Comillas, (EFE).- Hace doce años que la película “Primos” del cineasta Daniel Sánchez Arévalo se estrenó y Comillas, la villa que se convirtió durante dos meses en un set de rodaje, ha decidido ahora poner a un mirador el nombre de este director de cine para no olvidar lo que ha supuesto para el municipio.
Con vistas al mar Cantábrico como si uno estuviese dentro de la película y fuese uno de los protagonistas, Comillas estrena nuevo mirador en el paseo del Muelle, entre el puerto y la playa y junto a la lonja donde se rodaron varias de las escenas de esta comedia que obtuvo dos nominaciones a los Goya.
Acompañado por sus familiares, entre ellos su padre, el ilustrador José Ramón Sánchez, el director de cine madrileño ha inaugurado este mirador ante la atenta mirada del medio centenar de personas que se ha acercado para ver cómo se descubría la placa distintiva.
“Para mí esto se convierte en un contrato de por vida, que ya lo tenía yo pero más aún, para siempre que pueda venir aquí a rodar a Cantabria, a Comillas en particular, porque es donde yo me siento a gusto”, ha asegurado el cineasta.
El acto ha arrancado con unas palabras del consejero cántabro de Turismo, Javier López Marcano, y de la alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda, a la que Sánchez Arévalo ha interrumpido para afirmar que él es “cántabro de sangre” y que ha nacido en Madrid “por accidente”, lo que ha arrancado el aplauso del público.

Tras asegurar que este homenaje es “demasiado” para él, Sánchez Arévalo ha explicado que cuando él escribió el guion de “Primos”, lo hizo sin pensar un lugar concreto pero que debía tener puerto, una playa, un casco antiguo y una casona.
Cuando comenzó a localizar estos posibles lugares, porque tenía claro que lo iba a rodar en Cantabria, pensaba que nunca encontraría un lugar que aglutinase todo eso hasta que llegó a Comillas y le “cambió la vida” porque allí tenía todo lo que había imaginado en su cabeza.
“A partir de ahí fue lo que yo considero el rodaje más bonito de mi vida, pero no solo yo, todos los actores no paran de repetirme que nunca han tenido una experiencia tan bonita como la que vivimos aquí durante dos meses”, ha destacado el cineasta.
“Sé que acabaré arrastrando a mi hija y mi pareja a vivir a Cantabria porque aquí somos mucho más felices”, ha añadido.
Aunque la película transcurre en verano, el rodaje se realizó de mayo a junio porque en la época estival la población de Comillas pasa de 2.000 a unas 20.000 personas y hubiera sido imposible a nivel operativo, ha explicado el director.
Como anécdota, el equipo del rodaje tuvo el detalle de invitar a la gente a una “sardinada”.
Celia Agüero Pereda