Imagen de archivo del cantautor Manolo García durante una entrevista concedida a EFE con motivo de la publicación de su álbum "Mi vida en Marte". EFE/Miguel Osés

Manolo García y su búsqueda de pervivir el arte y sacar poesía a los días con sus letras

Rebeca Palacios |

Logroño (EFE).- El cantante Manolo García ha dicho a EFE que en las letras de sus canciones no hay una “intención vanidosa” de pervivir como artista, sino la búsqueda de “pervivir el arte y sacarle a los días un contenido más poético y menos prosaico”.

García (Férez, Albacete, 1955) ha actuado este sábado en el Palacio de Congresos Riojaforum de Logroño, dentro de su gira de teatros, en la que presenta sus últimos dos discos, “Mi vida en Marte” y “Desatinos desplumados”; y repasa los temas clásicos de su discografía.

Ha detallado que en esta gira, iniciada el pasado 16 de septiembre de Pozoblanco (Córdoba), se ha encontrado a un público “muy agradecido”, que “canta y lo pasa bien”, por lo que se cumple su objetivo de que “se escapen un rato de los desbarajustes mundanos”.

Tanto en su etapa en El Último de la Fila (1984-1998) como en solitario, con diez discos publicados, sus composiciones rezuman “sinceridad y lirismo” porque, en el fondo, siempre hay “una intención poética” en cada una de sus letras.

Ha lamentado que mucha gente esté “aburrida por los menesteres cotidianos” y dedique su vida a “esperar que llegue algo: Navidad para brindar con cava con los cuñados, Semana Santa para ir al pueblo o pasar agosto en La Manga del Mar Menor”.

Imagen de archivo de un concierto de Manolo García. EFE/Miguel Ángel Molina

Una trampa enloquecedora

El cantante albaceteño, criado en el barrio obrero del Poble Nou barcelonés, ha recalcado que hay cuestiones que no le interesan nada, como “ver por la tele cómo se pelean los políticos, que los bancos cada vez ganan más y tienen el cinismo de difundirlo a los cuatro vientos o cómo suben los precios de la luz”.

A su juicio, la sociedad actual se encuentra inmersa “en una trampa enloquecedora”, especialmente la gente joven, “enganchada a un teléfono móvil”, con chavales sometidos “a la manipulación” en la franja de vida de los 12 a los 18 años, que es una época “maravillosa para descubrir el mundo”.

Así, ha considerado “una pena” que algunos jóvenes pasen su adolescencia “agarrados al maldito artefacto”, porque es “como robarles el inicio a la vida”.

Aunque reconoce que la tecnología ha sido algo positivo para lograr avances en medicina, por ejemplo, García asume que él es “un poco radical” en cuanto a su desarrollo, con iniciativas como la inteligencia artificial, por su influencia en la manipulación de la población.

“Me parece repugnante, nos tratan como ganado”, ha opinado el solista, quien rechaza mensajes como el de “adaptarse al cambio climático”, que cree que hay que “pararlo” porque es algo que “se va a poner muy serio”.

En sus conciertos, el cantante propone a su público que se olvide de grabar con el teléfono y se dedique a disfrutar el momento porque él tiene en su memoria grabado cuando, con 17 años, asistió a una actuación de Queen en Barcelona.

“Todos tenemos en el móvil miles de fotos y vídeos que no volvemos a mirar. Al publicarlas, les damos beneficios a una empresa que no se preocupa de la gente”, ha recalcado.

“Frenar” y no comerse el mundo

Tras tener que suspender los últimos 10 conciertos de su gira del año pasado por un problema de salud, ha asegurado que no le costó “frenar” porque ya, en la época de El Último de la Fila, aprendió a “no comerse el mundo” y a evitar que el mundo se le comiera a él.

Por ello, dedica a componer cada disco una media de tres años, dado que cree que “hay que cocinarlos a fuego lento” y “disfrutar del viaje y del camino”.

Para vivir “una vida pletórica y llena de emociones” hay que disfrutar de lo pequeño, del “día a día”: una partida de dominó, una cerveza con amigos o un paseo al aire libre, “ese es el premio del día”.

Después de 25 años separados, El Último de la Fila regresará el próximo 1 de diciembre con el disco “Desbarajuste piramidal”, en el que volvió al estudio con Quimi Portet para regrabar 24 de sus temas más emblemáticos.

“Durante dos años y medio hemos revisado melodías y letras de nuestro repertorio clásico. Nos hemos reído muchísimo, porque coincidimos mucho en humor, escepticismo y forma de ver el mundo, y eso creo que se va a transmitir en el disco”, ha concluido.