Diego Tavero I Sevilla, (EFE).- El último año del gobierno de Juanma Moreno antes de que pulse el botón de las elecciones autonómicas en la primavera de 2026 ha estado marcado por una buscada estabilidad que solo en el último tramo de la legislatura se ha visto sacudida por la crisis de los cribados que podría hacer peligrar la mayoría absoluta del PP.
Tras cuatro años de tranquila mayoría lograda en junio de 2022, la primera en Andalucía de un partido que no es el PSOE, Moreno recibía hasta septiembre de este año el viento de cola de un mandato caracterizado por la tranquilidad, los buenos datos de la economía y de empleo, y con una oposición que no lograba hincar el diente al Gobierno del PP.
El Gobierno andaluz preparó el terreno durante meses para elaborar el último presupuesto de la legislatura con una cifra histórica -más de 51.500 millones de euros- y sobre todo con una apuesta por las inversiones para el mantenimiento del Estado del Bienestar, con un aumento importante en Sanidad, Educación y Dependencia.
Todo parecía ir sobre ruedas en una legislatura sin sobresaltos para el Gobierno andaluz cuando el 28 de septiembre se conocieron las primeras denuncias de que se habían producido errores en el traslado de la información a las mujeres que se habían sometido a cribados de cáncer de mama y tenían resulados dudosos.
La Junta reconoce el problema de los cribados
Hasta pasados varios días, la Administración andaluza no informó de que el problema afectó a 2.317 pacientes -el 90 % circunscritas al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla- que no fueron informadas del resultado no concluyente de la prueba y que tendrían que volver a realizárselas. Entretanto, el presidente ya había pedido perdón, cesó a la consejera de Salud, Rocío Hernández, la sustituyó por su «hombre fuerte», Antonio Sanz, y puso en marcha un plan de actuación urgente que extendió las pruebas a otros tipos de cánceres.
El caso de los cribados, que el presidente de la Junta ha reconocido que ha podido tener un coste electoral para su partido hasta el punto de poder perder la mayoría absoluta en 2026, ha servido al mismo tiempo para que la izquierda tomara aire y viera en este asunto el refrendo de sus denuncias de la estratega de privatización.
Los colectivos y los partidos de la izquierda se han movilizado por la sanidad en la calle pero también en los tribunales, donde hay un caso abierto por unos contratos de emergencia realizados fuera de la pandemia de la covid-19, pero utilizando la normativa que regía en esa etapa.
Corrupción en el «oasis andaluz»
El Gobierno andaluz ha rechazado constantemente las denuncias de privatización y ha puesto como ejemplo la gran apuesta por la sanidad en los presupuestos, con 16.365 millones de euros, mil millones más que en 2025 -uno de cada tres euros de todo el presupuesto-, la incorporación de 4.371 nuevos profesionales de la salud y la puesta en marcha de un programa de refuerzo de la inversión en materia sanitaria.
El «oasis andaluz» como llegó a definir Moreno la situación de una comunidad autónoma que aprueba presupuestos y que presenta unos datos económicos -empleo, inversión, creación de empresas- por encima de la media, sufrió otro golpe con los supuestos casos de corrupción y de acoso sexual que han salpicado al PSOE.
Al PP le surgió también su «grano» de corrupción con la detención del ya expresidente de la Diputación de Almería y del PP almeriense, José Aureliano García, y de varios miembros del partido en esta provincia, y más recientemente el caso del alcalde de Algeciras (Cádiz), José Ignacio Landaluce, acusado de presunto acoso sexual a una concejala.
La «revolución fiscal»
Moreno surfea estos casos apoyado en su carisma y en su gestión basada en una economía que mantiene la senda de «revolución fiscal» puesta en marcha en los últimos siete años, que ha supuesto la bajada de todos los impuestos de competencia autonómica y que Andalucía se haya convertido en una tierra más atractiva para la inversión».
El 2025 tampoco ha supuesto una excepción a las críticas que durante la legislatura el Gobierno de Moreno ha vertido contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez por las consecuencias que, para el resto de las comunidades autónomas, tienen sus acuerdos con los partidos independentistas -ERC y Junts- socios de investidura.
Moreno, que ha contado con una potente agenda internacional debido a que es vicepresidente del Comité Europeo de las Regiones (CDR) -será presidente en 2027-, es uno de los principales baluartes del PP nacional. Su excelente relación con el presidente nacional, Alberto Núñez-Feijóo, lo convierte para muchos en delfín de una de las «dos almas» del PP, en antagonismo con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
La izquierda en crisis y Vox en auge
En un Parlamento con mayoría absoluta del PP, la oposición de izquierdas está viviendo momentos difíciles, y el PSOE intenta superar la crisis que sufrió por la pérdida del poder en Andalucía con el cambio de liderazgo de Juan Espadas por María Jesús Montero.
Los socialistas se enfrentan en las próximas elecciones andaluzas a empeorar incluso los resultados de los pasados comicios -30 diputados, los peores de la historia de este partido-, y la figura de Montero, que pareció suponer de inicio un revulsivo al ser vicepresidenta primera del Gobierno, no supone, según las encuestas, la apuesta ganadora que buscaba esta formación.
La erosión que sufre el Gobierno de Pedro Sánchez por los supuestos casos de corrupción de su entorno y el protagonismo de Montero, como ministra de Hacienda, en las concesiones en materia de financiación a los socios independentistas, generan un caldo de cultivo para un agravio a Andalucía criticado por el Gobierno andaluz. El mismo que usaron en su momento por los gobiernos socialistas contra José María Aznar y Mariano Rajoy.
El resto de la izquierda no parece aprovechar este desplome del PSOE y el espacio político conjunto sigue siendo una quimera en Andalucía con diferencias que parecen insalvables y que culminarán en que se presenten hasta tres formaciones por separado en las elecciones -Por Andalucía, Adelante y Podemos-.
Mantener la estabilidad
Mientras tanto, Vox sigue acechando al PP y Andalucía no es una excepción como lo demuestran todos los datos demoscópicos, que le otorgan una subida y que le podrían dar protagonismo tras las próximas elecciones si Moreno no renueva la mayoría absoluta en 2026.
El PP eludió tener que depender de Vox en 2022 y cuatro años después volverá a sobrevolar esta posibilidad. Moreno, que encarnará el 5 de enero en Sevilla a Baltasar en la Cabalgata de los Reyes Magos, desearía tener la magia suficiente para volver a lograr la mayoría absoluta y mantener la estabilidad con la que ha contado durante cuatro años. EFE