El Delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso (i), y Nerea Barrios (d), víctima de ETA, consuelan a Veronique Caplanne (c), víctima del GAL, durante el acto por el Día de la Memoria. EFE/Miguel Toña.

Delegado del Gobierno: El GAL causó un dolor que es el nuestro

Portugalete (Bizkaia) (EFE).- El delegado del Gobierno en el País vasco, Denis Itxaso, ha afirmado que el GAL fue un “gran horror que causó un dolor que es el nuestro y restó legitimidad al Estado”.


Itxaso ha participado en Portugalete (Bizkaia) en la conmemoración organizada por la delegación del Gobierno y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo del Día de la Memoria.

Esta conmemoración se celebra mañana por ser el 10 de noviembre el único día del año en el que no hubo un atentado terrorista mortal.


Denis Itxaso ha dedicado su discurso a combatir el “discurso del odio” y especialmente se ha referido al GAL, de actualidad tras las declaraciones del exministro socialista de Interior José Barrionuevo justificándolo.


“El GAL nunca debió suceder y sólo contribuyó a causar dolor y alimentar la Ley del Talión. La defensa de los derechos humanos no es creíble si no es integral y coherente, y desde la legitimidad que nos da haber defendido la libertad, la democracia y el Estado de Derecho frente a la amenaza terrorista”, ha señalado.

Deslegitimar los discursos de odio

Itxaso ha pedido “coraje” para deslegitimar “todos los discursos del odio sin tabúes ni miradas parciales”.

“Es tiempo para la claridad y para reivindicar la coherencia del Estado de derecho y las garantías democráticas sobre las que se sustenta la convivencia”, ha destacado.


Para el delegado, “la democracia se debilita cuando responde con la misma moneda a los violentos y no puede aceptarse que haya víctimas que sean de unos u otros, ni de distinta consideración; sino únicamente víctimas del fanatismo y la violencia cuya memoria y respeto deben cimentar cualquier suelo firme de justicia y convivencia”.

El Delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso (i), saluda a Nerea Barrios (d), víctima de ETA, momentos antes del acto por el Día de la Memoria. EFE/Miguel Toña


“Si nunca hubo ni habrá una razón para el asesinato del adversario político, nunca debió haber atajos ni justificaciones de la doctrina perversa del ojo por ojo”, ha añadido.


Ha advertido de que en Euskadi todavía persiste el “discurso del odio” que sustentó a ETA como demuestran las agresiones y amenazas a jóvenes del PP o los homenajes a etarras.

El director del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez, ha coincidido en la necesidad de enfrentar el “discurso del odio de todos los terrorismos que sigue vivo en algunos sectores de Euskadi”.


Preocupado porque más de una quinta parte de los jóvenes vascos justifica el uso de la violencia con fines políticos, Domínguez ha destacado la importancia de hacer llegar a los jóvenes el “poder deslegitimador del terrorismo que tienen los testimonios de las victimas”.

El dolor de las víctimas


Precisamente, en este acto han intervenido tres hijos de víctimas de ETA y el GAL, que han relatado su experiencia.


Entre ellas, Nerea Barrios, hija de un hostelero de Santurtzi asesinado por ETA en 1985, cuando ella tenía 15 años.

Ha contado que vivió “llena de odio” por el crimen y por las acusaciones de traficante o confidente a su padre para justificarlo, pero decidió que “el odio muriera de inanición” en ella y explicar en los colegios su caso.


“Solo necesitamos que se nos escuche, que no se nos utilice y que, de vez en cuando, nos digan que ‘aquello estuvo mal'”, ha comentado.

Además, ha agradecido que “por fin se reconozca” a su padre y decir que “nunca es tarde” para que cualquier persona admita que “estuvo muchos años equivocado”.

Nerea Barrios, víctima de ETA, interviene durante el acto por el Día de la Memoria. EFE/Miguel Toña


Veronique Caplanne, hija de un militar francés asesinado por error por el GAL en Biarritz en 1985, ha dado las gracias por ser “por fin escuchadas, comprendidas y consideradas”.

Ha lamentado que en los 37 años transcurridos desde el crimen la familia no ha tenido “ninguna noticia” de las autoridades francesas ni de las de Biarritz.


Ha explicado que en su familia consideraban que el terrorismo de ETA y del GAL no les afectaba porque era “una historia entre vascos”. Sin embargo, el asesinato de su padre destrozó a la familia y llevó a la muerte a su madre, que comenzó a beber tras el asesinato

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Celso Recio, hijo de un guardia civil acribillado a tiros junto a su casa en Santurtzi en 1988, ha contado que la familia (la madre y seis hijos) abandonó Euskadi tras el atentado por la “indiferencia y pasividad” de la sociedad vasca y volvió a Salamanca, donde “no todos nos recibieron bien”.


Recio, que es guardia civil como su padre, ha explicado que la familia quedó también “consternada” en 2020 cuando la Audiencia Nacional les informó de que se había identificado al autor del asesinato de su padre pero que no podía ser juzgado porque el delito había prescrito.


En el acto, que ha comenzado con un minuto de silencio por todas las víctimas del terrorismo, también ha intervenido el alcalde de Portugalete, Mikel Torres.

El primer edil ha nombrado a los 18 vecinos del municipio víctimas mortales, incluido el jesuíta Ignacio Ellacuría, asesinado en El Salvador por los militares en un ataque a la universidad que dirigía. EFE