EFESALUD: La hormonoterapia, una carrera de fondo contra la recaída del cáncer de mama

Ana Soteras I

Madrid (EFE).- Más de un 70% de los casos de cáncer de mama son de tipo hormonal. Cuando estas pacientes terminan el tratamiento convencional de quimioterapia, radioterapia y cirugía comienza una nueva etapa, la hormonoterapia, una carrera de fondo de al menos cinco años cuyo fin es evitar las recaídas. Abandonarlo no es una opción.

En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, el 19 de octubre, médicas y pacientes alzan su voz para animar a las mujeres para que cada día tomen este tratamiento y no lo aparquen, aunque los efectos secundarios que provoca hace que este recorrido de varios años no sea fácil.

Los oncólogos detectan en las consultas que hay mujeres que dejan temporalmente o totalmente este tratamiento que intenta evitar que el tumor, el denominado luminal, se reproduzca por la acción de las hormonas.

“Con esta cuarta pata del tratamiento contra el cáncer las mujeres tienen una oportunidad y pueden responder. Les aconsejo que, de alguna manera, se hagan amigas de la hormonoterapia”, afirma la coordinadora de la Unidad de Patología de la Mama del
Hospital Ramón y Cajal, la ginecóloga Concha Sánchez.

Las consecuencias de la hormonoterapia

El principal motivo para no seguir regularmente el tratamiento son los efectos secundarios: dolores osteoarticulares, sofocos, cansancio, disminución de la libido e, incluso, alopecia.

La oncóloga Noelia Martínez, de la Unidad de Patología de la Mama del Hospital Ramón y Cajal, explica que estas consecuencias de la hormonoterapia se han ido solventando con analgésicos de primer y segundo escalón.

“Pero lo más importante es que la investigación ha demostrado que el ejercicio físico y la alimentación mediterránea pueden mejorar y paliar esos efectos secundarios que deterioran tanto la calidad de vida”, apunta la especialista, quien recomienda al menos tres veces en semana 45 minutos diarios de ejercicio aeróbico.

Las mujeres mayores, más propensas a dejar la terapia

La ginecóloga Concha Sánchez destaca la importancia de preguntar a todas las pacientes en cada revisión si toman a diario la pastilla de hormonoterapia; de explicarles las consecuencias de abandonar la medicación; de intentar suavizar los efectos secundarios y valorar cambiar el tratamiento por otro de la misma línea si no se tolera.

“No podemos dar por hecho que todas las pacientes siguen el tratamiento, hay quienes lo dejan de tomar alguna semana porque les cuesta vivir con dolor y les afecta a su calidad de vida, no lo cumplen al cien por cien”, señala la doctora.

Los especialistas observan que las mujeres más mayores son las más propensas a saltarse el tratamiento hormonal.

La oncóloga Noelia Martínez. EFE

“Cada paciente tiene su historia detrás, muchas son cuidadoras de sus maridos, de sus familias… se ven mermadas en su día a día y acaban por no tomar la hormonoterapia o dejarla de forma temporal”, indica la ginecóloga.

Las mujeres jóvenes, en cambio, tienen más motivaciones para seguir esta carrera de fondo: “Quieren ver crecer a sus hijos, tienen un desarrollo profesional, quieren vivir y se agarran al tratamiento hormonal, lo cumplen mejor”.

El caso de Vanesa

Este es el caso de Vanesa Díaz, diseñadora de 44 años, quien reconoce que alguna vez tuvo la “tentación” de dejar el tratamiento ya que su deseo era tener su segundo hijo.

Con 35 años le diagnosticaron un tumor luminal y, tras el tratamiento convencional contra el cáncer, llegó la hormonoterapia con tamoxifeno, un fármaco que durante décadas ha demostrado mantener a raya la actividad hormonal y es terapia estándar para las
pacientes premenopáusicas.

Sin embargo, al quinto año de tratamiento, cuando esta paciente se planteaba un nuevo embarazo, se produjo una recaída, apareció otro tumor que propició una extirpación de ovarios y, por tanto, una menopausia precoz y el adiós a uno de sus principales planes de vida.

Ahora tiene prescrito un fármaco hormonal de nueva generación, el inhibidor de la aromatasa, el prototipo de tratamiento para las mujeres con tumores luminales en la etapa de la postmenopausia.

A pesar de las dificultades, Vanesa no ha dejado ni un solo día de tomar la hormonoterapia: “Animo a todas las pacientes a que sigan adelante, hay que cumplir el tratamiento hasta el último día, mientras la oncóloga no nos dé el alta no podemos tomar
decisiones por nosotras mismas. Podemos llevarnos un susto”.

Edición web: Óscar Tomasi