Imagen de archivo de junio de 2014 de una de las manifestaciones convocada por los colectivos ecologistas contras las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias, celebrada en Santa Cruz de Tenerife,EFE/Ramón de la Rocha

La marcha contra el modelo turístico, heredera de las grandes movilizaciones ecologistas canarias

Santa Cruz de Tenerife (EFE).- Las manifestaciones del 20 de abril de 2024 para demandar un cambio en el modelo turístico de Canarias, convocada por más de una quincena de organizaciones ecologistas en todas las islas y varias ciudades del continente europeo, aspiran ser una más de una serie de grandes movilizaciones en defensa del medio ambiente que se han producido en las islas desde principios de siglo.

La más mítica y probablemente la más concurrida fue la del 26 de noviembre de 2002 promovida por el Ayuntamiento de Vilaflor y los colectivos ecologistas para detener la instalación de un tendido de alta tensión que iba a atravesar la corona forestal en el sur de Tenerife.

Fue un éxito rotundo no solo porque reunió a unas 100.000 personas en una de las manifestaciones más grandes que se recuerdan en Santa Cruz de Tenerife, sino también porque la movilización social logró que se paralizara el proyecto.

Aunque no es habitual, la cifra de 100.000 asistentes fue confirmadas no solo por los convocantes de la marcha, sino también por la Policía.

Era tal el clamor social que conforme se acercaba la fecha de la convocatoria iban adhiriéndose a las reivindicaciones las mismas instituciones y partidos políticos que anteriormente promovían las torres eléctricas.

Hasta tal punto arrastró seguidores la manifestación que se sumaron los máximos responsables del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo, y del Ayuntamiento de La Laguna, Ana Oramas, quienes tuvieron que abandonar la marcha escoltados por la policía ante las protestas de los manifestantes contra su presencia.

Dos años después, el 27 de noviembre de 2004, se produjo otra gran manifestación del movimiento ecologista, esta vez contra la construcción del puerto de Granadilla.

También fue gran un éxito de convocatoria (50.000 según las fuentes policiales y 100.000 según los convocantes), pero finalmente el puerto fue construido.

Esta vez, los colectivos ecologistas encontraron enfrente un bloque sin fisuras en los partidos que lo promovían, CC, PP y PSOE, a los que los manifestantes bautizaron como “los trillizos”.

Un año después, en noviembre de 2005, se repitió la convocatoria, ya con menos éxito de asistencia (60.000 según los convocantes, menos de 10.000 según la Policía).

Lo mismo ocurrió en noviembre de 2006, en noviembre de 2007 y en marzo de 2009 con cifras similares, entre 10.000 y 50.000, según quien contara. En noviembre de 2011 la convocatoria bajó a una cifra entre 5.000 a 10.000.

La lucha contra el puerto de Granadilla fue larga, el movimiento ecologista consiguió retrasar el proyecto y reducir su tamaño, pero no consiguió frenarlo. La instalación finalmente fue inaugurada por Mariano Rajoy el 2 de marzo de 2018.

El movimiento ecologista volvió a las calles en 2014, esta vez contra las prospecciones petrolíferas de Repsol frente a Lanzarote y Fuerteventura con la autorización del Gobierno de España y el apoyo del PP.

En esta ocasión la novedad era la comunión reivindicativa entre las instituciones canarias y los colectivos ecologistas, pero también que las manifestaciones del 7 de junio y del 18 de octubre se organizaron de forma simultánea en todas las islas, incluida La Graciosa, a donde se desplazó a protestar el entonces presidente de Canarias, Paulino Rivero.

Las movilizaciones más numerosa fueron en las islas orientales, con unas 80.000 personas en Gran Canaria, 30.000 en Lanzarote y 12.000 en Fuerteventura.

Repsol no atendió a las protestas ni a los pronunciamientos de las instituciones canarias y procedió con las prospecciones, aunque finalmente abandonó la exploración al verificar que el yacimiento de gas que encontró no tenía ni la cantidad ni la calidad suficiente para que su comercialización fuera rentable. EFE