Imagen de archivo de un mercadillo celebrado en Santa Cruz de Tenerife. EFE/Cristóbal García

El parón en la venta ambulante arroja al desempleo y la pobreza a los gitanos en Canarias

Santa Cruz De Tenerife (EFE).- El parón que la pandemia ha provocado en la venta ambulante, que prácticamente ha finiquitado esta actividad, ha arrojado al desempleo y la pobreza a una buena parte de la población gitana en Canarias, que también ha tropezado con el racismo estructural del sistema a la hora de buscar empleo.

Esta es una de las conclusiones del Informe sobre la Situación Socioeconómica de las Familias Gitanas Residentes en Canarias realizado entre febrero y junio de 2023 por iniciativa de la Asociación de Mujeres Gitanas Romí Camela Nakerar, y que ha contado con el apoyo financiero del Gobierno de Canarias.

La comunidad gitana residente en Canarias, unas 8.000 personas según la Unión Romaní, ha adolecido históricamente de estudios que evidencien su situación socioeconómica, se indica en el informe al que ha tenido acceso EFE, y de ahí el objetivo principal de esta investigación realizada a través de entrevistas a 335 personas, el 90 por ciento de ellas mujeres de Romí Camela Nakerar.

La Asociación de Mujeres Gitanas Romí Camela Nakerar se fundó en 1994 en el barrio de La Candelaria de La Laguna, donde se concentra la mayor parte de la comunidad gitana residente en Canarias.

Con estos datos se ha logrado dibujar un retrato con un grado de exactitud bastante elevado del perfil de la comunidad gitana canaria, lo que en un futuro debería servir para dirigir las políticas públicas en la dirección apropiada, se afirma en el estudio.

Para facilitar esta labor se han agrupado los resultados de la investigación en trece cuestiones: estudios, alimentación, vivienda, tecnología, racismo, uso del tiempo, venta ambulante, ingresos, gastos corrientes, empleo, salud, transporte y escolarización.

Entre los resultados obtenidos cabe destacar que esta comunidad se encuentra relativamente bien integrada en la sociedad canaria, pese a la pobreza que se sufre en su seno.

La pobreza tiene causas tanto estructurales como coyunturales y las primeras están relacionadas con el bajo nivel de cualificación profesional, excesiva dependencia de la venta ambulante y la falta de prestaciones contributivas debido al trabajo en el sector informal.

Las coyunturales hacen referencia a la crisis sobrevenida de la venta ambulante, sobre todo a raíz de la pandemia, que ha prácticamente finiquitado el sector y también pesa el hecho de no haber superado aún la crisis económica de 2007, que provocó el cierre de un innumerable número de comercios regentados por población gitana.

Las alternativas a los nichos económicos tradicionales del comercio ambulante, en mercadillos o en tiendas propias, son prácticamente inexistentes debido a la falta de formación formal, algo de lo que los propios miembros de la comunidad gitana suelen culparse a sí mismos.

La evolución natural del sector apuntaría a una transición desde la venta ambulante al de un puesto estable en un mercadillo y, posteriormente, desde éste al comercio en un local abierto al público pero esta transición no sólo no está siendo fácil, sino que está siendo particularmente traumática.

Para empezar, en islas como Tenerife el salto desde la venta ambulante al mercadillo es mucho más difícil que en Gran Canaria o Lanzarote debido a la escasez de mercadillos y a la dificultad para acceder a un puesto en los pocos que hay.

Esto se complica con el racismo estructural del sistema a la hora de buscar empleo, el cual es independiente del racismo social que pueda haber o no en la sociedad canaria.

Dicho racismo estructural es el que lleva, por ejemplo, a los expertos en recursos humanos a despreciar el inmenso saber acumulado durante generaciones en habilidades comerciales y de atención al cliente por muchos miembros de esta comunidad.

Así, a muchos miembros de esta etnia les cuesta ser contratados para puestos para los que su cualificación informal superaría con creces los requisitos solicitados por cualquier contratante “si a la hora de seleccionar los perfiles óptimos no mediara el irracional desprecio hacia un conjunto de valiosísimas habilidades únicamente por su determinado origen étnico”.

Esto sitúa a una buena parte de la población gitana en una situación en la cual lo habitual es vivir de algún tipo de ayuda, pensión o prestación, complementándola con lo poquito que da la venta ambulante en la actualidad y pocas esperanzas de lograr un empleo en la economía formal, por lo que el desempleo de larga duración es un fenómeno bastante frecuente en esta comunidad.

Sin embargo, también se precisa en el informe que Canarias puede presumir de ser de los lugares del Estado español donde menos racismo con la población gitana hay y, aunque falten datos que lo confirmen, probablemente también del conjunto de la Unión Europea.

No obstante, que haya menos racismo que en otros territorios no significa que no lo haya en absoluto y se han detectado, aunque minoritarias, algunas conductas sociales antigitanas también en Canarias.

Donde se observa “un grandísimo desfase” entre la población canaria y la de etnia gitana es en la finalización de los estudios primarios y el elevado absentismo escolar, por lo que se sugiere “rastrear” mediante una investigación específica sus causas ya que la razón principal ahora para abandonar los estudios, dedicarse a la venta ambulante, está en proceso de abandono como forma de vida.

Pero, afortunadamente, la secular pauta de atraso educativo del pueblo gitano da claros signos de estarse superando a medida que las generaciones se suceden de tal manera que entre los jóvenes de entre 21 y 30 años no se localizó un solo caso de persona sin escolarizar y donde la tasa de quienes no lograron terminar sus estudios primarios es de tan solo un 3%.

Son datos que contrastan con la generación de más de 66 años, que alcanzan un 24% de personas que nunca fueron escolarizadas y un 68% que, pese a haberlo estado nunca terminaron sus estudios primarios.

Alimentariamente hablando, la población gitana “sufre necesidad” pero no se aprecian bolsas de hambre o desnutrición en la actualidad, lo que se traduce en cierta restricción proteica y de vegetales frescos en la dieta, pero no de consumo de calorías totales.

En cuanto a la vivienda, la población gitana también es víctima de las “medidas de dudosa eficacia” en detrimento de la construcción de viviendas de protección oficial, añade el informe, para añadir que además la brecha tecnológica que sufre esta población es bastante ancha, lo que supone un lastre añadido para la búsqueda de empleo, donde incluso para muchos trabajos no cualificados se exige un mínimo de conocimiento tecnológico.

Respecto a las relaciones entre géneros en el seno de las familias de etnia gitana residentes en Canarias, éstas son bastante asimétricas y se mantienen roles muy tradicionales en hombres y mujeres, lo que sobre todo se evidencia en el reparto de las tareas domésticas y de cuidados, que suelen recaer muy mayoritariamente en las mujeres.

Al respecto, el informe llama a no hacer un uso torticero de las diferencias entre géneros en el seno de algunas comunidades, como también pasa con la musulmana, para justificar actitudes racistas.

“Que hoy en día sea más fácil ver a un hombre payo que a un hombre gitano o moro fregando los platos en casa no nos debe de hacer olvidar que hace unos años la situación no era así en absoluto y, por tanto, en un futuro próximo tampoco tiene por qué seguir siendo así”, puntualiza el estudio. EFE