Santa Teresa de Calcuta, el rey Felipe, Richard Nixon o Antonio Machín tienen una conexión desconocida para muchos en el Museo del Rosario de Aroche (Huelva), al que, en algún momento, donaron un ejemplar para colaborar con un espacio único en el mundo que es también punto de encuentro de religiones. EFE/ Laura Ramírez

El Museo del Rosario, de Teresa de Calcuta a Richard Nixon pasando por Machín

Laura Ramírez I Huelva, (EFE).- Santa Teresa de Calcuta, el rey Felipe, Richard Nixon o Antonio Machín tienen una conexión menos conocida para muchos en el Museo del Rosario de Aroche (Huelva), al que, en algún momento, donaron un ejemplar para colaborar con un espacio único en el mundo que es también punto de encuentro de la religión.

Su impulsor fue, allá por los años 60, Paulino Díaz Alcaide, vecino de este pueblo de alrededor de 3.000 personas que está en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

Díaz Alcaide, que fue durante 61 años organista en la Iglesia Parroquial y devoto del rezo diario del rosario, decidió un día comenzar una colección de estos cordones, para lo cual llegó a escribir más de 5.000 cartas pidiendo una donación a personas e instituciones de la época tanto nacionales como internacionales.

Lo que estaba concebido como una colección particular surgida de una pasión, fue en aumento gracias a las respuestas a esas misivas, por lo que en 1967 decidió poner en marcha el museo con unos 1.200 rosarios y una clara vocación cristiana, explica a EFE Luisi Maestre, guía de este espacio.

Museo del Rosario de todas las religiones

El paso de los años, la muerte de su fundador y la donación del museo por parte de sus herederos al Ayuntamiento de Aroche, ha hecho que el espacio haya cambiado esa inicial vocación y se haya abierto a otras religiones que como cordón de oración también cuentan con rosarios, como la budista, la hinduista, la islámica y la ortodoxa.

La abundancia de donantes, conocidos y anónimos, y la ampliación de religiones ha permitido, señala Maestre, que a día de hoy la colección ronde ya los alrededor de 3.000 rosarios, habiendo incorporado en el último año unos 700 y recibiendo donaciones prácticamente con carácter mensual y de todo el mundo.

A ello contribuye el hecho de que el museo fuera incluido en el Libro Guinness de los Récords, lo que ha impulsado su promoción mundial.

Todos ellos pueden verse en el Convento de la Cilla. Allí, en diferentes vitrinas se exhiben los donados por esas ilustres personalidades acompañados de sus fotos y de las cartas que enviaron junto a su rosario.

La lista es extensa: Richard Nixon, los Príncipes de Mónaco, la Reina Victoria Eugenia, la Reina Fabiola, Antonio Machín, Santa Teresa de Calcuta, Don Juan de Borbón, los reyes Juan Carlos y Sofía o el actual, Felipe VI (cuando aún era Príncipe de Asturias); los humoristas Tip y Coll o el Papa Francisco y los tres anteriores, entre muchos otros.

Precisamente, los enviados por el Papa Francisco y su antecesor, Benedicto y el del torero Padilla, son tres de las más recientes.

Auténticas obras de arte

También hay espacio para los que no llegaron a mandar rosarios, como es el caso de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, aunque se enseña la carta de respuesta a la petición de donación en la que nunca incluyó el cordón.

La propia singularidad y relevancia que al museo otorgan estos personajes y la presencia de varias religiones aumenta si se ven los materiales de los rosarios expuestos, casi de “cualquiera que imagines”, precisa la guía, qe se refiere a algunos como madera, hilo, semillas, espinas de pescado, huesos de pollo o de pez espada, resinas o cerámica.

Una extensa lista que permite dar forma a estos cordones desde la mayor simpleza a la más absoluta complejidad, con detalles muy cuidados que los elevan a la categoría de auténticas obras de arte.

Abierto a tantas donaciones como quieran llegar, este museo, incluido en el Libro Guinness de los Récords desde 1967, espera al visitante para revelarse como lo que es, un espacio único en el mundo, que supone uno de los principales reclamos del patrimonio cultural de Aroche. EFE