José Real Álvarez (Gerena -Sevilla-, 1938) ha inaugurado una exposición que recoge diez de sus obras, y lo hace en su pueblo. EFE/Fermín Cabanillas

José Real, un pintor de 86 años que ahora cuelga sus cuadros en una exposición

Fermín Cabanillas I Gerena (Sevilla), (EFE).- José Real Álvarez (Gerena -Sevilla-, 1938) no recuerda cuándo ni por qué empezó a pintar. Simplemente dice que le recorre “un veneno” que tiene soltar, y que lleva toda la vida, que recuerde, pegado a un lienzo. A sus 86 años ha inaugurado una exposición que recoge diez de sus obras, y lo hace en su pueblo.

La historia de este pintor está llena de matices, de alguien que ama la pintura aunque su vida profesional nunca estuvo ligada con nada relacionado con la actividad cultural, porque el sueldo entraba en su cartera por ser policía nacional, mientras que en el Ejército fue paracaidista, pero siempre que podía “cogía un pincel y me ponía a pintar lo que me pasaba por la cabeza”.

Y así nació una afición que se ha convertido en toda una vía de escape para cualquier problema que pueda tener o para dar rienda suelta a lo que su imaginación fabrica cuando llega el momento de pintar, “cuando me llega la inspiración, que puede ser en cualquier momento, como le pasa a cualquier persona a la que le gusta esto”.

Un dulce tormento y nueve más

A José le gusta pintar lo que le viene a la mente sin importar cuándo, pero también interpreta obras famosas, como la Venus del Espejo, de Velázquez, sin obviar darle da un aire artístico a paisajes como los derivados de la tradición empresarial de su pueblo, basada en la producción de granito.

Llama la atención el nombre de uno de sus cuadros: “Mi dulce tormento”, y sonríe cuando explica que es una obra con la imagen de su mujer, Concha. Muestra, además, el retrato de un joven paracaidista, él mismo con poco más de 20 años, o un juego de luces naturales y artificiales que ha conseguido llevar al lienzo.

Una “Venus de Nigeria” se asoma también a los ojos del visitante a la exposición, dentro de una selección de diez cuadros que ha reunido para esta muestra. “Tengo muchos más en casa, no sé ni cuántos tengo, pero me he traído estos, unos cuantos”, y dice que en su casa ha conseguido tener un rincón no solo para pintar, sino también para guardar sus obras y tenerlas mimadas, como si fuesen parte de la familia.

Habla con tanto cariño de su pasión que ni le ha puesto precio a los cuadros, como suele ser habitual en cualquier exposición, y simplemente señala que “quien quiera alguno solo me lo tiene que decir, y nos pondremos de acuerdo en cuánto pagaría por él”.

Un rincón de cuatro metros cuadrados

La exposición de José Real Álvarez tiene muchos elementos curiosos, y entre ellos destaca su ubicación, ya que se encuentra en la que se podría considerar la galería de arte más pequeña del mundo, situada en un pequeño kiosco que estaba abandonado en la calle Miguel de Cervantes de Gerena, un lugar con solo cuatro metros cuadrados que, gracias a la idea de un empresario hostelero, Juan Caballero, ahora es un recurso cultural y turístico más para este pueblo de unos 7.000 habitantes.

La pequeña galería está situada en el centro del pueblo, y ni siquiera es necesario que esté abierta para admirar las obras que expone, ya que cuenta con una ventana que permite ver los cuadros desde la calle, con un pequeño cartel que permite conocer al detalle lo que el artista ha preparado para la ocasión.

Pendiente de que, posiblemente, el libro Guinness de los Récords pase por Gerena, Juan Caballero tiene una lista de espera casi hasta finales de año para exponer en su interior, siempre con el detalle de que no cobra nada a nadie que quiere mostrar sus obras, y solo pide que el antiguo kiosco tenga vida cultural de forma ininterrumpida.

Esa vida se la da ahora el arte de José Real, que siempre que coge un pincel lo hace con la misma ilusión que cuando era un veinteañero, al que todos sus vecinos conocen y saludan cuando le ven andando por los campos del pueblo cualquier día, y que ahora pueden admirar sus cuadros e incluso llevarse a sus casas una obra de arte salida de las manos de su vecino pintor. EFE