Fermín Cabanillas I Estepa (Sevilla), (EFE).- El Cristo de Mena de Málaga y la Esperanza Macarena y el Cristo de la Sentencia de Sevilla procesionan juntos por primera vez, en una procesión muy original, porque todo lo que se ve en esta estación de penitencia está hecho de chocolate, gracias a la original y dulce idea que han tenido en una fábrica de mantecados de Estepa (Sevilla).
Se trata de ‘La ciudad de chocolate’, que, desde hace casi 20 años, saca adelante La Estepeña, una de las empresas más representativas de las veintidós que elaboraron dulces de Navidad en este municipio sevillano, y que para estas fiestas navideñas ha querido unir “Dos sensibilidades diferentes y un único sentimiento”, como reza el lema de la dulce exposición.
El director de Fábrica de La Estepeña, Marcos Galván, ha mostrado a EFE lo que han conseguido este año, gracias a casi tres toneladas de chocolate de distintos tipos, para ver al Cristo malagueño procesionando por la calle Larios, y a la Esperanza Macarena y el Cristo de la Sentencia en su salida de la Catedral de Sevilla.
Piezas monumentales
Como explica el portavoz de la empresa, la edición de este año recrea, en piezas monumentales de chocolate, la salida de la Esperanza Macarena por la Puerta de los Palos de la Catedral de Sevilla, el Señor de la Sentencia y el trono del Cristo de la Buena Muerte (Mena), además de enclaves como la Giralda -una versión de tres metros, anunciada como la mayor del mundo realizada íntegramente en chocolate—, la Catedral de Málaga y la Calle Larios.
Y todo, en una iniciativa que tuvieron en la empresa hace 18 años, que “cada año representaba una ciudad de chocolate nueva en el mundo”, pero, admite Galván, que este año han pretendido “ser un poco osados y representar la Semana Santa andaluza”.

“Hemos representado Sevilla y Málaga, los dos tipos de Semana Santa que existen en Andalucía, con sus características y peculiaridades cada una”, añade, mientras concreta que han elegido estas hermandades en concreto porque “a alguien había que representar, y en Sevilla es La Macarena la hermandad más representativa, y en Málaga el Cristo de Mena, con la Legión, también una de las más representativas”, pero todo ello, pretendiendo “unir o enfrentar las dos maneras de vivir la Semana Santa en Andalucía”.
Y es que son “dos sensibilidades bajo un mismo sentimiento, y dos maneras totalmente distintas de vivir la Semana Santa”, dice Marcos Galván, que entiende que “el fondo sigue siendo muy religioso y muy entrañable, que tiene muchísima aceptación aquí en Andalucía”.
Casi un año de trabajo
Para levantar todo lo que se puede ver en la exposición es necesario casi un año de trabajo, “desde que termina la Navidad hasta el 12 de octubre que se inaugura”, de modo que son diez meses trabajando en el proyecto.

“Primero hay que tener la idea, después hacer los moldes, llenarlos, construirlo, formarlo…, con lo que son diez meses trabajando cada año”, señala.
Y no solo impresiona por su tamaño, sino por la cantidad de personas que acuden a verla desde que se inaugura, como parte del museo con que cuenta esta empresa fundada en 1858, cuando Rafael Galván Gómez abrió las puertas de un pequeño obrador de confitería e inició una saga de maestros reposteros que hicieron famosas sus elaboraciones en la región, lo que sigue haciendo la familia tres generaciones después.
Marcos Galván es consciente, por encima del negocio, de que su empresa es un recurso turístico más del pueblo, “que todo el mundo cada año espera con atención, porque ver la ciudad de chocolate de cada temporada es una atracción, y la verdad es que tiene un éxito brutal”.
La fábrica ha querido rendir homenaje a sus fundadores y a la Navidad, y por eso cuenta con un recorrido que incluye, además de la Ciudad del Chocolate, el Museo del Mantecado, una sala de bombonería con elaboración en vivo, proyección 3D y un pasillo aéreo de 250 metros sobre líneas de producción. EFE