Imagen de archivo de personal de una funeraria prepara un féretro en una morgue. EFE/Nathalia Aguilar

Lola Aparicio, médica: “Hay que rendirse a la muerte cuando llega la hora”

María Pérez I Málaga, (EFE).- La doctora en Medicina Lola Aparicio, experta en el proceso que experimentan los humanos al fallecer, afirma que hay que “rendirse” a la muerte cuando llega la hora y no “oponer resistencia” para “evitar sufrir” durante el tránsito.

En una entrevista con EFE, Aparicio destaca que las personas desconocen las fases que atraviesa la mente en los momentos previos a trascender “al otro lado” y, en ocasiones, se ven “entorpecidas” y “bloqueadas” al intentar “frenarlas” cuando, una vez que se inician, es “inevitable” que sucedan.

En su primer libro, “El final es el principio” (Ediciones Luciérnaga), desarrolla, a través de más de 40 casos reales, el estado de trance y sus etapas con el objetivo de dejar de considerar la muerte como algo “tabú” o la “gran enemiga” y servir de ayuda para aquellos que acompañen a alguien durante sus últimos momentos.

“Lo único seguro es que nacemos y morimos”, sostiene contundente la doctora, que defiende venerar el “momento mágico” que es el fin de la vida y experimentarlo con total conciencia y plenitud.

Paciencia y datos

Aparicio, que ejerce la medicina desde el año 1986, decidió escribir este libro para “divulgar” el material, tanto propio como de otros compañeros, que ha recopilado durante sus años de profesión, ya que entre la comunidad científica “se conoce”, pero el público general no “tiene acceso” a él con facilidad.

Admite esta experta en Hipnosis Clínica y Medicina Legal y Forense que este volumen no se construye “de la noche a la mañana”, pues se requiere de paciencia para obtener casos y datos suficientes que desarrollen la “preparación interna” que el ser humano realiza en su última etapa.

“Se tarda un tiempo en prestar atención a lo que dicen, cómo se sienten o qué ven los pacientes. Empecé a abrir el oído y la mente y a preguntarme si detrás de toda esta experiencia hay algo más profundo”, confiesa la médica.

Para la autora, una de las experiencias más impactantes que se narran en las páginas del libro es la de “La Córdoba”, una mujer que ayudó a “transicionar” a su vecina cuando se encontraba al borde de la muerte.

Aparicio relata como un día la hija de la enferma oyó a su madre hablar “sola” en la habitación y al entrar percibió que no era la única persona allí, “La Córdoba” estaba también. La hija le preguntó: “Mamá, ¿estás hablando con la vecina?”. A lo que su madre le respondió: “¿Tú también la ves?”.

Cuatro fases en el proceso de muerte

Según la doctora, casos como este son especiales porque se crean “testigos”, individuos sanos que no están condicionados al desarrollo psíquico que experimenta alguien que va a fallecer y, además, se demuestra que los dolientes son conscientes en ambos “planos” simultáneamente.

“Durante el proceso de morir, la conciencia del cuerpo se traspasa de este plano a otro y esto se identifica porque los pacientes empiezan a sentir, decir o ver cosas distintas a cuando no se encontraban en tránsito”, comenta.

El proceso de muerte, apunta la doctora, consta de cuatro fases: la de los avisos, las llamadas, las visitas y la despedida. Todas pueden darse por sí solas o ir apareciendo conforme va avanzando el tránsito. Además, se manifiestan a través de intuiciones, sueños, llamadas a seres fallecidos o apariciones.

“Ese otro plano es desde donde venimos cuando llegamos al mundo, y a ese plano regresamos cuando nos vamos. Es el lugar que describen los que han tenido una experiencia cercana a la muerte (ECM)”, explica Aparicio.

Para quien se pregunte qué ocurre con las muertes súbitas o inesperadas, la doctora responde que, al igual que en las ECM, se da “un tránsito comprimido”.

Nada que preparar ante la muerte

“También pasan por las fases, aunque de forma apretada, suelen tener una revisión de vida o encontrarse con personas fallecidas que, en ocasiones, son las que les indican que aún no es su hora y deben volver”.

Según la doctora, muchas de las personas que han regresado de una de estas experiencias arrastra consigo alguna habilidad psíquica que se consigue al pasar por el otro plano.

“No vuelven igual, le pierden el miedo a la muerte, obtienen dones, precogniciones e, incluso, telepatía. Pueden llegar a ver las auras de la gente que se encuentre a su alrededor”, sostiene la experta, que en su faceta de comunicadora ha participado en programas como “Mira la vida” o “Cuarto Milenio”.

Concluye Aparicio que no hay nada que te “prepare” ante la muerte. “Existe un momento en el que no hay marcha atrás, llega y sólo queda dejarse fluir y confiar”. EFE