Pamplona (EFE).- Sara Buesa, psicóloga e hija del dirigente socialista Fernando Buesa, ha afirmado que el asesinato de su padre por parte de ETA hace 23 años le ha ayudado a tener “una mirada sensible al sufrimiento” de los demás y en este sentido ha declarado que “lo que no deseo para mí no se lo deseo a nadie”.
En su intervención en una mesa redonda de la “II Jornada contra el Terror. Relatos en primera persona” que se celebra en la Universidad de Navarra, Buesa ha asegurado que dar voz a las víctimas es importante “porque es una manera de hacer memoria”.
El terrorismo “trató de acallar muchas voces”, como la de su padre, y recordando su vida “seguiremos manteniendo su legado de alguna forma”, ha destacado.
Buesa ha considerado que es importante “encarnar en historias concretas de vida lo que supuso el terrorismo”, porque “en esos detalles crudos de la vida cotidiana que vivieron tantas personas es donde se plasma la crueldad máxima del terrorismo y es donde la verdad se desnuda”.
Las víctimas, un “espejo ético”
La hija de Fernando Buesa ha aseverado en esta jornada que las víctimas pueden ser “una especie de espejo ético para la sociedad”, que no siempre es agradable pero que es una herramienta para “comprometernos con ese ‘nunca más’ que debe ser el objetivo que todos persigamos”.
En ese camino, ha agregado, las víctimas “nunca han buscado venganza” y eso “rompe la lógica de la violencia” que tienen los terroristas. “La vivencia del sufrimiento a muchas personas nos ha hecho tomar conciencia del sinsentido de la violencia y comprometernos con un mundo con una lógica completamente diferente”, ha reconocido.
Así, ha subrayado, “por muchos años que pasen, duele, y es difícil transmitir la profundidad de la herida” causada por el terrorismo, pero lo vivido le ha ayudado a tener “una mirada sensible al sufrimiento y comprometida con construir la vida de otra manera”. Y ese compromiso, ha aseverado, “es tremendamente sanador para nosotras”.
“De nuestra propia experiencia no hemos tenido más remedio que sacar aprendizajes y mirar hacia delante”, ha apuntado.
Las víctimas han estado en el ostracismo
Jesús J. Hernández, periodista de El Correo, ha comentado por su parte que en España ha habido décadas enteras en las que las víctimas “han estado en el más absoluto ostracismo”. Muchas de ellas, ha lamentado, no han hablado porque los periodistas “nunca jamás les hemos llamado”.
“Estábamos más preocupados con que acabara la violencia terrorista y qué ocurría dentro de ETA” quede las víctimas y “en ese camino nos dejamos cosas”, ha admitido el periodista.
Hernández ha relatado que las reticencias de las víctimas a hablar con la prensa durante muchos años se han debido al miedo. Las víctimas, ha añadido, a veces tienen “la sensación de que las exponemos” al intentar entrevistarlas porque van a contar cosas que no se saben ni en el trabajo o el grupo de amigos.
También tienen reparos porque creen que los periodistas “seguramente nos hemos equivocado, no lo hemos hecho bien” y consideran que las imágenes que se dieron en su día “no aportaban nada” o esa “no era la forma” de contar lo sucedido, ha señalado.
Al respecto, ha manifestado que a los periodistas “nos costó mucho darnos cuenta de que para contar eso no hacía falta hacerlo con la crudeza de esas imágenes”.
La verdad como elemento de reparación
Ha intervenido asimismo en esta jornada Joseba Eceolaza, escritor y autor del libro “ETA. La memoria de los detalles”, quien ha aseverado que “bajar a la letra pequeña del testimonio del sufrimiento” de las víctimas es la “antesala de la empatía”, porque en otro caso la memoria es “una especie de abstracción”.
Las vivencias dolorosas “nos ayudan a fijar valores y transmitir mejor el nunca más”, ha indicado.
Eceolaza ha manifestado que “hay veces que se valora poco el impacto que la violencia va a tener en la sociedad del futuro”, ya que se calcula que “un hecho traumático como el de la violencia se tarda entre tres o cuatro generaciones en superar”.
En ese sentido, ha puesto de relieve que “la idea del suicidio es común entre las víctimas” y por tanto “es importante hablar de ello para ser conscientes del impacto que tiene la violencia”.
“La condición de víctima no se hereda, pero el dolor sí”, ha resaltado Eceolaza, quien ha comentado que escuchar y contar “puede sustituir a veces a la justicia” cuando no se puede hacer porque el crimen ha prescrito o no se puede dar con sus autores. “La verdad puede sustituir a la justicia como elemento de reparación”, ha dicho.
Eceolaza, exparlamentario foral de Batzarre, ha abogado por “romper la ceguera cruzada” que existe en España de que recordar a las víctimas de ETA es de derechas y recordar a las víctimas republicanas es de izquierdas.