Imagen de la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón (i), con motivo de la presentación este lunes del protocolo de detección y actuación sanitaria ante la violencia machista que van a aplicar los centros Atención Primaria del Servicio Canario de Salud. EFE/ Elvira Urquijo A.

Sanidad introduce un test para detectar casos de violencia machista en Atención Primaria

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Los profesionales de Atención Primaria del Servicio Canario de Salud (SCS) efectuarán el test internacional de Wast para la detección precoz de la violencia machista, una lacra que las consultas ya contribuyen a aflorar, pues casi el 80 % de los casos descubiertos, de media, cada año en las islas desde 2020 han salido a luz gracias a los sanitarios.

Este instrumento es una herramienta de cribado para mujeres víctimas de abuso (Woman Abuse Screening Tool) que mejora la detección, está diseñada para que cualquier profesional lo pueda realizar y se incluirá en el historial clínico de la paciente, ha informado este lunes la directora de Programas Asistenciales del SCS, Antonia María Pérez.

Y ello con motivo de la presentación del nuevo protocolo de atención a la violencia de género en la Atención Primaria, que actualiza el existente desde 2003, que fue pionero en España, ha destacado la consejera de Sanidad, Esther Monzón, quien ha indicado que se prevé poner en marcha en enero de 2024, cuando también comenzará a formarse al personal para su aplicación.

Monzón ha explicado que el incremento de casos de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas ha llevado a la revisión de las actuaciones y ha añadido que el nuevo protocolo, que se ha querido presentar con motivo de la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, permite la actuación, valoración e intervención sanitaria en estos casos.

Además, ha subrayado, la cercanía de los profesionales del SCS favorece la detección.

El nuevo protocolo, que se suma al del ámbito hospitalario, es similar al del sistema nacional de salud, contiene un enfoque multidisciplinar y multisectorial y se ha elaborado en colaboración con la Fiscalía y el Instituto Canario de Igualdad.

Antonia María Pérez ha hecho hincapié en que Atención Primaria es un “ámbito idóneo para la detección de los casos de violencia machista” pero que requiere de la implicación de su personal.

El nuevo protocolo incide en las formas más frecuentes de violencia de género, en las especiales situaciones de vulnerabilidad, la repercusión en la salud y en las consecuencias para los hijos, además de abordar los obstáculos que impide detectarlos, entre otras cuestiones, ha señalado Pérez.

Los indicadores de sospecha pueden ser el uso frecuente de psicofármacos, las bajas laborales reiteradas, las incongruencias en las narraciones sobre el origen de las lesiones o el hecho de que se repitan, o las respuestas evasivas, genéricas y con vergüenza, así como la presencia de una pareja de perfil controlador.

El test de Wast clasifica a las posibles víctimas en función de sus situaciones, es decir, si se trata de una mujer sin riesgos en la actualidad o existen sospechas de que la sufra y requiere de la aplicación de un plan concreto para su intervención, así como si la sufre y, en ese caso, si corre peligro extremo o no.

Además, el protocolo establece acciones para los casos en los que estas víctimas tienen personas mayores a su cargo o menores para comunicarlo a pediatría o a lo servicios sociales.

Pérez ha recalcado que habrá un plan de intervención en cada caso, lo que incluye las denuncias pertinentes a la Fiscalía.

El documento del nuevo protocolo, ya publicado, recoge los dispositivos que integran la red de recursos públicos especializados de atención social a las víctimas de violencia de género de Canarias.

Entre ellos, se especifican los recursos de atención inmediata, alojativos de acogida temporal, de atención especializada insulares y municipales y otros recursos como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o el servicio 016.

Esther Monzón ha recordado que la Organización Mundial de la Salud reconoció en 1998 a la violencia de género como un problema de salud pública de alta prevalencia y de graves consecuencias en la salud de las mujeres, sus hijos e hijas y personas que conviven o son dependientes de ellas.

“Esta violencia se identifica como un factor crucial en el deterioro de la salud, tanto por su magnitud como por sus consecuencias. El impacto sobre la salud puede ser inmediato o a largo plazo, e incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas e incluso mortales”, ha subrayado.

Además de afectar negativamente al bienestar de las mujeres e impedir su plena participación en la sociedad, la violencia machista impacta “en la familia, la comunidad y el país”, ha recalcado la consejera de Sanidad. EFE