Fermín Cabanillas | Sevilla (EFE).- Una parada de autobús que baja veinte grados la temperatura ambiente en verano. Es el “milagro” que han creado investigadores del grupo ‘Termotecnia’ de la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Sevilla, cuyo prototipo está listo y podrá ser usada en varias zonas de la ciudad desde 2024.
La idea se ha concebido como un refugio climático, y ejercería su función de enfriamiento durante las horas más calurosas del tórrido verano sevillano. El profesor del Departamento de Ingeniería Energética de la Hispalense, José Sánchez, ha sacado adelante junto a Mari Paz Montero este trabajo que es todo un ingenio técnico.
Doblegar el calor en verano
Es un prodigio de la ciencia que funciona mediante radiación térmica, una forma de transferencia de calor o frío que ocurre cuando un objeto emite ondas electromagnéticas debido a su temperatura. José Sánchez, que recuerda que no tiene que ver con un aire acondicionado, “que se limita a producir aire frío, sino que la parada emite frescor, como los frigoríficos”. Este experto define lo que pasa en verano en Sevilla como “una situación hostil” que reduce considerablemente la vida en la calle. De este modo que haya que buscar “un catálogo de soluciones que puedan aparecer o replicarse en ese tipo de espacios que aparecen en las ciudades”. Es lo que llama “un tratamiento intensivo de esos espacios”.
Para conseguir doblegar al calor mientras se espera al autobús, se ha creado esta marquesina compuesta por un tanque subterráneo donde se almacena agua depurada. Está conectado a la propia estructura mediante tubos que recorren su interior y hasta el techo, que es donde hay instalados sensores y placas.
De momento, aclara, solo está pensada para producir ambientes frescos en verano. Aunque “podría ponerse en modo frío porque producimos muchísima electricidad. De ese modo es muy fácil acoplar un sistema convencional de calentamiento de agua”. Entonces esa electricidad calienta el agua del depósito, con lo que es compatible con “el hecho de que cuando hay sol, hay electricidad y no se requiere que esto esté calentando”. Pero cuando desaparece el sol, el agua está caliente y podemos utilizarla para calentar”.
Sistema autosuficiente
Con todo, posee un sistema de autosuficiencia que produce electricidad y agua fría, además de una serie de sensores que perciben la temperatura exterior, la presencia humana y el clima del entorno. De este modo ‘toma decisiones’ de forma autónoma, por lo que detendría su funcionamiento en caso de que bajaran las temperaturas. Todo gracias a que, por la noche, el agua del tanque asciende hacia las placas solares, se enfría y retorna al tanque subterráneo.
Además, no está siempre funcionando sino cuando la parada detecta la presencia de una o varias personas. Entonces activa su sistema de enfriamiento y el agua recorre el interior de la estructura. Después expulsa el frío por el metal de la marquesina mediante unos poros muy pequeños, del tamaño aproximado de un garbanzo.
Durante el día, los paneles fotovoltaicos acumulan la energía que impulsa el agua y el enfriamiento tiene una duración de 10 a 20 minutos. Este es el periodo máximo que un usuario suele esperar el autobús, un refugio climático que si se llega a él con 42 grados centígrados, la sensación térmica sería de 23. EFE