Pedro Puente Hoyos

La defensa de la acusada del crimen de Castro apunta un posible encubrimiento

Pablo Ayerbe Caselles

Santander, (EFE).- La defensa de la acusada de asesinar a su novio y entregarle su cráneo a una amiga en 2019 en Castro Urdiales ha insistido, en el último día de vista en el juicio, en la inocencia de la mujer y ha apuntado a un posible encubrimiento del crimen por parte de ella.


Este letrado pide la libre absolución de su defendida y una pena por encubrimiento de forma subsidiaria para Carmen Merino, que no ha querido ejercer su derecho a la última palabra en este juicio con Jurado Popular, que mañana, viernes, comienza a deliberar el sentido de su veredicto.

El fiscal mantiene los 25 años de cárcel



En esta última vista del juicio, el ministerio público ha mantenido la petición de 25 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y con agravante de parentesco, ya que la acusada y la víctima mantenían una relación sentimental y vivían juntos desde hacía siete años.



Y pide indemnizar por daños morales con 20.000 euros para cada uno de los dos hijos y el hermano de la víctima, un jubilado de banca vizcaíno de 67 años.



La acusación particular, que representa a los hijos, ha mantenido su petición de prisión permanente revisable y 70.000 euros para ambos.

Pedro Puente Hoyos

En su informe final dirigido al Jurado Popular, que mañana, viernes, deliberará sobre la culpabilidad de Carmen Merino, el fiscal ha sostenido que la acusada planificó la muerte de Jesús Mari y luego descuartizó el cadáver “movida por un interés económico”.



Ha recordado que la mujer en internet, después de que Jesús Mari cambiara el testamento a su favor, “cuánto tiempo tarda en descomponerse un cadáver” y si se cobra una pensión si un marido desaparece.

También señala el fiscal que la acusada hizo “acopio de Diazepam” en los meses anteriores a la muerte de su novio.


El ministerio público data la fecha de la muerte desde el 13 de febrero, ya que un día antes la víctima deja de llamar habitualmente y la propia acusada deja de contactar con él por teléfono.

Además, ha resaltado, en las fechas posteriores Carmen Merino hizo diversas compras de limpieza, como amoniaco, bolsas de basura, lejía o guantes reforzados; una sierra de calar y una motosierra; y varias botellas de whisky.

El “fantasioso” plan de la acusada



El fiscal cree que Carmen Merino urdió un plan para simular la desaparición de Jesús Mari, enviando mensajes a sus amigos y familiares haciéndose pasar por él para tranquilizarles y ha apuntado que no quiso denunciar hasta que el primo de la víctima acudió a la Guardia Civil.

La abogada de la acusación particular, que representa a los hijos de la víctima, ha acusado a Carmen Merino de construir un relato “fantasioso e incierto” en el que ha “faltado a la verdad”. “Es tan ilógico lo que se dice que es absolutamente inconcebible”, ha dicho.

Según ha sostenido, después de que la acusada entregara a su amiga el cráneo de Jesús Mari -la única parte del cuerpo encontrada- alegando que eran juguetes sexuales y ésta abriera la caja, Merino no defendió su inocencia, sino que “agachó la cabeza”. “¿Creen que una persona que es inocente no se defiende?”, ha preguntado la letrada.

Un “desastre” de investigación



La defensa considera que no se ha podido acreditar “de qué y cómo murió” Jesús Mari ni tampoco que le matara Carmen Merino, porque “la investigación fue peor que un desastre” y no se han explorado más posibles autores, por lo que debería empezarse “de cero”, en su opinión.

El abogado ha señalado que los vecinos de la acusada no oyeron nada raro; no se registró la casa de la amiga que halló el cráneo ni se la investigó; ni se inquirió al titular de uno de los teléfonos desde los que se enviaron mensajes; o se indagó sobre una gota de sangre que se encontró en la casa de la víctima.

Y aunque ha asegurado que “no atribuye el asesinato a nadie”, ha indicado que la persona que tenía problemas económicos era “el hijo de Carmen Merino” y tenía “una actitud altamente sospechosa” respecto a Jesús Mari.

¿Culpable, inocente o encubridora?



Para la defensa, “hay una tercera opción” aparte de la culpabilidad o la inocencia de Merino, ya que, según reitera, las pruebas que indican que la acusada descuartizó el cadáver, se hizo pasar por él enviando mensajes y entregó su cráneo a una amiga “no prueban que matara a Jesús Baranda”, sino que “solo demostrarían el encubrimiento”.

También ha incidido en que los técnicos no han podido determinar la cantidad de diazepam que se tomó ni los efectos, por lo que ha considerado que, de probarse que Merino mató a su novio, no podría ser asesinato, sino homicidio, porque no ve alevosía.