Un bicicarril pintado de negro en Vitoria. EFE/David Aguilar

Los bicicarriles dejan el rojo y se pasan al negro, más barato y ¿peligroso?

Vitoria (EFE).- Los bicicarriles urbanos abandonan su tradicional color rojo y se pasan al negro.

Un color mucho más barato pero según los ciclistas urbanos más peligroso.

Es una decisión que está levantando polémica en capitales donde la bicicleta está muy extendida, como Vitoria.

La capital alavesa, una ciudad llana, tiene una gran red de bicicarriles, de casi 200 kilómetros.

De hecho, fue la primera en España en tener un carril para bicis, que ya funcionaba en 1964.

El rojo sustituye al negro en los nuevos bicicarriles

Pero, desde hace cuatro años, ha sustituido el tradicional asfalto de color rojo por uno negro en los nuevos bicicarriles.

Es más económico y envejece mejor.

En concreto, según argumenta la teniente de alcaldesa, Beatriz Artolazabal, el asfalto rojo “funciona peor, se disgrega y se sueltan piedrillas con mucha más facilidad”, con lo que es “más peligroso y menos seguro”.

Además, el rojo es 2,5 veces más caro que el negro.

Este tipo de color se usa poco y es más difícil de encontrar, y envejece peor, con lo que el mantenimiento es mayor.

Según el Ayuntamiento, el color negro para los carriles bici también se usa en otras ciudades “ciclistas” como Copenhague, San Sebastián y Pamplona.

Con el color negro se pierde seguridad

Son argumentos que convienen al bolsillo municipal, pero que no convencen a los asociaciones de usuarios de las bicicletas, como Bizikleteroak, que replican que lo que se gana en dinero se pierde en seguridad.

Un bicicarril clásico, rojo. EFE/David Aguilar

Los ciclistas urbanos sostienen que la pintura roja sirve de separador claro.

Así, los coches y los peatones saben de un vistazo que están invadiendo el carril bici.

Por ejemplo, en Euskadi el nuevo bicicarril creado hace dos años en la rotonda del Ayuntamiento de Bilbao, la más conflictiva en la convivencia entre bicis y coches por el volumen de tráfico, es rojo.

En otros países también se usa el verde o el azul, porque lo que importa es que se diferencie bien del negro de la carretera.

Tanto para que los coches lo vean rápidamente como para que los ciclistas sepan que tienen un carril a su disposición y salgan de la calzada.

Un arreglo es colocar bordillos separadores que delimiten claramente el bicicarril, pero esto no se puede hacer en zonas como una rotonda, porque impediría el tráfico.

¿La solución salomónica que va a adoptar el Ayuntamiento de Vitoria?

Pintar de un color diferente las intersecciones más peligrosas de los bicicarriles con rotondas y pasos de vehículos, es decir, donde se unen a la carretera, para que se vea más, y dejar el resto del bicicarril en negro. EFE