El periodista Xavier Aldekoa (i), el secretario general de la Cruz Roja de Burkina Faso (2i); el jefe de Cooperación para África del Comité Internacional de Cruz Roja, Amadou Diop (c); la jefa de Servicios Corporativos de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja para África, Amelia Marzal (2d); y la representante del Departamento de Preparación y Respuesta a Emergencias del Programa Mundial de Alimentos para África Occidental, Lucie Odile Ndione (d), durante la mesa " Las emergencias complejas: el caso de las crisis alimentarias actuales en África" en el seminario sobre "Crisis alimentaria en África: retos y experiencias" que se celebra este jueves en Casa África. EFE/ Elvira Urquijo A.

Cruz Roja y el Programa Mundial de Alimentos abordan el “sufrimiento indignante” del hambre en África

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- La Cruz Roja y el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas reflexionan este jueves en Casa África sobre el “sufrimiento indignante” que conlleva la hambruna en África y la respuesta a las crisis humanitarias emergentes en el continente, con el objetivo de compartir experiencias y soluciones.

Así lo ha explicado la portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en África, Amelia Marzal, quien ha señalado a los medios que “la crisis alimentaria es realmente muy acuciante”, y afecta “al menos a 23 países y 114 millones de personas”.

“Como mínimo 22 millones de personas en el Cuerno de África van a sufrir una escasez de alimentos terrible, a no ser que tomemos medidas urgentes”, ha adelantado, porque el hambre “es uno de los sufrimientos humanos más indignantes”.

Aliviar este “sufrimiento”, apuntan desde la Federación, “solamente es posible con una movilización colectiva de todos”, de los gobiernos, de los actores humanitarios, de las comunidades y de las personas de buena voluntad” para “tomar medidas y responder a las necesidades agudas actuales, pero además para hacer un cambio real y tener unas comunidades más resilientes y más fuertes ante los desastres”.

La crisis alimentaria es fruto de “una combinación” de causas, como son las consecuencias del conflicto entre Ucrania y Rusia, los efectos secundarios de la pandemia y el cambio climático.

El cambio climático, ha dicho, tiene “unos efectos devastadores, sobre todo si tenemos en cuenta sequías o inundaciones”.

Son causas que están “profundamente enraizadas en la comunidad”, y que conlleva “pobreza, marginalidad, conflictos, movimientos de población o enfermedades”.

Sobre los conflictos en Sudán, ha detallado que se está trabajando “desde siempre, en el terreno y con cientos de voluntarios que están desplegados en acciones de primeros auxilios donde es posible el acceso y con otras sociedades nacionales participantes que están dando apoyo a la Media Luna Roja de Sudán”.

Se están afrontando “muchas veces los síntomas, pero no los verdaderos cambios en la comunidad” y, por ello, es necesaria “una implicación real, verdadera y de todos”, porque “es muy difícil poder hacer frente a estas cifras totalmente abrumadoras”, de 114 millones de personas, que son “personas reales, no son cifras”, son “niños, mujeres, hombres, ancianos que están detrás de esto”.

No es posible, ha subrayado, que se resuelva “solo desde los actores humanitarios”.

La portavoz de Cruz Roja en Burundi, Christine Ntahe, más conocida como ‘Mamá Domingo’ por su implicación cada domingo desde hace 29 años ofreciendo comidas a los niños en situación vulnerable, ha explicado que la situación de la seguridad alimentaria es “grave” debido a “los factores climáticos como las sequías de estos últimos años y también la guerra en Ucrania, que ha llevado a una subida de todos los precios”, principalmente de los combustibles y en alimentos básicos como judías y arroz.

Esta hambruna la sufren “todas las capas sociales”, pues “el 90 % de la población de Burundi se dedica a la agricultura están muy afectados por las sequías o por las inundaciones”.

Es un problema “de toda la población, sin excepción” y, “por supuesto, de las poblaciones más vulnerables, como los jóvenes desempleados, porque hay mucho desempleo juvenil”.

Como ha alertado, “no sabemos cuánto va a durar la crisis del cambio climático y no podemos hacer nada en este sentido”, pero desde la organización animan a la población “para que siga con la agricultura y estamos fomentando mucho la resiliencia y la solidaridad comunitaria”.

En Burundi hay “una red en la Cruz Roja de 640.000 voluntarios que están intentando ayudar sobre el territorio y sobre el conjunto del país”.

La coordinadora del departamento de preparación y respuesta a emergencias del PMA en Dakar, Lucie Odile, atiende también la zona del Sahel y África Occidental, que sufre “una crisis grave por el cambio climático, de inseguridad alimentaria en una población en aumento que necesita ayuda”.

Especialmente en países como Burkina Faso, Níger, Mali y Mauritania, esta crisis se suma “al movimiento de las personas por los conflictos armados en la zona central del Sahel”.

La ayuda principalmente de la zona es para quienes son “más vulnerables en las zonas conflictivas” pero también a los agricultores, las mujeres y los niños a través de distintos programas.

Como ha señalado Odile, “actualmente tenemos un problema de acceso a algunas zonas en conflicto, que nos cuesta más dinero”, pero “intentamos llegar a las personas para ayudarles”.

Cada año, ha dicho, “tenemos que hacer frente a un periodo desde marzo en algunas zonas a junio, cuando los stocks se acaban y tenemos que esperar a octubre para la próxima cosecha”.

El reto, ha detallado, es llegar a “más de 48 millones de personas están en seguridad alimentaria”.EFE