigo y de los bienes que les había dado durante ese año”.
En este contexto, “en Zugarramurdi hubo ciertas tensiones entre los nobles y el pueblo, en las que entraba la Iglesia, entonces, hubo un ‘totum revolutum’ de despropósitos y acusaciones falsas, lo que llevó a que un abad informó de ello a la Inquisición para ‘ganar puntos’, y, cuando ésta llegó, arrasó con todo”, ha relatado.
Cuando llegó la Inquisición a Zugarramurdi, se llevó a 300 personas a Logroño, de las que 11 fueron ajusticiadas, y 5 no llegaron a ser quemadas porque habían muerto antes, pero 6 personas sí que ardieron”.