Una vez transcurridas más de 72 horas de los terremotos que han asolado Turquía y Siria, con un balance de más de 17.000 fallecidos y cerca de 70.000 heridos, los equipos de rescate y los voluntarios desplazados de otros países trabajan "fuera de tiempo ya en busca de milagros", según ha relatado a EFE este jueves desde la ciudad turca de Elbistán el sanitario murciano Manuel Pardo. EFE/ Manuel Pardo SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Voluntario en Elbistán: Trabajamos ya fuera de tiempo en busca de milagros

Murcia, 9 feb (EFE).- Una vez transcurridas más de 72 horas de los terremotos que han asolado Turquía y Siria, con un balance de más de 17.000 fallecidos y cerca de 70.000 heridos, los equipos de rescate y los voluntarios desplazados de otros países trabajan “fuera de tiempo ya en busca de milagros”, según ha relatado a EFE este jueves desde la ciudad turca de Elbistán el sanitario murciano Manuel Pardo.

Una vez transcurridas más de 72 horas de los terremotos que han asolado Turquía y Siria, con un balance de más de 17.000 fallecidos y cerca de 70.000 heridos, los equipos de rescate y los voluntarios desplazados de otros países trabajan "fuera de tiempo ya en busca de milagros", según ha relatado a EFE este jueves desde la ciudad turca de Elbistán el sanitario murciano Manuel Pardo. EFE/ Manuel Pardo SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Pardo, enfermero del 061 en la Comunidad de Murcia y vicedecano de la universidad católica UCAM, se encuentra en Turquía junto a la organización Bomberos Unidos sin Fronteras, que ha movilizado a diez bomberos rescatadores, un médico, tres enfermeros y cuatro perros en la citada ciudad del sur del país, de unos 150.000 habitantes y que sufrió el desplome de más de 150 edificios habitados la madrugada del lunes.

“La situación es muy caótica, como todo el mundo puede imaginar. Estamos en plena fase de emergencia y todavía mantenemos la búsqueda de personas, aunque trabajamos ya fuera de tiempo porque ha pasado el tercer día y buscamos milagros”, ha narrado.

Este voluntario, con amplia experiencia en la asistencia en emergencias por desastres naturales, como el tifón Yolanda en Filipinas o el huracán Fiona en la República Dominicana, entre otras muchas misiones internacionales, subraya que la magnitud de lo acontecido en Turquía y Siria ha desbordado los sistemas sanitarios y las infraestructuras de rescate de ambos países, si bien cree que “ningún país del mundo, por desarrollado que esté, tiene capacidad para afrontar por sí solo una catástrofe como ésta”.

Con tres horas de sueño en los últimos tres días, según relata restándole importancia, este enfermero y experto en el manejo del paciente politraumatizado, asignatura que imparte en un máster de emergencias, participó de las 14,00 horas de ayer a las 04,00 de esta madrugada en el rescate de la última superviviente encontrada con vida en Elbistán, una joven localizada por la unidad canina entre los escombros de un edificio y que fue trasladada con vida hasta un hospital tras ser recuperada de los escombros y estabilizada por los sanitarios.

“Fue un milagro que nos sobrecogió a todos después de catorce horas trabajando sin descanso para poder sacarla de las ruinas, ponerle una vía en un espacio muy confinado, estabilizarla, darle terapia intravenosa y llevarla al hospital. Son situaciones que emocionan porque se consigue dar una oportunidad para vivir”, ha confesado.

Manuel Pardo afirma que la comunidad internacional trabaja en estos días iniciales en la primera fase de la catástrofe, en la de intervención inmediata para la asistencia y búsqueda de supervivientes, si bien los trabajos de ayuda a los damnificados y de restablecimiento de la normalidad de ambos países se prolongarán durante años.

“Esta gente necesitará mucha ayuda durante años, durante muchos años”, ha insistido, por lo que hace un llamamiento a que no caigan en el olvido estos terremotos porque “hay miles de familias sin hogar, infraestructuras colapsadas y miles de necesidades” que requieren de la movilización internacional en la fase de postemergencia.

Por otro lado, ha resaltado la profesionalidad y sensibilidad de los voluntarios movilizados en esta primera semana, muchos de los cuales han dejado a hijos pequeños o incluso familiares muy enfermos “sabiendo que igual no los vuelven a ver a su regreso”, y ha hecho hincapié en que la motivación de estas personas es únicamente “saber que hay gente que nos necesita más”.

Manuel Pardo insiste en que las instituciones universitarias y los expertos que trabajan en ellas tienen una “responsabilidad científica muy importante, como es investigar y enseñar a los futuros profesionales”, pero defiende que ese trabajo no debe quedarse exclusivamente en las aulas ni en la divulgación a través de revistas o congresos científicos, sino que “debe trasladarse a la ayuda, a poner tu conocimiento científico al servicio de quien lo necesita”.

“Ante situaciones como la que estamos viviendo estos días en Turquía, ojalá seamos una inspiración para los jóvenes, para que no miren hacia otro lado ni vivan con tibieza”, ha deseado.

La unidad de Bomberos Unidos sin Fronteras, de la que forma parte el enfermero y profesor murciano, es la única que está actuando en Elbistán, ciudad en la que está montado el campamento de Naciones Unidas.