Imagen de 1895 del fotógrafo Beauchy de la cuadrilla de mujeres toreras catalanas "Las Noyas" (las muchachas), quienes cosecharon un gran éxito a finales del XIX y principios del XX en España, América y Filipinas. EFE/Raúl Caro

Cuando las mujeres toreras eran catalanas

Alfredo Valenzuela |

Sevilla (EFE).- La cuadrilla de mujeres toreras catalanas ‘Las Noyas’ (las muchachas) triunfó en plazas de España, América y Filipinas a finales del XIX y principios del XX, según el rescate histórico de este grupo de toreras efectuado en un estudio dedicado al torero Chicuelo, publicado por la Universidad de Sevilla y la Maestranza de Sevilla.

“Chicuelo. El arte de inventar” es el título de este volumen de casi medio millar de páginas con numerosas ilustraciones de época, como la imagen tomada por el fotógrafo Beauchy en 1895 en Sevilla que muestra a la cuadrilla de ‘Las Noyas’, siete mujeres toreras.

El editor y erudito Diego Carrasco, coordinador de este homenaje a Chicuelo, ha dicho a EFE que ‘Las Noyas’ tuvieron tanto éxito que eran “perseguidas por los empresarios” taurinos, de modo que en 1895 protagonizaron 45 corridas; en 1896 torearon en 50; y en 1899 en 68, en tres continentes, ya que su fama se extendió por América y Filipinas.

“Fueron mujeres que pertenecieron a una época en la que se aceptaba el toreo femenino. Y sin duda fueron muy valientes no sólo por torear sino por afrontar todo aquello”, ha señalado Carrasco. Alude a la resistencia social que enfrentaron, sobre todo por parte de la crítica taurina. Esta las menospreció de manera sistemática, y al desdén de buena parte del público.

A la enfermería

A medida que aumentaba la popularidad de ‘Las Noyas’, ha señalado Carrasco, crecieron las exigencias de un público. Demandaba que se enfrentaran a animales bravos y grandes. Por tanto se incrementaron los percances y cogidas entre las toreras.

El periodo de estudio de Diego Carrasco es 1902, año de nacimiento de Manuel Jiménez “Chicuelo”, en el que ‘Las Noyas’ se enfrentaron en Sevilla a novillos de dos y tres años de Pablo Benjumea. Si bien la cuadrilla ya había toreado en Sevilla en 1895, cuando las fotografió Beauchy mientras las siete posaban ataviadas de toreras. Estaban con las amplias monteras de la época y el instrumental de matadoras.

Las maestras de la cuadrilla eran Dolores Pretel ‘Lolita’, que no actuó aquel año en Sevilla. Y Ángela Pagés ‘Angelita’, que antes de ser matadora fue banderillera. Actuó en Sevilla junto a Isabel Guerro ‘Joseíta’, Manuela Gonzalvo ‘Manolita’, y las banderilleras María Pagés y Luisa Comas, entre otras.

mujeres toreras
El editor y erudito sevillano Diego Carrasco, durante una entrevista con EFE habla del libro homenaje dedicado al torero Chicuelo, en el que incluye un rescate histórico a la cuadrilla de mujeres toreras catalanas “Las Noyas” (las muchachas). EFE/Raúl Caro

Revista ‘Sol y Sombra’

Aquel año el comentarista taurino Olmedo, que era contrario a estas actuaciones femeninas, dejó constancia en la revista “Sol y sombra” de que el espectáculo no fue muy lucido. Los toros, aunque grandes, fueron mansos y además resultó herida ‘Manolita’, que tuvo que ser atendida en la enfermería.

“La página de la crónica estaba ilustrada con una foto en la que se muestra a la torera postrada en cama rodeada de los médicos y de varios amigos”, según escribe Carrasco en su capítulo sobre Chicuelo Para añadir que Olmedo concluyó su crónica con una petición al ministro de Gobernación para que prohibiera los espectáculos taurinos “femeniles”.

Sucesivas prohibiciones históricas

Según escribió el cronista Olmedo en 1902, aquellos espectáculos femeninos conducían al toreo al “rebajamiento más repugnante”. Y, según Carrasco, quejas similares fueron atendidas en 1908, durante el mandato de Antonio Maura. Entonces el ministro de Gobernación Juan de la Cierva prohibió a las mujeres participar en corridas con una Real Orden.

Aquella prohibición se mantuvo durante 26 años hasta que, durante la República, se derogó en 1934. Mientras que al término de la Guerra Civil, en 1940, se volvió a prohibir el toreo femenino a pie, pero se permitió a caballo. Esa norma se derogó definitivamente en 1978.

Primer antecedente

El primer antecedente documentado de una mujer activa en un festejo taurino, según Carrasco, es una comunicación del Consejo de Castilla de 1654. Certifica que una labradora fue pagada por alancear un toro. Y José Daza, célebre picador y tratadista del siglo XVIII, en su obra “Precisos manejos…” da noticia de “varias señoras y otras particulares mujeres que han toreado con aplauso”, sin distinción de clase social.

En el XVIII y el XIX no fue inusual el toreo femenino. En 1811, el torero Curro Guillén, la única víctima mortal de la plaza de Ronda (Málaga), apoyó a la rejoneadora asturiana Teresa Alonso para que pudiera intervenir en una corrida presidida por José Bonaparte en Madrid. Y la primera cuadrilla femenina se creó en 1838. Fueron célebres Teresa Bolsi, retratada por Gustave Doré, y Dolores Sánchez “La Fragosa”, que vestía como hombre y llevaba una cuadrilla de varones.

La cuestión de la actual ausencia de mujeres toreras la zanja Carrasco con un tono de cierta autoridad. “Si no hay mujeres toreras de relieve en la actualidad, no hay que dejar de lado que un torero es, en realidad, un hombre vestido de mujer”. EFE