Bilbao expone bocetos que Rubens pintó para el pabellón de caza de Felipe IV

Bilbao (EFE).- El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone seis bocetos que Pedro Pablo Rubens (1577-1640) pintó para preparar los lienzos que le encargó Felipe IV para decorar la Torre de la Parada, pabellón de caza a las afueras de Madrid.


La exposición, con obras prestadas por el museo Bonnat-Helleu de Bayona y que permanecerá en Bilbao hasta el 22 de enero de 2023, incluye un séptimo boceto de Rubens, para la confección de uno de los 20 tapices con destino al madrileño monasterio de las Descalzas Reales.


Rubens, considerado el pintor más sobresaliente del siglo XVII en Europa y uno de los más relevantes de la historia del arte universal, recibió durante su última etapa el encargo más importante de toda su carrera.

Felipe IV le encargó buena parte de un conjunto formado por unos 115 lienzos de grandes dimensiones para decorar la Torre de la Parada, pabellón de caza situado a las afueras de Madrid que quiso ampliar y reformar.


Dado el volumen del trabajo y el plazo de dos años dado para su ejecución, Rubens decidió contar con la colaboración de otros artistas flamencos en su taller de Amberes.

Antes de trasladar al lienzo cada una de las composiciones plasmó sus ideas en bocetos a escala reducida pintados al óleo sobre tabla de roble, cuya ejecución, hacia 1636, se reservó para sí mismo.


Rubens realizó una serie de obras sobre temas mitológicos e inspiradas en las Metamorfosis de Ovidio. Las pinturas recogían principalmente escenas cinegéticas y de recreo.


Las composiciones y los asuntos fueron ideados por el propio Rubens, quien pintó los bocetos al óleo para ser posteriormente trasladados a grandes lienzos por él mismo –se encargó personalmente de 14 obras– y por otros pintores que contrató, entre ellos Jacob Jordaens o Jan Cossiers.

Un incendio destruyó la mayoría de los cuadros


Se sabe que el trabajo estaba terminado para 1638-1639, pero la construcción, junto con la mayoría de los cuadros, desapareció en un incendio durante la guerra de Sucesión en 1714.

Por ello, los bocetos de Rubens, que se encuentran dispersos en diferentes colecciones, son un testimonio excepcional de este proyecto.


“Apolo y Dafne”, “Cupido y Psique”, “Escila y Glauco”, “Hércules descubriendo la púrpura”, “Pan y Siringa”, “Selene (o Diana) y Endimión” son los títulos de esos seis bocetos de Rubens que se exponen en Bilbao.

Ejecución vigorosa y sencilla


Las obras “muestran una ejecución vigorosa y sintética, en gran medida condicionada por la exigencia del encargo, cuyos plazos y volumen obligaron al artista a desplegar un alarde de inventiva que garantizara la riqueza y variedad de las composiciones, así como la necesaria claridad narrativa”.


“Los contornos bien definidos y el empleo de capas de pintura muy ligeras, que con frecuencia dejan ver la imprimación, son ejemplo de la pericia técnica del autor”, resalta el museo.


Los seis bocetos para los lienzos de la Torre de la Parada y otros dibujos de Rubens fueron adquiridos por el oficial y explorador bayonés Victor-Bernard Derrécagaix (1833-1915) a su paso por España.

Fue su viuda quien, en 1921, formalizó su legado al museo Bonnat-Helleu, añadiendo otro boceto de Rubens para uno de los tapices del monasterio de las Descalzas Reales que Derrécagaix también había adquirido en España.

La eucaristía, tema de los bocetos


La infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernadora de los Países Bajos, encargó a Rubens hacia 1625, con el fin de decorar el monasterio, los bocetos para la confección en Bruselas de 20 tapices con el tema del triunfo de la Eucaristía como dogma principal del catolicismo.


Los siete bocetos se exponen ahora en el Bellas Artes de Bilbao dentro del programa “La Obra invitada” de este museo, con el apoyo de la Fundación Banco Santander y el asesoramiento científico de Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 del Museo del Prado.


Como contexto a los bocetos de Rubens prestados por el museo vascofrancés, se exponen también en Bilbao tres grabados de reproducción de Paulus Pontius (Amberes, 1603-1658) pertenecientes a una colección particular.

Escrito por Ernesto Martínez

Editado por Cati Caballero