Zaragoza (EFE).- Los actos, concentraciones y manifestaciones se suceden en las calles de pueblos y ciudades de Aragón con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en la que estudiantes, trabajadoras, políticas, sindicalistas, universitarias o profesiones han vuelto a salir reclamar, unidas, la igual real entre hombres y mujeres.
Pancarta en el balcón del ayuntamiento
El Ayuntamiento de Zaragoza ha colgado en el balcón de su sede en la plaza del Pilar una pancarta con la que se suma a la celebración del Día de la Mujer y con representantes de todos los grupos municipales salvo Vox, cuya postura ha impedido desde su entrada en el consistorio la aprobación de una declaración institucional.
El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, ha reivindicado unidad en la lucha por una igualdad real a la que aún le queda camino por recorrer, con políticas desde las administraciones, también desde el ayuntamiento de la capital aragonesa, convencido de que son más los puntos de coincidencia que los de desunión.
También ha insistido en que hoy es día de reivindicar la igualdad real entre hombres y mujeres y la pancarta representa un sentir muy mayoritario dentro de la ciudad, casi unánime, en defensa de la igualdad.
No obstante, ha admitido que todavía queda camino por recorrer en esa igualdad real y, por tanto, las políticas para lograr ese objetivo “tienen que seguir cabiendo en las administraciones públicas”. Ha dicho que el equipo de Gobierno PP-Ciudadanos del Ayuntamiento de Zaragoza seguirá trabajando en ellas desde la unidad.
Un estatuto para la mujer rural
Por su parte, el Gobierno de Aragón ha aprobado el anteproyecto de Ley del Estatuto de las Mujeres Rurales de Aragón, una iniciativa que persigue ser crucial para combatir la discriminación que sufre la mitad de la población en las zonas rurales y el propio fenómeno de la despoblación.
“Aspiramos a garantizar la igualdad efectiva en las áreas menos pobladas, como base fundamental para conseguir un desarrollo sostenible y frenar el problema del despoblamiento”, ha asegurado la consejera de Presidencia, Mayte Pérez. Para ello, ha agregado, “es imprescindible un marco normativo que dé respuesta a las necesidades que presentan las mujeres en esas zonas”.
Promover el acceso de las mujeres a la titularidad de las explotaciones, e incidir en las jóvenes, cuyo apoyo es fundamental para combatir la despoblación en esas zonas; generar oportunidades laborales que consigan asentarlas en el territorio y facilitar el relevo generacional, reequilibrar el reparto tradicional de tareas, que perjudica el desarrollo personal y profesional de las mujeres y un tratamiento específico el acoso sexual y el acoso sexista en las zonas menos pobladas es lo que pretende acometer el estatuto.
La universidad, implicada con la igualdad
La Universidad de Zaragoza también ha organizado en los tres campus públicos sendas concentraciones, en las que han leído el Manifiesto de la Red de Unidades de Igualdad de Género de las Universidades Españolas para la Excelencia Universitaria (RUIGEU). Las universitarias han emplazando a la educación superior a seguir trabajando a favor de las políticas de igualdad de mujeres y hombres, “necesarias para avanzar con firmeza hacia una sociedad más igualitaria y justa”.
La comunidad universitaria ha expresado también su solidaridad con las mujeres afganas, las iraníes y todas las que se mantienen en lucha defendiendo su derechos fundamentales y libertades públicas básicas como su derecho a la educación, así como las ucranianas, “cuyo proceso educativo se ha visto truncado por el estallido bélico”.
Desigualdad en los medios de comunicación
También la Asociación y el Colegio de Periodistas de Aragón, Periodistas por la Igualdad y Fotoperiodistas de Aragón han unido fuerzas este Día de la Mujer para reclamar en una concentración a las puertas del Paraninfo de Zaragoza la igualdad en la profesión y en la sociedad. Para ello, representantes de las tres asociaciones han leído un manifiesto en el que han subrayado que todavía se sufre machismo en los entornos laborales, respecto a los sueldos y en lo que se refiere a la conciliación y a los cuidados.
La precariedad laboral, el acoso sexual por parte de compañeros, superiores o las propias fuentes, los altos niveles de temporalidad de las periodistas o la inestabilidades laboral de las compañeras “freelance” son otras de las críticas que han puesto encima de la mesa.
