Alfredo Valenzuela I Sevilla (EFE).- Noriko Martín en su juventud llegó al flamenco por el baile y en su país, Japón, empezó a cantar para acompañarse a sí misma en sus ensayos en solitario pero, llevada por su afición, decidió establecerse en España para ser la primera artista que graba un disco flamenco cantado en japonés, lo que ha hecho “con mucho respeto”.
“Más allá de las llamas” es el título del primer single que, animada por el productor Paco Ortega, ha grabado con letras escritas por ella misma porque, ha explicado a EFE: “Aunque le tengo mucho respeto al arte flamenco, hay cosas que no puedo compartir”.
“Por ejemplo, cuando una letra dice ‘Mi padre está en la cárcel, y hace tres años que no puedo ver’, yo no puedo compartir un sentimiento y una tristeza de esa clase, y cómo cuando pensamos en la grabación empezó la guerra de Ucrania me inspiré en que había personas que estaban dispuestas a apretar el botón nuclear, y en que si seguimos por ese camino podemos acabar con nosotros mismos”, ha señalado la cantaora.
De ahí el título de su primer single, primer paso para completar un álbum la próxima primavera íntegramente cantado en japonés, en lo que ahora trabaja inspirándose en letras de la tradición popular, con versos como: “Ahí no hay mañana / los árboles deshojados lloran / en el campo por el viento… / Desearía que no mataras a nadie / No hay noche sin amanecer… /Mira hacia arriba / las lágrimas que caen…”
Parque temático sobre España
Con esa letra ha compuesto las soleás por bulerías de su primer single, y ahora prosigue escribiendo para cantar por otros palos, como las tarantas, con los que ha hecho distintas actuaciones en España.
Ha tenido maestros como Talegón de Córdoba y Sonia Cortés, y Japón, donde se inició en el flamenco en un parque temático dedicado a España y su cultura, del que fue empleada y donde hizo amistad con artistas flamencos españoles.
Para sus letras también toma la inspiración de los cantos tradicionales de Japón, mientras que de las letras de la tradición flamenca descarta la traducción directa y prefiere una “adaptación”, ya que, ha explicado, una palabra española de tres sílabas, al traducirla al japonés, tendrá seis sílabas con toda probabilidad.
Noriko Martín, cuyo nombre real es Noriko Hasegawa, decidió emplear el apellido de su marido, el músico, compositor y profesor madrileño Francisco Javier Martín Cámara, como nombre artístico.
La cantaora insiste en que ella es “cien por cien japonesa” y que a lo que aspira cantando flamenco en japonés es a “abrir este arte más todavía”.
De patrimonio de la humanidad a arte global
La artista pretende “ir un poco más allá, siempre con el alma del flamenco, que es patrimonio de la Humanidad y debe ser un arte global; cualquier persona del mundo ha escuchado flamenco alguna vez, pero sin embargo es un arte que, en lo esencial, aún no ha salido de su tierra”.
Noriko Martín cree que en Japón hay algún artista que se ha atrevido a cantar flamenco en japonés, pero que en España no conoce ninguno, lo que atribuye a que “el flamenco es muy difícil; bailar y tocar ya es difícil, pero cantar es dificilísimo; y (en Japón) hay muy pocos artistas que canten y menos que canten bien”.
Esa visión no es en absoluto contraria a su amor por la pureza del flamenco, que ella también cree que es cuestión “de sangre”, por lo que desea que los artistas flamencos sigan haciendo su arte de la manera más pura posible para seguir teniéndolos como “referencia”.
Su cantaora preferida es Marina Heredia, y de las antiguas La Niña de los Peines y La Perla de Cádiz, de la que dice que es la mejor “para aprender”.
Flamenco y tortilla de patatas
“Yo no soy gitana ni española, pero también puedo hacer flamenco porque el flamenco es como la tortilla de patatas, que es totalmente española y tiene dos ingredientes imprescindibles, el huevo y las patatas, pero luego se puede hacer con cebolla o sin ella, y sigue siendo tortilla de patatas, y también se le puede poner bacalao o chorizo, y yo puedo echarle un poquito de salsa de soja, que se la echo realmente en la cocina”, ha ejemplificado con humor.
Todas esas posibilidades hacen también del flamenco “un arte maravilloso”, en opinión de esta cantaora de 46 años que empezó a bailar flamenco cuando tenía 18.
Dejó la danza por un problema médico y se centró en el cante con una pasión que la llevó a establecerse definitivamente en España en 2008, tras una estancia de un año en Málaga, ocho años antes.
A la cuestión de si el idioma japonés pasa la prueba del compás y de si todos los palos flamencos son susceptibles de ser interpretados en japonés, Norico Martín no ha dudado en contestar afirmativamente, con un par de salvedades:
“Hay que elegir muy bien las letras” y se trata de un idioma al que le van mejor los palos con ritmo que los palos lentos. Y hay que intérpretarlos como hace ella, “con mucho respeto”.
