GRA205. SAN SEBASTIÁN, 17/10/2016.- 17/10/16.- Unas gotas caen sobre unas hojas secas hoy en el parque de Aiete de San Sebastián, donde el otoño ya se deja notar. EFE/Javier Etxezarreta

Astenia otoñal: Hola al curso, adiós a las ganas

Cada año el otoño se nos hace cuesta arriba pero no es sólo la vuelta a los horarios y a las responsabilidades la que nos lleva al desánimo. Esas pocas ganas de nada tienen una base científica y un nombre médico: astenia otoñal.

La astenia otoñal no es una enfermedad, sino un síndrome temporal. Sus síntomas, según información del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, suelen ser cansancio, debilidad, somnolencia, dificultad de concentración y apatía. Su duración no debería superar un mes.

Para el psicólogo José Gil Martínez, el trastorno afecta al 30 por ciento de la población, principalmente a mujeres jóvenes. 

La fórmula de la astenia otoñal: a más melatonina, menos serotonina.

El desencadenante de este estado es la reducción de las horas de luz solar. El hecho de que las noches sean más largas altera la melatonina, cuyos niveles suben en nuestro cuerpo mientras dormimos. Ese aumento provoca que baje la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. Y si nos falta serotonina, lo vemos todo un poco más gris.

El profesor de la Facultad de Psicología de Valencia, José Gil Martínez, explica que el trastorno conocido como “depresión de otoño” afecta al 30 por ciento de la población, principalmente a mujeres jóvenes. 

Para paliar esos cambios en el estado de ánimo, los médicos recomiendan mantener unos hábitos saludables y una alimentación equilibrada pero sobre todo hacer acopio de eso que nos está faltando: la luz

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La fototerapia mejora el desánimo

Entre los consejos de los médicos para hacer frente a la astenia otoñal está exponerse a la luz del sol todos los días. Hay otra opción, la fototerapia, que consiste en exponer a los pacientes durante unos 30 minutos a un espectro de luz intenso.

Según explica el doctor Gil Martínez, las dosis de luz oscilan entre los 2500 y 10.000 luxes. Una habitación normal está iluminada con entre 150 y 200  lux y el sol intenso de verano es de 100.000 lux.  

Está demostrado también que las vitaminas del grupo B ayudan a que nuestro cuerpo se adapte a la nueva situación.