Fray Juan, encargado del Museo del Convento del Santo Ángel de Sevilla.EFE/ Raúl Caro.

La nueva vida de las joyas bibliográficas del Convento del Santo Ángel de Sevilla

Alfredo Valenzuela I Sevilla, (EFE).- Fundado por San Juan de la Cruz en 1587, el Convento del Santo Ángel de Sevilla, pese a haber sufrido en un mismo siglo el saqueo francés y la desamortización, atesora una colección de 5.000 piezas artísticas, de las que 3.000 son joyas bibliográficas, las más antiguas de las cuales están siendo restauradas gracias a la taquilla de su propio museo.

El Museo del Santo Ángel, que abrió sus puertas al público en 2016, se encuentra en una de las calles más transitadas del centro comercial de Sevilla, de modo que rodeado de tiendas que ofrecen la última moda conserva casi 200 esculturas barrocas, un Rubens, dos cuadros de Luis de Morales, otro de Luca Giordano y otro de Mattia Preti, discípulo de Caravaggio.

Esas obras, junto a su colección de pintura flamenca y de Italia, convierten a este museo casi secreto, con sus 97 pinturas, en la tercera pinacoteca de la ciudad tras el Bellas Artes y la Catedral, según ha dicho a EFE Fray Juan, uno de los ocho miembros de la comunidad carmelita y doctor en Bellas Artes con una tesis sobre iconografía barroca que dirigió Enrique Valdivieso.

En sus casi ocho años de vida, el museo ha recibido una media de 20.000 visitas anuales, y con esa recaudación ha restaurado cinco de los volúmenes más valiosos de su colección, entre los que se encuentra casi cien libros que pertenecieron a la biblioteca del Conde-Duque de Olivares.

Expurgos de la Inquisición

La biblioteca está integrada por libros desde 1502 -el volumen que reúne las obras de San Bernardo es el ejemplar más antiguo- hasta 1890, con obras tan curiosas como un breviario de misa impreso en Amberes en 1697 con grabados de los talleres de Rubens, con cubiertas de madera y piel, y una ‘Biblia de París’ de 1560 con dos anotaciones a mano correspondientes a sendos expurgos de la Inquisición.

Convento del Santo Ángel
Fray Juan, encargado del Museo del Convento del Santo Ángel de Sevilla.EFE/ Raúl Caro.

Los primeros ejemplares son una ‘Biblia de Venecia’ de 1720, un ‘Teatro de los Dioses’ de 1738 que es un compendio de las divinidades del mundo clásico, los “Comentarios al Cantar de los Cantares”, de Gaspar Sánchez, de 1616, y el “Libro de Anatomía” de Giovanni Valverde de Amusco, de 1560, la principal joya bibliográfica del Conde-Duque.

Esta última obra es la primera anatomía completa de la historia, de la que existen solo cinco ejemplares. Y cuando la Biblioteca Nacional de España celebró la exposición de sus “Cien joyas”, su ejemplar se selecciona. Junto a dos manuscritos de Leonardo da Vinci y el “Libro de Horas” de la Reina Isabel la Católica.

Este último año el Museo del Convento de Santo Ángel se ha ampliado y, de sus cuatro salas iniciales ha pasado a diez, entre ellas una dedicada a textiles, en su mayoría prendas empleadas en la liturgia, con un total de 260 piezas, y otra a obras de orfebrería en oro y plata, un auténtico tesoro que cuenta con un cáliz de oro y esmeraldas colombianas labrado en el siglo XVII y que tiene el sobrenombre de “El Cogollito”.

Antes donado al Convento de Santo Ángel que vendido

Estos sobrenombres o “motes”, como dice Fray Juan, se deben a que aunque forman parte de un museo vivo, ya que son piezas en uso que, por su propio uso continuado a través de los siglos, recibieron esos apelativos cariñosos por parte de los frailes, una costumbre que se extendió a la que tal vez sea su colección más curiosa, la de figuras del Niño Jesús.

“El Manolito”, “El Dormilón”, “El Cortesano” son los nombres de estas figuras del Niño Jesús que conforman una colección que originariamente contaba con 35 y que en la actualidad suma 80, en su práctica totalidad procedentes de donaciones de particulares, ya que, según Fray Juan, existe un “efecto llamada” y muchos propietarios prefieren donarlas a una colección de este tipo antes de que sus herederos las vendan.

Muchas de estas figuras cuentan con hasta veinte vestidos y el museo tiene seis camareras que los cambian -el miércoles de ceniza todos visten de morado para la Cuaresma-, de modo que la colección cuenta con 600 vestidos del siglo XVIII, así como numeroso calzado, sandalias y zapatos, algunos labrados en plata.

De estas figuras, la más valiosa es un Niño Jesús de 1565. Un regalo por Felipe II a los Duques del Infantado, que lleva en el pecho una reliquia de la Cruz, una de las 700 reliquias del Convento de Santo Ángel.

Esas reliquias hacen de este museo un cúmulo de sorpresas, ya que algunas comparten vitrinas con un manuscrito de Santa Teresa, una Biblia sefardí que perteneció al Conde-Duque, esculturas de Pedro Roldán y fotografías dedicadas de Dalí, Picasso y Buñuel, quienes alguna vez colaboraron con la revista “Miriam”, publicación de los carmelitas dedicada a la Virgen María. EFE