Irene Martín Morales I Málaga, (EFE).- El espacio virtual colectivo del metaverso atrae cada vez a más expertas del sector tecnológico que se interesan por él y abren perspectivas en el ámbito de la educación y la ingeniería para proporcionar un acceso a este mundo digital “más sencillo y visual” y estrechar lazos entre humanos y tecnología.
La innovación avanza “de forma diferente” y más rápidamente en unas áreas que en otras. Destaca en una entrevista con EFE la fundadora de Th3 Third Door, Mónica Arés. Que busca desde su empresa emergente aplicar técnicas interactivas en las aulas. Y así “desbloquear problemas del sistema educativo tradicional”.
Se trata de una herramienta capaz de acercar al ser humano a “una experiencia en primera persona”, en este caso virtual. Que permite interactuar con cualquier parte del mundo. Y que se presenta como una “oportunidad” para trasladar contenido a los alumnos. Y fomentar la “curiosidad, creatividad y conexión” con el entorno y con otros compañeros.
El metaverso para facilitar el aprendizaje
“Esto permitirá a hacer cosas imposibles, peligrosas o demasiado caras” en el mundo real, como puede ser “ir a la Luna. Encogerse e introducirse en el cuerpo humano para ver cómo es o nadar y aprender sobre ecosistemas en el océano”.
Además, permite “verse en otro cuerpo, con otra edad, raza o género”. Y revivir el momento o experimentar otro tipo de vida diferente que lleva a conectar con la experiencia y con el ser humano digital.
El metaverso, aún en desarrollo, explica Arés, podría facilitar el aprendizaje de estudiantes con dificultades. Trastornos de déficit de atención e hiperactividad o dislexia, con un medio adaptado y personalizado “a tiempo real”. Que parte de la monitorización de su actividad cognitiva, de su forma de aprender o de su estado emocional.
Si, por ejemplo, un alumno se siente “abrumado”, el sistema reaccionaría con “reducción de ruido y de colores”. En un entorno más acorde a sus sensaciones, añade.
Con menos de un año de funcionamiento de su empresa, Arés remarca el “éxito” de programas pilotos realizados en clases con esta tecnología, pero insiste en el persistente “desafío” que supone introducir contenidos útiles que puedan cubrir el amplio abanico educativo para escuelas, institutos y universidades.
Crear conexiones
El mundo virtual también cubre la mirada de la ingeniería que plantea la fundadora y presidenta de la compañía Inmersionary Enterprises, Elizabeth Baron. Dedicada a adaptar a otras empresas de su sector a “un pequeño metaverso”.
Su trabajo, según explica a EFE, consiste en “crear conexiones” que “convergen” en diseño y producción en una réplica, conocida como “gemelo digital”. Que reproduce visualmente productos, componentes y funciones, y reúne toda la información necesaria para desarrollarlos o presentarlos a clientes.
“No hay un metaverso completo ahora mismo”, pero los “gemelos digitales” representan “parte de él” en un mundo que unirá “lo que trabajamos y pensamos”, de forma que “no tengamos que mirar hojas de cálculo y analizar datos” porque estarán presentes en un formato “más entendible” para tomar decisiones basadas en la intuición.
Sin miedo a las ciencias
Las personas son la “clave” y ellas mismas, las áreas de las que vienen y su punto de vista “son lo más interesante” de la experiencia, ya que en “compartir y colaborar” es donde sucede “la magia”, apunta.
Tanto Baron como Arés, que han participado como ponentes del congreso internacional Digital Enterprise Show (DES), recientemente celebrado en Málaga, animan a que aquellas jóvenes que quieran estudiar ciencias a que “den el salto” y lo hagan sin miedos, desde sus intereses y con la meta de solucionar problemas aún sin resolver a partir de la combinación de tecnologías con el propio ser humano.
“Pienso en la oportunidad de incluir a todos, de que nadie se quede atrás y de que haya una representación equitativa en el sector que valore a todos”, recalca la emprendedora de Th3 Third Door, que recuerda aún el escaso conocimiento sobre el metaverso y su futuro en un camino en el que se están dando “pequeños pasos” que “beneficiarán a generaciones”. EFE