Bilbao (EFE).- El Día de la Mujer, 8 de marzo, se conmemora este año en Euskadi en un contexto de conflictividad laboral protagonizado por miles de mujeres de sectores feminizados.
Muchas de ellas se emplean en tareas de cuidados, que tras verse aplaudidas durante la pandemia de covid-19 se sienten ahora ninguneadas.
Son varios los ámbitos con plantillas mayormente conformadas por mujeres que tienen conflictos laborales abiertos.
Entre ellos, están las residencias de mayores de Bizkaia, las contratas de la limpieza de Osakidetza, el Servicio de Ayuda a Domicilio vizcaíno o distintas actividades de comercio en Bizkaia y Álava.
El mantenimiento o recuperación del poder adquisitivo, tras años sin renovarse los convenios en algunos casos, es una demanda recurrente entre estos colectivos.
También es reiterada su denuncia en relación a las condiciones precarias que padecen.
Más conflictividad en sectores feminizados
La representante del área de Género de ELA Nahia Fernández confirma a Efe que desde hace unos años cada vez hay “más conflictividad” en sectores laborales feminizados.
A su juicio, el hecho de que el sindicato tenga cada vez más mujeres entre sus afiliados -representan ya el 46 %- demuestra que “los sectores más precarios se están organizando”.
La experiencia evidencia que estas mujeres tienen que pelear mucho, según la sindicalista, quien defiende “la huelga” como vía para conseguir subidas salariales significativas.
La representante de ELA también destaca que muchas de ellas tienen como elemento común que en sus trabajos “prestan servicios públicos que han sido privatizados”, por ejemplo en el ámbito de los cuidados.
La misma idea resalta la secretaria feminista de LAB, Maddi Isasi, que interpela a “la responsabilidad” de las instituciones respecto a las condiciones laborales del colectivo.
Brecha salarial de hasta el 90 %
Isasi recuerda que un informe elaborado por su sindicato refleja que la brecha salarial puede llegar en algún caso al 90 % en la comparación entre sectores feminizados y masculinizados.
Se da, según indica, en un contexto de “mayor devaluación” del trabajo realizado por mujeres.
Desde CCOO de Euskadi, la secretaria de la Mujer, Estíbaliz Montero, destaca un dato: al cierre de 2022, el 60 % de las mujeres vascas con cobertura de la negociación sectorial no tenían actualizado su convenio.
Ese porcentaje se reducía a un 49,5 % en el caso de los hombres.
“La cobertura de la negociación colectiva para las mujeres está congelada”, remarca la sindicalista.
Según lamenta, a trabajadoras de cuidados o de la limpieza “se les sigue considerando de segunda” tras haber recibido “mucho aplauso en la pandemia”.

Segregación profesional
También la secretaria de Igualdad de UGT de Euskadi, Xuria Arza, denuncia “las discriminaciones” salariales y laborales que sufren las mujeres, así como “la segregación profesional” existente.
“Nos encontramos con sectores feminizados que durante la pandemia vimos como ‘esenciales'” y “ese ‘valor’ que les dimos ya lo hemos olvidado”.
“Hoy vemos a las sanitarias, trabajadoras de hogar, de residencias, de ayuda a domicilio, a las trabajadoras de la limpieza… protagonizando, muy a su pesar, conflictos laborales enquistados”, señala.
En las residencias de mayores de Bizkaia, donde trabajan más de 5.000 personas, el sindicato ELA lleva convocadas 29 jornadas de huelga por la renovación del convenio, que se suman a otros paros promovidos por LAB.
En el sector, se recuerda que el último convenio se firmó en 2017 tras 378 días de huelga.
Las trabajadoras “pensábamos que iba a ser más fácil después de la pandemia, cuando se nos veía como indispensables y éramos unas heroínas.
Ahora no pintamos nada, al parecer”, se lamenta Pili Ledesma (ELA).
Esta trabajadora denuncia que la última reunión de la mesa negociadora se celebró en octubre de 2021. “Si fuéramos hombres, antes se solucionaba el conflicto”.
Desnudo reivindicativo
Alicia Graña, de CCOO, es una de las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Bizkaia que en el pleno municipal del Ayuntamiento de Bilbao del pasado 23 de febrero se desnudó de cintura para arriba.
Lo hizo ante los políticos locales para reclamar el convenio sectorial, sin renovar desde hace 8 años.
“En este país tan machista y retrógrado, si no haces algo tan llamativo no te hacen caso”, sostiene Graña.
La trabajadora avisa: “En mayo hay elecciones” y si el conflicto no se resuelve “y nos tienen que ver en los mítines con las camisetas levantadas, nos verán”.
El conflicto laboral que protagonizan las trabajadoras de ayuda a domicilio de Bizkaia, que atienden a personas mayores y con dependencia, acumula decenas de convocatorias de huelga desde su inicio en 2015.
Dos personas detenidas
En otro ámbito, entre las trabajadoras de las contratas de limpieza de Osakidetza hay estos días mucho enfado.
El pasado lunes la Ertzaintza detuvo a dos personas, una de ellas delegada de UGT, en la entrada del vizcaíno hospital de Cruces durante una protesta laboral en el primero de una serie de días de huelga en el sector.
“Después de lo que pasó el lunes, los ánimos están como están…”, señala Sheila Virto (UGT), compañera de la delegada sindical detenida, que denuncia la “desproporcionada” actuación policial.
Este conflicto, que afecta a unas 2.500 trabajadoras, se ha iniciado tras “incumplir” Osakidetza y las empresas el compromiso de homologación de condiciones de estas trabajadoras en relación al personal propio del Servicio Vasco de Salud.
Por su parte, en la asociación vizcaína Gorabide, de apoyo a personas con discapacidad intelectual, trabajan unas 600 personas, la mayoría mujeres, que atienden a cerca de 5.000 usuarios.
Sus trabajadoras llevan un año movilizándose, con una serie de huelgas desde febrero, por un convenio “justo”, que renueve el firmado en 2019.
En materia salarial “pedimos el IPC, no más”, señala Begoñe Markina, delegada de LAB en la entidad.
La sindicalista lamenta que “la memoria histórica es corta” y enseguida se ha olvidado que en los tiempos duros de la pandemia estas trabajadoras “atrasaron vacaciones, doblaron turnos…”. EFE