Tractores y camiones de los agricultores y ganaderos malagueños bloquean los accesos al Puerto de Málaga para protestar por la crisis del campo andaluz. EFE/Daniel Pérez

“¡Qué futuro vamos a dejar!”, lamento desesperado de la mujer del campo

Salvador Ruiz I Málaga, (EFE).- “¡Qué futuro le vamos a dejar! El futuro está como la bandera, negro”, es el lamento desesperado que, pensando en su hija de 10 años, lanza Rosa, empresaria agrícola de Teba (Málaga) que, tras dejar a la peque en el cole, hizo el viaje de 70 kilómetros hasta Málaga para protestar por la situación del campo andaluz.

Su marido, José Antonio, es de los que arrancó el tractor sobre las 21:30 horas de este lunes para ir a bloquear los accesos al Puerto de la capital de Málaga, y que, tras pasar la noche “en lo alto” del vehículo agrícola sin dormir y camino de hacer 24 horas desde que partió, muestra signos de cansancio físico: “En el tractor no se duerme bien”.

Rosa, que se incorpora por la mañana a la movilización, se inquieta e indigna al ver el tránsito interno de camiones por los muelles 1 y 2 del Puerto y quiere hacer algo para impedirlo, parece que el bloqueo pudo dejar algún flanco sin cubrir por la zona de la Farola y se siente tentada a avanzar hacia el lugar.

El pueblo de esta pareja es uno de los que han visto salir a sus agricultores y ganaderos a luchar, también los de Almargen, Ardales, Pizarra, Álora y núcleos de población como el de Zalea, en el norte de Málaga y en el Valle del Guadalhorce, hasta el punto de que llegan a la capital casi cien tractores.

Cereales, olivar y almendros son los cultivos de José Antonio y Rosa, que también tuvieron ganado tiempo atrás.

Imposible competir

Ella, que acude a las tareas del campo cada vez que es preciso, destaca a EFE de la situación del colectivo las exigencias de Europa respecto al manejo de productos fitonisanitarios que considera excesivas y la entrada de productos agrícolas que llegan de Marruecos a precios con los que “es imposible competir”.

Habrá que ver qué le parece el anuncio de Bruselas de retirar la propuesta para una nueva ley de uso sostenible de pesticidas y la promesa de involucrar más a los agricultores en el próximo borrador. Lo ha dado a conocer este martes otra mujer, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

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“¡Qué futuro vamos a dejar!”, lamento desesperado de la mujer del campo andaluz. Agricultores montados en sus tractores llegan a Córdoba para exigir mejoras en la situación del campo andaluz. EFE/Salas

La ley, que planteaba objetivos vinculantes a nivel nacional y de la Unión Europea para reducir en un 50 % el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos, así como el uso de los plaguicidas más peligrosos para 2030, había enfrentado el rechazo del “lobby” agroalimentario europeo por temores sobre su impacto en la seguridad alimentaria.

Rosa se queja del gasto que soportan y del aumento de precios que experimentan los productos que en la transacción desde el campo al supermercado, con porcentajes de tres dígitos en verduras o legumbres: “una diferencia abismal entre lo que se paga en origen y el precio de venta en el mercado, lo que paga el consumidor”.

Quejas a Europa

Ante esa elevada diferencia de precio, propone regulación, “un mediador”, porque “no se puede trabajar a pérdidas” y cree que lo primero es una norma, ya que afirma que los agricultores españoles se ajustan a la ley, mientras que de los de Marruecos advierte que deberían cumplir con Europa.

José Antonio trabaja en el campo desde los 16 años, tiene 58, ambos se encuentran con un vecino del pueblo, otro José Antonio, éste ganadero y agricultor. Se queja de “que la Unión Europea actúe en contra de sus ganaderos y agricultores y permite la entrada masiva de productos de consumo sin garantías para la salud”.

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“¡Qué futuro vamos a dejar!”, lamento desesperado de la mujer del campo andaluz. Agricultores y ganaderos granadinos han colapsado la Circunvalación de Granada. EFE/Miguel Ángel Molina

Lamenta la “burocracia insoportable, solo pegas”, ve “un desequilibrio enorme” para competir con productos que llegan de fuera y afirma a EFE que con la Ley de Bienestar Animal van “a reventar”.

Añade que Marruecos tiene una cosecha más temprana por el clima y les “come la ‘tostá'” y advierte sobre la dificultad del relevo generacional con este panorama en un sector para el “si se planifica su muerte concienzudamente, al final se muere”.

“Una semana entera”

“Si tu Gobierno no te defiende, no te protege, es doblemente doloroso”, destaca a la vez que incide en el apoyo ciudadano recibido ante sus movilizaciones: le ofrecen comida y bebida, aunque ellos llevan sus “capachas” (espuerta de mimbre con fruta u otra comida) y “la neverita”.

Dice que ese apoyo es porque el ciudadano también es víctima y “con las cosas de comer no se juega”. Pasan las horas y Rosa y José Antonio siguen por el puerto sin saber qué será del futuro, ella piensa que la protesta debería durar “la semana entera”. EFE