Oviedo (EFE).- El 67,5 por ciento de los incendios forestales investigados en Asturias en 2022 fueron provocados por pastores y ganaderos para regenerar y favorecer el crecimiento del pasto y menos del 1,8 se debió a quemas controladas, según refleja el plan de prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales de 2024.
El plan, publicado hoy en el Boletín Oficial del Principado, incidie en que la regeneración de pastos mediante prácticas ganaderas ha sido la causa de mayor superficie quemada intencionalmente, aunque ha descendido frente a años anteriores.
Frente al 54 por ciento en el año 2017, año en el que se eliminaron las restricciones al pastoreo en las zonas quemada, en 2018 el porcentaje se elevó hasta un 83% en el 2018 y a cerca del 93 por ciento en 2021.
Enero, febrero, marzo y octubre fueron los meses en los que se registraron más fuegos, doce de ellos tuvieron la consideración de “grandes incendios” y fueron los responsables de la cuarta parte de la superficie quemada durante todo el año, más de 1.564 hectáreas.
Para prevenirlos, el plan diseñado por el Gobierno asturiano mantiene las medidas excepcionales acordadas a raíz de las oleadas de fuegos forestales de este año, entre ellas, la prohibición de usar pistas forestales que discurran por montes de utilidad pública cuando el nivel de riesgo de incendios forestales sea muy alto (4) o extremo (5 ).
Con esta medida, que no afectará a los propietarios, vecinos y ganaderos que requieran acceder a esas pistas de forma justificada ni a los servicios municipales o fuerzas de seguridad, el Principado pretende reducir la peligrosidad y facilitar la vigilancia preventiva de los fuegos forestales de forma desestacionalizada.
El plan establece también los criterios de prevención de incendios en las autorizaciones de plantación para minorar el riesgo de incendio por colindancia a viviendas, poblaciones, infraestructuras y vías de comunicación y se fijan los criterios para establecer los índices de riesgo de incendio forestal.
Todas las nuevas repoblaciones forestales deberán guardar una distancia mínima de 30 metros, medida sobre el terreno, con viviendas u otras edificaciones agrarias, turísticas o industriales en uso, siempre y cuando tengan autorización, y núcleos rurales o suelo urbano y suelos urbanizables.
Para las masas arboladas preexistentes antes de la publicación de la presente Resolución, cuando se realicen los aprovechamientos finales de las mismas, no se podrá realizar una nueva plantación forestal con árboles de la misma o de otra especie y se impedirá la regeneración natural o el rebrote de las mismas en esos primeros 30 metros.
Entre los 30 y los 75 metros, no se autorizará la plantación de pinos, eucaliptos o acacias, y la distancia mínima entre los plantones será de 7 metros salvo informe técnico favorable y autorización por personal responsable de la Consejería competente en materia forestal.
Para facilitar los trabajos de prevención y extinción de incendios, las nuevas repoblaciones deberán guardar al menos 6 metros a cada lado de las pistas permanentes y caminos rurales no sujetos a normativa específica de regulación de plantaciones, medidos desde las aristas exteriores de la caja de explanación.
Crítica de la Coordinadora Ecologista
Para la Coordinadora Ecologista de Asturias, las medidas contempladas para el interfaz urbano-forestal se quedan cortas y son insuficientes en el caso de la presencia de pinos y eucaliptos ya que, en su opinión, la franja de 75 metros debería quedr completamente libre de ese tipo de arbolado por ser extremadamente peligrosas en la propagación del fuego.
Asimismo, han criticado que a pesar de que la mayoría de fuegos obedezcan a la regeneración de pastos sigan sin tomarse medidas para que las zonas quemadas queden acotadas al uso ganadero.
Según la Coordinadora, Asturias es la única comunidad en la que se sigue permitiendo su aprovechamiento y el nuevo plan “en lugar de reforzar las medidas de lucha contra incencios, lo que ha hecho es rebajarlas”. EFE
