Un empleado del Ayuntamiento de Bilbao trabaja en la capital vizcaína. EFE/Miguel Toña

La economía vasca en 10 claves: próspera y a la espera del hidrógeno y el coche eléctrico

Roberto Cubero |

Vitoria (EFE).- La economía vasca es próspera, con la segunda renta per cápita de España y un nivel de paro bajo.

Es gracias a la fortaleza de su industria, que para el futuro apuesta por el automóvil eléctrico y el hidrógeno, con el envejecimiento de la población como inquietud.

Estas son diez claves de la economía vasca:

1. Riqueza

El PIB per cápita del País Vasco en 2022 fue de 35.832, solo superado por Madrid.

La media de España es de 30.320 euros.

La coyuntura es correcta: Para este año la última previsión del Gobierno Vasco sobre el crecimiento del PIB es del 1,9 %.

2. Empleo

Euskadi ha superado su máximo histórico, la mítica cifra de un millón de afiliados a la Seguridad Social.

La tasa de paro cerró el año pasado en un 6,33 por ciento, la más baja de España.

3. Industria y exportaciones

Como en todos los sitios, los servicios son ya el principal componente de la economía, pero el peso de la industria sigue siendo alto y es lo que da la riqueza, con beneficios, pago de impuestos y sueldos elevados.

Una “marca de la casa” son las cooperativas, donde los ‘accionistas’ son todos los trabajadores.

Mondragón es el primer grupo empresarial del País Vasco y el décimo de España, con 104 implantaciones productivas en 37 países.

Por sectores, domina la automoción, con factorías como Mercedes y Michelin en Vitoria, y auxiliares de automoción como CIE y Gestamp.

Todos son muy exportadores: las exportaciones vascas suponen el 33 % del PIB, frente al 23 % del conjunto de España, y la balanza comercial vasca tiene un superávit holgado.

Otra especificidad vasca: el principal banco de Euskadi, Kutxabank, es el más solvente de España y no cotiza en Bolsa, de manera que la propiedad es de las fundaciones de las antiguas cajas, con lo que el control se mantiene en Euskadi.

4. El concierto económico

Euskadi recauda los impuestos y posteriormente abona una parte al Estado para el pago de las competencias no transferidas, como Defensa o Asuntos exteriores.

La cifra que paga es el 6,24 % del gasto estatal en esta materia.

¿Mucho? ¿Poco? El debate está servido.

La cifra del 6,24 se puso porque en 1981 era el peso de la economía vasca en la española.

Hoy ha bajado al 5,89 %, luego se paga más que antes, más que el 4,63 % que supone la población vasca.

Pero es un debate complicado.

Por una parte, porque el Concierto es un sistema de riesgo, es decir, Euskadi recauda y gasta, y si la cosa va mal como durante la pandemia, no hay fondo de liquidez autonómica del Estado para su rescate.

Por otra, porque hay otros flujos financieros entre el País Vasco y el Estado que benefician a la comunidad.

Sobre todo, que el Estado se hace cargo del déficit de las pensiones en Euskadi, que supera los 4.000 millones.

Para hacerse una idea, el presupuesto del Gobierno Vasco es de 15.000 millones.

Así que es dudoso que a Euskadi le interese recibir la competencia y pagar las pensiones.

5. Las ventajas de la estabilidad

Los trece años sin ETA y la estabilidad política han generado un clima favorable a la economía, con todos los últimos presupuestos del Gobierno Vasco aprobados.

A la vez se mantiene una posición financiera sólida, con una deuda pública baja de un 13 por ciento del PIB.

Frente a esta economía próspera Euskadi afronta varios desafíos.

6. El envejecimiento de la población

Ya se contabilizan 164 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años, e irá a más en el futuro.

Entre sus consecuencias, la falta de mano de obra para sustituir a los jubilados.

Se lleva años potenciando el sistema vasco de Formación Profesional dual, que combina estudio y trabajo, pero no parece suficiente, y se apuesta por la formación de los inmigrantes.

7. El conflicto entre empresarios y sindicatos

Consecuencia de la tradicional apuesta por las huelgas de los sindicatos mayoritarios, ELA y LAB.

Euskadi convoca el 40 por ciento de las huelgas de toda España, y a ello se une que también está a la cabeza del absentismo laboral.

8. La pérdida de control por las empresas que se van

Gigantes como BBVA o Iberdrola mantienen oficialmente la sede en Euskadi, pero los centros de decisión se fueron hace décadas.

La Bolsa de Bilbao pinta poco y preocupa que en los últimos años se han vendido empresas vascas a otras de fuera de la comunidad, como Euskaltel a Mas Móvil, Gamesa a Siemens y Solarpack al fondo EQT.

9. Infraestructuras

Sigue sin llegar la alta velocidad ferroviaria, y aún tardará años, con lo que supone de impacto negativo en la movilidad de las personas y mercancías.

Las apuestas de futuro pasan por la industria:

10. Mercedes-Benz

La principal fábrica de Euskadi con cinco mil trabajadores mantiene su apuesta para la próxima década.

Producirá una furgoneta eléctrica de nueva generación tras una inversión en Vitoria de más de mil millones de euros.

Y a medio plazo, las dos grandes desafíos para “reinventar” la economía vasca son el hidrógeno verde (con grandes inversiones previstas en Euskadi por Petronor e Iberdrola) y las baterías para coches eléctricos de Basquevolt o Gestamp.