José Luis Picón | Málaga (EFE).- «El siglo XXI no nos hará más felices, más libres ni más ricos», advierte el escritor Juan Francisco Ferré, que acaba de publicar ‘Todas las hijas de la casa de mi padre’, movido por el deseo de «recordar que algunas de las luchas de los 70 y principios de los 80 no eran equivocadas».
«Había algo que cambiar en el mundo y seguimos sin cambiarlo, es más, no hemos podido ni frenar la hemorragia de las élites, que es económica, financiera y, por supuesto, de estatus, de privilegio», afirma en una entrevista con EFE Ferré, que presenta este jueves su nueva novela en el Centro Andaluz de las Letras, en Málaga.
Su libro, editado por Anagrama, «tiene mucho de autobiográfico en un sentido general», pero está «todo pasado por un tamiz de ficción que hace que todo se recree de una forma no puramente biográfica», por lo que «la novela está en ese juego entre lo ficcional y lo autobiográfico».
La ha ambientado en su ciudad, Málaga, en «un intento de descentralizar», para «contar la Transición desde una perspectiva inédita» y «demostrar que España era entonces mucho más compleja y rica, en esos años tan frenéticos, libres y caóticos, en el buen sentido de la palabra».
«Como novelista, estoy en contra de las versiones oficiales, la que han construido el periodismo y la política, que son cómplices y han construido la misma versión de España. Así estamos ahora, en una crisis de la democracia que es de cansancio, de fatiga y de escuchar los mismos puntos de vista».

La intrahistoria de la Transición
Ha querido contar, de ese periodo entre 1976 y 1983, «la intrahistoria, cómo se vivió esa época en la que liberarse y experimentar todo tipo de realidades sexuales y sociales se puso de moda y todo el mundo estaba loco por quitarse el corsé que el franquismo nos había echado encima».
«La novela reivindica esa liberación ahora, cuando estamos amenazados por formas de control y represión, pero no nos damos cuenta de que existen. Vivimos una época muy conservadora en el fondo y la novela quiere, reinventando el pasado, actuar sobre el presente».
La joven protagonista «hereda una idea bisexual de la identidad» que está en la comedia ‘Noche de reyes’ de Shakespeare «y que también tiene que ver con el ‘Orlando’ de Woolf, un personaje que cambia de sexo a lo largo de la novela, y que asume la sexualidad como algo fluido, que puede cambiar en función del objeto de deseo».
A Ferré, tildado por la crítica como «pornógrafo» o «libertino» por su tratamiento del sexo en libros anteriores, no le «importan» estos calificativos y se lanzó a escribir esta novela, «en la que el elemento erótico se multiplicó, porque se incorporó a la vivencia de una chica que pasa de la adolescencia a la primera juventud y vive distintas experiencias con total plenitud».
Una literatura rompedora
Su escritura también la califican como rompedora, algo que, a su juicio, nace del tipo de literatura con la que se «identifica» como lector. Porque hay libros que le gustan y otros que no le interesan «en absoluto», señala Ferré. El escritor ganó el prestigioso Premio Herralde en 2012 con ‘Karnaval’.
«La narrativa más convencional no me interesa. Hoy vemos que muchos lectores quieren que les enganchen con una historia que les interese, y yo no sé qué es eso», afirma Ferré. Cree que ahora «es muy difícil ser escritor, sobre todo escritor de verdad, no de historietas, porque los lectores prefieren otro tipo de entretenimientos».
A su juicio, la literatura «no tiene por qué ser entretenida». «Puede ser divertida, excitante o estimulante. La idea del entretenimiento la hemos sobrevalorado tanto que la cultura no nos permite escapar de esa tiranía. Prefiero divertir en el sentido de excitar o estimular, provocar placer o goce».
Sobre el Premio Planeta, opina que «no es un premio a la literatura, sino a la fama. Te lo dan o no en función de cuán famoso eres o cuánto sales en la televisión o estás de moda».
«No estoy en contra, es un negocio y tienen libertad para hacer lo que les dé la gana. Pero que no traten de vendernos que eso es literatura y lo que otros hacemos, también. Lo que otros hacemos es literatura, y otros hacen otra cosa. Un amigo lo llamaba producto editorial, que habrá que ver cómo sobrevive al tiempo».
Considera que, «cada año, el 90 por ciento de lo que se publica es basura. Pero los lectores son los que han querido eso: la basura se publica porque hay lectores basura». «Allá cada cual si quiere vivir en un basurero». EFE