Los investigadores del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria María Dolores Hernández (d) y Aridane González (i) han informado este jueves en rueda de prensa sobre las repercusiones que tendría para las islas la alteración de la corriente del Atlántico Norte, la gran circulación oceánica que templa el clima en Europa, una posibilidad que ya apuntan recientes estudios científicos. EFE/Ángel Medina G.

Expertos de la ULPGC advierten de cambios del clima en Canarias por las corrientes oceánicas

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- Investigadores del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han advertido este jueves del aumento de las temperaturas, la calima y otros efectos en el clima en Canarias debido a los cambios en los patrones de las grandes corrientes marinas, en concreto, la del Atlántico Norte.

Entre esas otras consecuencias, también pronostican la falta de precipitaciones, la desviación hacia Canarias de las rutas de las tormentas tropicales, la acentuación de las noches tropicales, los cambios de ecosistemas, la migración y desaparición de especies, la acidificación del océano, la disminución de las áreas de playa y un aumento de enfermedades.

“Aprendamos del pasado y veremos que en los últimos 30 años el entorno que nos rodea ha cambiado totalmente, básicamente porque ha cambiado nuestro régimen de vientos, ha habido un aumento de temperaturas que se ha acelerado en las últimas décadas, así como la acidificación del océano”, ha explicado Aridane González, profesor de la ULPGC e investigador del IOCAG, en un encuentro con la prensa organizado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria.

Según ha señalado González, actualmente la temperatura del agua en Canarias está en 21,4 y 21,5 grados centígrados, cuando en el mes de febrero la temperatura debería estar entre 18,5 y 18,8 grados.

Por su parte, la profesora de la ULPGC e investigadora del IOCAG María Dolores Pérez ha indicado que con la subida del nivel del mar, se prevé que en 2050 Canarias pierda un 10 % de su superficie, repercutiendo a un 1,8 % del PIB del archipiélago.

Unos cambios, ha advertido González, que se pueden acelerar en los próximos 30 años “porque las emisiones de gases de efecto invernadero, lejos de haber disminuido en estas últimas dos décadas, han aumentado”.

Cambios en las corrientes marinas

La Corriente del Atlántico Norte es como una gran cinta transportadora de agua cálida desde las zonas tropicales y subtropicales hacia el norte del planeta que, cuando llega allí se enfría, se hunde y vuelve hacia el sur en lo profundo del océano, un ciclo, denominado AMOC (Circulación meridional del Atlántico, por sus siglas en inglés), que ayuda a regular el clima en todo el mundo.

Pérez ha explicado que lo que está sucediendo es que esa transformación de agua superficial caliente en agua profunda fría se está ralentizando, es decir, las corrientes marinas, que están conectadas, empiezan todas a ir más despacio.

“Ello supone que esa absorción de calor, que luego se propaga hacia las altas latitudes, deja de ocurrir o ocurre en menor intensidad, con lo cual las zonas tropicales y subtropicales se calientan más y las zonas polares, se enfrían mucho más”, ha añadido.

De este modo, mientras que en las altas latitudes supondrá “bastantes penurias por frío y hielo”, en Canarias ocasionará “una atmósfera mucho más energética, más tormentas, más eventos de polvo y un cambio en los ecosistemas”.

Pérez ha dicho que los últimos modelos de previsión futura apuntan a que el declive de la circulación oceánica, que se vaticinaba para el año 2200, ocurra entre 2050 y 2100.

“Quizás no todos lo veamos, pero nuestros hijos, seguro que sí”, ha declarado.

González ha indicado que Canarias es una región vulnerable, al recordar, por ejemplo, la necesidad de suspender las clases por las olas de calor o las calimas intensas desde 2020 debido al desplazamiento del anticiclón de las Azores.

El investigador ha subrayado también cómo estos cambios climáticos están generando nuevas enfermedades, como, por ejemplo, la aparición de aquellas más propias del continente africano en el sur de Europa, y la llegada a Canarias del mosquito tigre (que puede transmitir dengue, zika o fiebre amarilla) o de algunas especies tóxicas de microalgas (que suponen el cierre de playas).

Dejar de emitir gases invernaderos

Según Pérez, la solución sería detener ya la emisión de gases invernaderos, principalmente de CO2, y ha recordado que éste no está solo en la atmósfera, sino también en los océanos.

“Entonces, incluso si paráramos, tenemos un repositorio de CO2 ya metido en el sistema que tendría que irse poco a poco quitando”, ha agregado.

Recordando que en la historia de la Tierra nunca se ha registrado un aumento de dióxido de carbono en la atmósfera y de las temperaturas en tan corto espacio de tiempo como el actual, González ha subrayado que la solución para revertir el papel del ser humano en el cambio climático es dejar de quemar combustibles fósiles, para dejar de emitir y absorber lo que ya hay, y en el caso de Canarias, buscar la autosuficiencia alimentaria y energética, así como cambiar la movilidad hacia una más colectiva.

“Es fundamental cambiar todo esto en todo el mundo, pero si no somos capaces de convencer a todo el planeta lo que sí que tenemos que hacer de forma decidida es adaptar nuestro territorio para poder tener menor vulnerabilidad y, por lo tanto, más seguridad en personas e infraestructuras”, ha concluido el investigador. EFE