El catedrático de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, José Carlos Mainer. EFE/ESTEBAN COBO/ARCHIVO

Antología de textos de José-Carlos Mainer revela la influencia de la literatura del exilio

Alfredo Valenzuela | Sevilla (EFE).- Manuel Azaña, Max Aub, Juan Ramón Jiménez, Ramón J. Sender y Corpus Barga son algunos de los autores del exilio republicano español cuya vigencia e influencia en las generaciones posteriores pone de manifiesto una antología de textos críticos del profesor José-Carlos Mainer, uno de los primeros estudiosos de ese periodo.

‘Textos vivos. Notas de un reencuentro’ es el título con el que la Biblioteca del Exilio ha reunido estos artículos y ensayos que ya desde el franquismo fue dedicando Mainer a figuras como Francisco Ayala, Luis Buñuel, María Teresa León, Jorge Guillén y Pedro Salinas, con alguno de los cuales trabó amistad por haber sido el primero que desde la Universidad española, en este caso la de Zaragoza, se interesó por la obra de estos escritores tras la Guerra Civil.

La edición de esta treintena de ensayos -escogidos de entre más de un centenar- ha corrido a cargo de Manuel Aznar Soler, catedrático de Literatura Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien tras la presentación en Sevilla de ‘Textos vivos. Notas de un reencuentro’, ha dicho a EFE: «Mainer es, sin duda, uno de los mejores historiadores de la literatura española del siglo XX y, desde la publicación en 1981 de la edición definitiva de ‘La edad de plata (1902-1939). Ensayo de interpretación de un proceso cultural’, un maestro para muchos, entre los que me incluyo, por su ejemplaridad intelectual, un maestro ejemplar al que tantos debemos tanto».

El catedrático emérito de Literatura Española de la Universidad de Zaragoza, Jose Carlos Mainer, durante una entrevista con Efe . EFE/Javier Cebollada/ARCHIVO

Censura y silencio

Para Aznar Soler, «la literatura española del siglo XX nunca estará completa sin la suma de la obra de los escritores del interior y los de nuestro exilio republicano de 1939, condenados en su inmensa mayoría al silencio y al olvido, desde 1939 hasta 1975, por la censura de la dictadura militar franquista».

También ha asegurado que su labor en este libro se ha limitado a editar y anotar «una selección hecha por el propio autor de algunos de los artículos, ensayos, estudios y reseñas que publicó desde 1965 hasta ayer mismo».

Tratan estos textos, ha añadido Aznar Soler, del «reencuentro personal» de Mainer con los exiliados «cuando aún era un joven estudiante en la Universidad de Barcelona que empezaba a colaborar en la revista ‘Ínsula’ y sobre la obra literaria de algunos escritores exiliados como Ayala, Aub, Corpus Barga o Sender, sobre los cuales es una indiscutible autoridad científica».

Abelardo Linares, director de la editorial Renacimiento, que publica la Biblioteca del Exilio, ha dicho a EFE que considera a Mainer «como un explorador, como alguien que se arriesga, y que su experiencia es memorable como descubridor de mundos», en alusión a su tarea de valorar y descubrir la literatura no solo del exilio republicano sino también de la denominada Edad de Plata.

La visión de los lectores

Como «algo raro en el mundo académico» ha añadido Linares la circunstancia de que Mainer, con estudios como estos, logró cambiar la visión de muchos lectores, además de que son ensayos «que se leen con placer».

Esa aportación cobra aún más valor, según Linares, en unos tiempos «en los que en literatura se valora más el éxito que el prestigio» y en los que, ha apostillado con humor, «quienes aprecian la auténtica literatura se asemejan a los cristianos en las catacumbas».

Aznar Soler ha recordado que Mainer, en 1965, cuando era un estudiante universitario de cuarto curso ya publicaba reseñas sobre obras de autores del exilio en la revista ‘Ínsula’, y ha concluido afirmando que aunque el propio Mainer eluda reconocerse como un creador «su prosa es la de un escritor».

El escritor aragonés residente en Sevilla José María Conget, que fue discípulo de Mainer, a quien ha calificado de «auténtico maestro de varias generaciones», ha recordado que, en sus clases, el veterano profesor advertía a sus alumnos que el profesor que sólo hablaba de literatura era «porque no sabía de nada». EFE