Varias guitarras del compositor y guitarrista Manolo Sanlúcar expuestas en el recién inaugurado museo que le ha dedicado su ciudad, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). EFE/Román Ríos.

Un museo explora la trayectoria y el espíritu del guitarrista Manolo Sanlúcar

Isabel Laguna | Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) (EFE) – El legado del célebre guitarrista y compositor Manolo Sanlúcar, fallecido hace casi dos años, tiene ya una casa en su ciudad natal, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un museo que abre ahora sus puertas para mostrar la trayectoria y el espíritu de un maestro que se convirtió en un monje del flamenco.

Meses antes de morir, después de dedicar 70 de sus 78 años en cuerpo y alma a la guitarra flamenca, Manolo Sanlúcar llamó por teléfono a su amigo José Martínez Talavera para pedirle su colaboración para crear un museo en el que su legado perviviera.
Salvaguardar el futuro del flamenco.

Para José Martínez Talavera, presidente y consejero delegado de la empresa catalana Aura Seguros, la creación de este museo era un paso más en su alianza con Manolo Sanlúcar para salvaguardar el futuro de la guitarra flamenca, a través de la persona que, posiblemente, más ha trabajado por estudiar sus esencias, desentrañar los misterios del toque, y con él, los del flamenco, y que más discípulos ha dejado.

Admiración por el flamenco

“Aunque mi profesión no tiene nada que ver directamente con el mundo del arte, ni del flamenco, desde siempre he sentido algo especial por la guitarra flamenca y una admiración especial por las figuras que en estos últimos tiempos han representado a este instrumento; Paco de Lucía, Serranito o, evidentemente, Manolo Sanlúcar”, cuenta a EFE José Martínez Talavera.

museo Manolo Sanlúcar
Varias guitarras del compositor y guitarrista Manolo Sanlúcar expuestas en el recién inaugurado museo que le ha dedicado su ciudad, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). EFE/Román Ríos.

“Hace aproximadamente diez años quise conocer al maestro coincidiendo con la apertura de una delegación de la empresa que dirijo en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, hice varias gestiones y conseguí por fin que me recibiera. Desde aquel momento se inició una amistad”, recuerda.

Esa amistad, cuenta, le llevó a embarcarse “en un proyecto de una magnitud impresionante que iniciamos juntos” y que ahora continúa sin el protagonista, fallecido en agosto de 2022, pero que “se llevará a cabo en su memoria”.

Un árbol con tres ramas

El proyecto se inició con la constitución en 2018 de la Fundación Manolo Sanlúcar Aura Seguros, “el tronco de un árbol” que tiene como misión conservar y difundir el flamenco, y del que ha brotado “tres ramas principales”.

Una de ellas es el Festival Flamenc-ON que desde hace seis años se celebra en Santa Coloma de Grammanet.

La segunda es la que este miércoles se presenta, y que ha sido bautizada como “Palacio del Pueblo Andaluz Manolo Sanlúcar”, un museo que “pretende ser mucho más que un centro donde expongamos su cuadros, premios y galardones o sus guitarras y creaciones artístico-musicales o académicas. Pretendemos que se convierta en un centro desde donde difundir el flamenco, la cultura andaluza y, sobre todo, su figura y su obra”.

El guitarrista llegó a ver con vida el recinto reformado que acogería su “sueño”, y que también es la sede de su fundación, un “Palacio del Pueblo Andaluz” en un edificio de principios de siglo del arquitecto Aníbal González, diseñador de la Plaza de España de Sevilla y máximo representante del modernismo andaluz.

El palacio fue casa de vacaciones de un acaudalado hombre del norte y ha sido también una discoteca. La Fundación “a pulmón” y “con una inversión importante”, según fuentes de la entidad, ha rehabilitado el edificio para hacer realidad el sueño de Manolo Sanlúcar.

Y ha querido que además sea un puente entre Andalucía y Cataluña, con un simbólico “guiño” a la admiración que su arquitecto sentía por Gaudí. Para ello en su puerta están integradas varias piezas auténticas del arquitecto catalán.

El legado de un genio poliédrico

En su interior, el museo muestra a Manolo Sanlúcar como un genio poliédrico, que, además de guitarrista, fue investigador, poeta, filósofo…

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Dos cuadros con la imagen del compositor y guitarrista Manolo Sanlúcar expuestos en el recién inaugurado museo que le ha dedicado su ciudad, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). EFE/Román Ríos.

El catedrático Juan Manuel Suárez Japón, exconsejero de Cultura del Gobierno andaluz (1990-1994), amigo íntimo de Manolo Sánlúcar y vicepresidente de su fundación, se ha embarcado también en la puesta en valor de manuscritos. Alguna partitura, como la célebre “Medea” que hizo por encargo del Ballet Nacional de España en los 80. Fotos o dedicatorias de sus muchos discípulos, a los que acogía durante meses o años en su casa. Un réplica de su despacho, su biblioteca y sus cuadros, los que él pintó y los que coleccionó. Todos forman parte del legado que muestra este museo.

Como no podía ser menos su colección de 22 guitarras, incluida una que le robó un alumno americano. Y que ha sido recuperada en manos de un coleccionista chino que reside en Nueva York. Un preciado instrumento ya que se fabricó en los años 70, con dos únicas piezas. Una para Manolo Sanlúcar y otra para Paco de Lucía.

Sección audiovisual

El museo cuenta con una sección inmersiva, en la que a través de audiovisuales, se muestra la figura artística y humana del creador del que es considerado por muchos el mejor disco de guitarra flamenca de la historia ‘Tauromagia’.

El museo pondrá a disposición de los investigadores una ingente documentación. Y será escenario de jornadas, debates y actos para convertirse en un espacio “vivo”.

Carmen Linares o Estrella Morente serán algunas de las personas que hoy celebrarán la apertura de este espacio.

Tras su puesta en marcha, la Fundación se dedicará a su tercera rama. La creación del Instituto Internacional de Guitarra Flamenca Manolo Sanlúcar.

Y dentro de sus misiones estará la publicación de la monumental enciclopedia audiovisual a la que Sanlúcar dedicó los últimos 15 años de su vida. En una entrevista con EFE contó que se había retirado de los escenarios para seguir una especie de “mandato divino”. Y elaborar un faro académico y científico para un arte al que definía como “una expresión prácticamente salvaje”. Y que él quería proteger, a través de su minucioso estudio, de los peligros del tiempo. EFE