Xabier Salaberria posa ante una de sus obras. EFE/Jesús Diges

Frisoa, un proyecto de Xabier Salaberria que parte de la obra ‘Homenaje al padre Donosti’

Pamplona (EFE).- El Museo Oteiza acoge la intervención expositiva Frisoa, un proyecto desarrollado por el artista Xabier Salaberria (Donostia, 1969), que toma como punto de partida la obra ‘Homenaje al padre Donosti’, un relieve mural de piedra realizado en 1959 por el escultor Jorge Oteiza, para su ubicación en el Banco Guipuzcoano de Donostia.

Esta intervención, presentada este jueves en el museo de Alzuza, se compone de un conjunto de siete piezas, elaboradas por Salaberria entre 2022 y 2023, que incluyen esculturas, instalaciones fotográficas, una pieza audiovisual y un gran friso de 470 x 130 centímetros, que supone una “aproximación libre y contemporánea” al relieve original creado por Oteiza a finales de la década de los años 50 del pasado siglo.

Años antes de su creación, el arquitecto Luis Vallet y Oteiza habían recibido, por parte de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el encargo de rendir homenaje al compositor José Gonzalo Zulaika y Arregi “Aita Donostia”. Para dar respuesta a este encargo, recuerdan desde el museo, crearon una capilla y una estela ubicadas en Agiña, la estación megalítica homónima ubicada en Lesaka y que acoge diversos elementos prehistóricos como cromlechs, dólmenes y túmulos.

Vinculado a este proyecto surgió el friso que, actualmente, se encuentra en la entidad financiera Sabadell Guipuzcoano de Donostia y que contiene algunas de las características formales del complejo monumental de Agiña.

Una relectura del friso original de Oteiza

En este caso, señalan, Salaberria ha realizado una relectura del friso original de Oteiza, manteniendo las mismas proporciones. El fondo verde del mural, junto con la composición de objetos superpuestos, se asemejan a los juegos de billar de Ben Nicholson, artista con el que Oteiza compartió el palmarés de la IV Bienal de São Paulo de 1957.

Sus composiciones espaciales y geométricas se encuentran cercanas a las preocupaciones escultóricas abordadas por Oteiza en esos años.

El artista vasco en el Museo Oteiza de Alzuza. EFE/Jesús Diges

Por otra parte, apuntan, la atención de Oteiza a lo pedagógico se encuentra reflejado en el interés de Salaberria por el diseño industrial y las herramientas de trabajo, así como en su comprensión del espacio y su apego al juego.

Junto al friso, esta exposición presenta las otras obras que pertenecen a este mismo proyecto, así como la pieza Aska, que parte de la aproximación a la fuente que Oteiza construyó en Alzuza en 1986 y que hoy se puede contemplar en el exterior del Museo.

“Devolver la pelota al juego”

Del mismo modo, se incluye la obra I/K Frisoa seriea, una aproximación audiovisual al modo en que la técnica moderna permite construir la forma, poniendo de relevancia la consideración de que los procesos escultóricos han dependido del material y la tecnología disponible en cada época.

Esta exposición ha sido organizada por la Fundación Oteiza y Tabakalera, entidad que acogió hace unos meses una primera exposición de este proyecto, y se ha producido gracias a la colaboración de la Colección de Arte Banco Sabadell y Artingenium.

La muestra incluye la edición de un póster desplegable que incluye el texto ‘Devolver la pelota al juego’, escrito por Oier Etxeberria, artista y responsable de Programas Públicos y Comisariado de Tabakalera