Vista de un sistema de riego. EFE/David Borrat

España debe priorizar el uso del agua en la agricultura ante su poca capacidad de trasvase

Madrid (EFE).- España debe priorizar el uso del agua en la agricultura, ya que no cuenta con gran capacidad de trasvase y la alternativa de la desalación está resultando demasiado cara para los productores en un contexto marcado por la sequía y los efectos del cambio climático. Actualmente la reserva hídrica se encuentra al 50,5 % de su capacidad, siendo apenas del 14,6 % en Guadalete-Barbate (Andalucía) y del 16,2 % en las cuencas internas de Cataluña.

El catedrático de Economía y Política Agraria de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid, Alberto Garrido, señala a Efeagro que “no hay gran capacidad de trasvase en España”, tras algunos intentos políticos por aumentarla que hace años fueron abolidos, lo que dio paso a la opción de la desalación como elemento alternativo.

“Ya no se habla de trasvases al Mediterráneo porque ya pasó su momento, creo que no hay otra oportunidad y, por lo tanto, tenemos unas infraestructuras que son las que son”, afirma Garrido, que llama a “priorizar los recursos existentes en los cultivos de más valor y economizar el agua todo lo posible” ante la escasez hídrica.

El Tajo-Segura

Vista de una instalación de regadío
Vista de una instalación de regadío en un viñedo. EFE/Jesús Monroy

Entre las infraestructuras, el principal trasvase es el acueducto Tajo-Segura, sometido a las disponibilidades que hay en la cabecera y con unas transferencias que varían cada año y son “críticas para la agricultura de regadío”, sobre todo en Murcia y Alicante.

A juicio del experto, que también es vicerrector de la UPM, los regantes están asumiendo los cortes de agua y las reducciones en las dotaciones porque “saben, como es lógico, que hay otros usos más prioritarios”.

“Hay una situación en la que todas las administraciones están comprometidas con encontrar una solución, priorizar los usos urbanos para que no haya restricciones a las familias y, si las hay, mitigarlas de la mejor manera posible”, aunque “siempre ocurre que cuando hay sequía ya es tarde para tomar medidas” frente a ese problema, sostiene.

Según Garrido, el panorama es “bastante complicado” en las cuencas de Cataluña, del Guadiana y del Guadalquivir, a la espera de que pueda mejorar con las lluvias en lo que queda de invierno y en la próxima primavera.

Con pocas opciones sobre la mesa, el catedrático asegura que las comunidades de regantes tendrán que trabajar con las confederaciones hidrográficas para priorizar el agua donde sea más necesaria, y se deberán proteger los cultivos leñosos y los frutales para no perderlos.

Destaca los esfuerzos por modernizar los regadíos y las ayudas que se han otorgado para compensar a los productores afectados por la sequía, sin que “se pueda hacer mucho más ahora mismo”.

Vista del sistema de riego
Vista de un sistema de riego. EFE/David Borrat

La agricultura consume el 79 % del agua

Según un informe sobre regadío y seguridad alimentaria en España, presentado esta semana y editado por Cajamar, el mayor consumidor de agua en España es la agricultura, con una tasa del 79 %, frente a un 21 % para el abastecimiento urbano e industrial.

En la publicación, de la que Garrido es uno de sus coordinadores, se recoge la controversia que suscita el trasvase de aguas de una cuenca a otra por los “intereses encontrados y los impactos negativos de esas obras”.

Estas transferencias están reconocidas por ley como un instrumento vertebrador del territorio, sometido a requisitos técnicos y cautelas ambientales, y solo se llevan a cabo si no resulta posible resolver los problemas de la cuenca receptora con sus propios recursos.

Todas las demarcaciones hidrográficas han experimentado un descenso de la disponibilidad de agua, pero el reparto es muy irregular, según el informe.

De media, la aportación en España se ha reducido en un 10 % entre 1995 y 2020, lo que supone una pérdida de disponibilidad de agua superficial de unos 4.000 hectómetros cúbicos al año.

La demanda urbana ha crecido en un 1,3 %, unos 60 hectómetros cúbicos anuales, y la demanda agraria se ha reducido en un 5 %, unos 1.200 hectómetros cúbicos anuales, gracias a la inversión en modernizar los regadíos, lo que ha llevado a emplear el riego localizado en un 55 % de la superficie de regadío en España.