Fernando Aroca I Sevilla, (EFE).- Francisco Claro, José Delgado, Agustín Fernández, Antonio García, Alfonso Gómez… son solo cinco de los casi 1.800 nombres rescatados del olvido, junto a sus cuerpos, en la fosa de Pico Reja del cementerio sevillano de San Fernando, que ha cerrado un ciclo tras más de tres años de trabajos.
En este periodo se han logrado exhumar los restos de 1.786 represaliados por las tropas franquistas. Hoy, empiezan a cerrarse las heridas de sus familias tras ocho décadas de sufrimiento.
La tierra de la fosa saca a la luz historias como las de Josefina (o ‘Pepita’, como prefiere que se la llame) y Carmen, hijas de Rafael Amado Peña, concejal del Ayuntamiento de Sevilla por Unión Republicana.
Ambas han relatado cómo su padre, que también era panadero, fue sacado a la fuerza de su domicilio del barrio de San Julián en plena madrugada. Nunca supieron más de él y en su partida de defunción no se menciona la causa de su muerte, según han explicado a EFE.
Miembros del Partido Comunista
A este testimonio se suman otros como el de Ángel Rodríguez, que ha narrado cómo a su padre, el sindicalista Miguel Rodríguez, se lo llevaron los falangistas mientras se afeitaba en casa. Lo asesinan a los 28 años, su mujer quedó viuda con 26 aunque al principio pensó que su pareja había logrado fugarse a Francia o Argentina.

Con menos edad aún se llevaron a Ramón y Antonio Sánchez. Sus sobrinos, Ana y Ramón, explican que eran trabajadores, miembros del Partido Comunista y que vivían en el Cerro del Águila, cerca del Tamarguillo.
A Ramón lo asesinan en el Parque María Luisa el 22 de julio de 1936, cuatro días después del golpe de Estado, y su cuerpo permanece allí un tiempo como “escarmiento” hasta que lo llevan , junto a tantos otros, a Pico Reja.
A su hermano Antonio también se le detiene unos meses más tarde, en diciembre de 1936, y termina fusilado en las tapias del camposanto hispalense el 14 de abril de 1937, el mismo día en que seis años antes se proclama la Segunda República. Su mujer, que estaba embarazada, dio a luz ocho días antes de que su pareja muera.
Con sendas fotografías de sus antepasados, Ana y Ramón han reivindicado “lo importante” de este día por el que han estado “luchando mucho” durante años con el objetivo de dignificar los nombres de sus familiares y dar a conocer sus historias.
Los restos de Blas Infante en Pico Reja
Y, ello, a pesar de que son algunos de los que aún no han encontrado resultados positivos en las pruebas de ADN, que se comparan con las más de 400 que se han obtenido de los huesos hallados en un proceso que se está demorando debido al deteriorado estado en el que se encuentran la mayor parte de los restos.

Entre los restos ya se confirmó hace unos meses la presencia de integrantes de la columna minera de Riotinto, enviada desde Huelva a Sevilla el 18 de julio de 1936 para detener el alzamiento militar y cuyos efectivos fueron víctimas de una emboscada en Camas (Sevilla) a manos del comandante de la Guardia Civil Gregorio Haro Lumbreras y los hombres bajo su mando.
También podrían encontrarse en Pico Reja los restos de Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza y fusilado en agosto de 1936.
En Sevilla, la primera ciudad peninsular conquistada durante la guerra, se cierra hoy una gran herida que llevaba abierta más de ochenta años. Los trabajos continuarán a partir de ahora en la fosa de Monumento, situada a escasos metros de Pico Reja. Un punto y seguido para esclarecer este oscuro enterramiento colectivo y dignificar a los represaliados. EFE