Luis Ortega | Córdoba (EFE).- En un mundo cada vez más condicionado por los efectos del cambio climático, el Festival Internacional de las Flores ‘Flora’, que se desarrollará hasta el próximo jueves en Córdoba, invita a la sociedad a construir un futuro bajo la mirada y la perspectiva de la botánica y el arte floral.
Durante una semana y bajo el lema ‘Futuro’, varios de los artistas florales más reconocidos del mundo crearán obras efímeras y únicas en los lugares más emblemáticos de la capital de Córdoba para expresar que ante un futuro «poco halagüeño» se puede ser «optimista» y encontrar «soluciones a través de la naturaleza y del medio ambiente», según subraya a EFE la directora general de Flora, María Van den Eynde.
De esta manera, en el Patio del Reloj de la Diputación, Gabriela Salazar (México), la ‘Musa de las flores’ expondrá un bello jardín que inundará todo el espacio barroco, mientras que en el Palacio del Viana Wagner Kreusch (Brasil) hablará «de sus orígenes» y con su instalación «río flotante» se centrará en el Amazonas.

El color de Putman Flowers
En el Museo Arqueológico, Paula Anta (España), fotógrafa que ya ganó en Córdoba el premio Pilar Citoler, creará un diálogo entre «arquitectura y naturaleza» con una obra «muy minimalista» y bastante diferente a las grandes instalaciones tan habituales de Flora, mientras que el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral será el lienzo sobre el que trabajará Putnam Flowers, «uno de los floristas más famosos del planeta», subraya Van den Eynde.
«Él es muy conocido por su manera de tratar el color y, aunque a primera vista puede parecer que sus piezas son caóticas, una vez que uno se acerca puede comprobar que hay muchísimo trabajo, con muchos trenzados y teñidos naturales», añade.
Finalmente, en el patio del Palacio de Orive se expondrá la obra del ganador del concurso Patio Talento y que ha recaído en el artista español Ikefrana, que planteará un jardín inspirado en las «teorías de Clement», un jardín cambiante en el que hay cierta regeneración, una «selva que plantea casi como un cubo y de la que aparece un haz de luz en el centro».

Una variedad de artistas de renombre internacional que en cada una de las ediciones se quedan «asombrados» de la «energía que hay alrededor del festival» que es «bastante única». «Hay una hermandad tal que todos los artistas al final terminan colaborando unos con otros de alguna manera y eso que muchos de ellos no se conocían», asegura la directora del festival.
Decenas de miles de plantas
Pero, además, a pesar de haber expuesto en las principales capitales del mundo, los artistas se van impresionados «de la riqueza que hay en Córdoba» y de «cómo es la gente de aquí», ya que los cordobeses tras siete ediciones afrontan una nueva «volcados como siempre, sintiendo que es un festival único y es suyo».
Aunque cada año el festival intenta superarse, esta octava edición es «una locura» en cuanto al «incontable» número de plantas. Y la variedad de las especies utilizadas por los artistas en sus creaciones, muchas de ellas autóctonas.
Por poner un ejemplo, Van den Eynde destaca que en la instalación de la musa de las flores «habrá más de 6.000 plantas y muchas variedades de estipa, algunas muy raras encontrar». En el Palacio de Viana habrá una estructura con tallos de bambú de seis metros que puestos en lineal llegarían hasta los cuatro kilómetros».
Y, si bien las instalaciones son el «escaparate» que coloca a Flora y a Córdoba en el mundo, el festival cuenta con un amplio programa de actividades paralelas «relacionadas con el pensamiento» y que convierten a la capital cordobesa durante unos días en un centro de ideas sobre el desarrollo de la sociedad centrada en la naturaleza a través de la botánica y el arte floral. EFE