Emilia Lozana, impulsora de la Casa de la Solidaridad, posa para EFE junto a varios migrantes acogidos en el municipio toledano de La Puebla de Almoradiel. EFE/ Ángeles Visdómine

Emilia y su Casa de la Solidaridad, un ejemplo de acogida de jóvenes migrantes

Silvia Bejarano |
La Puebla de Almoradiel (Toledo) (EFE).- El municipio toledano de La Puebla de Almoradiel y la Casa de la Solidaridad de Emilia Lozano, de la mano de la Asociación ‘Somos Acogida’, se han convertido en un oasis y un refugio para jóvenes migrantes que, tras sufrir penalidades y contratiempos en su vida, han encontrado por fin una oportunidad.

Una iniciativa que surgió a partir de la creación de la asociación en 2019 por parte de un grupo de vecinos con sede en el barrio madrileño de Hortaleza al lado del centro de menores, al descubrir «lo injusto que la sociedad y sobre todo las instituciones son con estos chicos», según ha relatado a la Agencia EFE Emilia Lozano, natural de La Puebla de Almoradiel y el alma de esta idea.

«A los chicos, cuando cumplían los 18 años y tenían la mayoría edad, los ponían en la calle», ha contado Emilia, y a partir de ahí los vecinos -dos o tres familias- empezaron a acogerlos en sus casas y en verano Emilia y su marido se trajeron a la Puebla de Almoradiel a un chico que se quedó en la calle.

Ese fue el germen de un proyecto que Emilia, en nombre de ‘Somos Acogida’, presentó al Ayuntamiento de la localidad y que ahora es la Casa de la Solidaridad gracias a que la Administración municipal «abrió las puertas de un pueblo a la migración», ha destacado, a diferencia de otras instituciones que, a su juicio, demuestran «insolidaridad».

37 chicos acogidos desde 2021

En un programa de la radio local para dar a conocer el proyecto, una pareja cedió una casa y entregaron las llaves. La vivienda tenía ocho plazas para acoger a estos chicos y necesitaba ciertas reformas, pero Emilia recuerda «lo bonito que fue cómo reaccionó el pueblo y esa pareja», de modo que los propios vecinos colaboraron en amueblar la casa.

La Casa de la Solidaridad, que Emilia Lozano ha abierto en La Puebla de Montalbán (Toledo) de la mano de la Asociación ‘Somos Acogida’, ofrece una oportunidad para jóvenes migrantes. EFE/Ángeles Visdómine

Esto ocurrió a principios del año 2021 y desde entonces este hogar, que se financia con aportaciones de los socios y donaciones, ya ha acogido a 37 chicos.

En este punto, Emilia ha hecho un llamamiento a asociarse y a donar para colaborar con la continuidad de dicho proyecto.

El lenguaje universal de la empatía

El contacto inicial con los chicos acogidos fue en Hortaleza, sobre todo en un parque al que Emilia y su marido, residentes en Madrid, salen a pasear a su perra y, desde el principio, la diferencia de idioma no fue ningún problema. «Nos comunicábamos como podíamos pero siempre con una sonrisa en la boca y con cariño, ese es el lenguaje de la empatía», ha dicho.

En la actualidad, habitan la Casa de la Solidaridad cinco jóvenes, dos de ellos que trabajan y otros tres en espera de documentación que la asociación está tramitando, y todos ellos han llegado a este país «por la pobreza, los sufrimientos en sus familias y la miseria que viven en sus países. Alguno no se calzó hasta que venía por el camino con 15 años. Cuando uno coge una patera es porque tiene mucha necesidad», ha resaltado Emilia.

La Puebla de Almoradiel, un pueblo de acogida

Este hogar en La Puebla de Almoradiel les ha dado una nueva oportunidad, en un municipio de 5.000 habitantes del que Emilia destaca que «no hay racismo, aunque hay gente que no le gusta, como se está viendo en todo el país, pero mayoritariamente es un pueblo totalmente de acogida».

Emilia Lozana, impulsora de la Casa de la Solidaridad, posa para EFE con varios de los migrantes acogidos en el municipio toledano de La Puebla de Almoradiel. EFE/ Ángeles Visdómine

Un extremo avalado por el propio testimonio de uno de estos jóvenes, Abdoul, de 18 años y originario de Ghana, que cuenta cómo llegó a España hace unos dos años, que dormía en la calle y que Emilia le aceptó en ‘Somos Acogida’ y le trajo a La Puebla de Almoradiel.

«La gente nos ha acogido muy bien y estoy muy contento aquí», ha afirmado, así como ha dicho que está estudiando y que su sueño algún día es poder trabajar conduciendo un camión.

Que tomen nota las instituciones

Desde muy joven, Emilia se ha dedicado a ayudar a las mujeres de su barrio, pero «desde un feminismo de cercanía, directo y no teórico», porque pensó, por su propia experiencia personal, que la mejor forma de ayudar para que no sufrieran como ella, era estar con las mujeres, e incluso llegó a crear dos asociaciones de mujeres en Hortaleza en las que ha acompañado y cuidado durante muchos años a mujeres maltratadas.

Ese activismo le ha llevado también a impulsar, junto a un equipo de 20 personas, la Casa de la Solidaridad para acoger a jóvenes migrantes, si bien ha afirmado que lo que ella ha hecho «no es ninguna heroicidad», sino que es lo que cree que tiene que hacer como ciudadana y parte de la sociedad civil.

Por ello, ha pedido a las instituciones que, por favor, «tomen nota y nos ayuden financiando, que nos apoyen, que esto es necesario, que se dejen del ‘tú más y tú menos'», así como ha reclamado a las comunidades autónomas solidaridad y a los partidos de extrema derecha «que no vayan a las puertas de centros de acogida a insultarles y pedir la deportación».

Toda esta historia está recogida por el director Rafa Arroyo, nominado a un Goya, en un documental titulado ‘Emilia’ que ella misma anima a ver para que «la sociedad, y sobre todo las instituciones, tomen nota de lo fácil que es poder solucionar la vida de estos chicos, formarles y ayudarles. La calle, no», ha sentenciado.