Maribel Sánchez, miembro del grupo de investigación Arte y Entorno del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna que impulsa un proyecto de elaboración de cal a partir de los residuos asociados a la extracción de aguas subterráneas. EFE/Ramón de la Rocha

Los residuos de galerías de agua en Tenerife pueden generar cal de pureza superior al 95%

La Laguna (Tenerife) (EFE).- A partir de las concreciones de calcita y aragonito que depositan masivamente las aguas subterráneas de algunas galerías de Tenerife es posible fabricar cal de excelente calidad, con una pureza superior al 95%, lo que abre una oportunidad de desarrollo para la arquitectura, el arte e incluso para la generación de aguas desaladas.

Así lo han demostrado los miembros del Grupo de investigación Arte y Entorno del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna Maribel Sánchez, Tomás Oropesa, Mauricio Pérez, Francisco Javier Viña y Juan Antonio Álvarez, a los que se ha unido la arquitecta especialista en construcción bioclimática Attenya Campos de Armas.

Todos impulsan este proyecto de elaboración de cal a partir de los residuos asociados a la extracción de aguas subterráneas que financia la Fundación CajaCanarias y cuyos resultados parciales detalla en una entrevista a EFE su investigadora principal, la escultora y profesora de Bellas Artes Maribel Sánchez.

Tenerife, y por extensión Canarias, ha sido históricamente deficitaria en cal y en la actualidad toda la que se consume en la isla es importada. Sin embargo, los resultados de este proyecto abren la puerta a que cientos de toneladas de residuos sean revalorizados creando una oportunidad de desarrollo económico basada en criterios de sostenibilidad, precisa Maribel Sánchez.

Todo empezó hace aproximadamente una década cuando estos creadores tallaban las “piedras del agua” y generaban obras mediante moldes introducidos en ella, y se percataron de que en apenas un mes se generaba medio centímetro de piedras.

Como ejemplos, la investigadora detalla que en una galería situada en Arico, entre la bocamina y la entrega al canal general, el agua deposita más de 40 toneladas al año; hace unos años se retiraron de canalizaciones de una galería de Guía de Isora más de cien toneladas que terminaron tratadas como residuos inservibles y en Arguayo hay actualmente unas 120 toneladas de piedra “esperando destino”.

Al analizar la piedra generada de esta forma se encontró que contenía mucho carbonato cálcico y entonces se decidió iniciar este proyecto de investigación “con un objetivo muy sencillo socialmente: ser capaces de demostrar a los propietarios y gestores de las galerías que pueden aprovechar o comercializar esa piedra y no echar productos al agua para evitar su formación”, detalla Maribel Sánchez.

No tirar materia prima a la basura

“Es materia prima y hay que buscar la fórmula para que no se tire al basurero”, prosigue la investigadora, que indica que según los datos de geólogos y químicos, en la isla se consumen aguas fósiles con muchos miles de años en el territorio y las galerías que más petrifican son las que penetran hacia zonas de volcanismo relativamente reciente, como en Siete Fuentes, Arenas Negras y Chinyero.

Son aguas muy sobrecargadas de CO2 que al salir a superficie reaccionan con el oxígeno del aire y comienzan a generar el carbonato hasta llegar, incluso, a taponar de piedra la entrada a alguna galería.

“Todos lo ven como un problema pero yo veo una oportunidad” en este proceso geológico, explica Maribel Sánchez, quien explica que hay dos tipos de cales, una es la hidráulica, que se asemeja al cemento, y la otra es la aérea, que sólo se endurece por absorción de CO2 y puede conservarse en las condiciones adecuadas durante años.

La primera se usa para argamasas de construcción y la segunda para morteros de acabados y pintura y en este caso, la cal aérea, se puede “hidraulizar” en contacto con áridos de origen volcánico de las islas, muy adecuados para morteros de cal, capaces de conferirles cierta hidraulicidad y que aportan además gran variedad de texturas y colores.

Esta última particularidad es algo “que no nos esperábamos”, señala Maribel Sánchez en alusión a la variedad de colores que se ha obtenido en la cal en función de los elementos químicos presentes, como hierro o manganeso, lo que al cocer la piedra genera tonos tostados, beis y azulados.

Pureza “asombrosa”

Todo ello “a pesar de estar cociendo con un horno de laboratorio” en el que se ha obtenido un carbonato de calcio con una pureza “asombrosa”, del 95 al 97 por ciento, sólo comparable con escasos yacimientos en el resto de España y con composición química bastante similar a la cal que se extrae en Morón de la Frontera, zona de referencia en cuanto a calidad.

Se trata además “de un material delicioso para trabajar” tras la fecunda experiencia de Sánchez en la escultura con piedra, poliéster y cemento, entre otros, pero la cal “es muchísimo más amable que el cemento, te da tiempos más largos de trabajo. Es maravilloso, es más dulce. Me estoy enamorando de este material y cabe la posibilidad de que en el futuro trabaje con él”.

Asimismo la arquitecta Attenya Campos de Armas ha realizado prototipos de casas elaboradas con la cal fabricada en este proyecto y ha demostrado cómo la edificada con este material ofrecía mejor comportamiento en cuanto a disipación de calor.

“La bibliografía nos informa de que en edificaciones de cal a tamaño real se han observado hasta 5 grados centígrados menos en su interior que otras hechas de cemento cuando fueron sometidas a altas temperaturas, pues la cal es transpirable y permite que salgan la humedad y el calor”, precisa Maribel Sánchez. EFE