Imagen de archivo de un adolescente centrado en la pantalla de su móvil. EFE/Nacho Gallego

Informe de Unicef: Los riesgos de tener móvil a los 11 años


Valladolid (EFE).- Los adolescentes de entre 11 y 18 años de Castilla y León han tenido su primer móvil a los 11,12 años, uno de cada dos duerme con el móvil y uno de cada cinco se conecta por la noche, y a un 40,3 por ciento alguien le ha enviado mensajes de contenido erótico o sexual, según el informe que ha realizado UNICEF en la Comunidad, publicado este miércoles.


El estudio del impacto de la tecnología en la adolescencia de Castilla y León se ha realizado con 2.885 participantes de entre 11 y 18 años entre noviembre de 2020 y marzo de 2021 en 19 centros de las nueve provincias de la Comunidad.

Imagen de archivo del Congreso Mundial de Telefonía Móvil, que se celebra en Barcelona. EFE/Toni Albir


El estudio recoge que el uso del móvil y las TRIC entre adolescentes “está claramente generalizado desde edades tempranas, aunque en muchos casos se trata de un uso intensivo y sin supervisión, lo que puede derivar en frecuentes problemas de convivencia”.


El 97,5 por ciento tiene wifi en casa, el 93 por ciento móvil con conexión a internet, con un 89,9 que se conecta todos o casi todos los días, un 25,2 por ciento que usa internet más de cinco horas al día entre semana y uno de cada dos que lleva el móvil a clase.


El estudio sostiene que “aplicaciones y redes sociales forman parte del día a día de las nuevas generaciones” y “ser capaces de integrarlas de forma armónica en su desarrollo personal y social es, sin duda, un enorme desafío”.

Casi todos en las redes sociales



Y es que el 97,9 por ciento de los adolescentes de la Comunidad está registrado en alguna red social, con un 94% en WhatsApp, el 89,9 en Youtube o el 79,8 en Instagram y el 72,8 en TikTok; y un 59,6% tiene más de un perfil en una misma red social, que utilizan selectivamente para familia y conocidos o para sus amigos.

Imagen de archivo. Perfil de dos personas frente a una pantalla con el logotipo de la red social Google+. EFE/Julian Staratenschulte


“No estar presente en las redes es un hecho excepcional”, y los adolescentes están en las redes de forma masiva y globalizada y casi nunca testimonial, con varios perfiles que pueden llevar a los padres a una falsa sensación de control.

Los adolescentes encuestados indican que “usan Internet y redes sociales para establecer relaciones, hacer amigos y no sentirse solos”.


Con ello, el estudio alerta de que “si en un momento clave de su desarrollo emocional y social hay adolescentes que viven con miedo, angustia y preocupación su experiencia en las redes sociales, su salud mental puede verse afectada”.


Entre los principales riesgos identificados por chicas y chicos en su experiencia en el entorno digital está el ciberacoso, el contacto con extraños, sentirse discriminados o excluidos, el chantaje y la sextorsión, o el acceso a contenidos inadecuados para su edad.

Propuestas sexuales

Entre los riesgos que deben alertar están que casi uno de cada diez adolescentes ha recibido una proposición sexual en Internet por parte de un adulto, y que un 5,2% entró en la Dark Web.

Se constata que las prácticas de sexting son cada vez más habituales. El 24,8% reconoce que alguno de sus contactos le envió alguna vez fotos, imágenes o vídeos personales de carácter erótico o sexual (sexting pasivo) y el 6,6% reconoce incluso haberlos enviado ellas/os mismas/os (sexting activo). La cifra de presiones para el envío de este tipo de material es incluso superior (10%).

“Fruto de presiones y chantajes muchos adolescentes pueden estar exponiendo imágenes y contenido personal y privado en redes sociales y otros canales de Internet”. “

Informe de Unicef

Esto también les expone a entrar en contacto con desconocidos y encontrarse en riesgo de grooming o acoso sexual en línea. Miles de menores están accediendo a una Red en la que los riesgos relacionados con el robo de información, los delitos sexuales, la violencia o el tráfico de sustancias se multiplican”, añade el estudio.

Acoso escolar


La encuesta detecta además que uno de cada tres adolescentes puede estar siendo víctima de acoso escolar en la Comunidad, y uno de cada cuatro de ciberacoso.


El informe de UNICEF indica que “en Internet más de la mitad de quienes sufren acoso, también lo ejercen. Muy a menudo quienes lo sufren no son conscientes de ello o no tienden a interpretarlo en esos términos. Sólo el 2,8% de los adolescentes diría que está sufriendo acoso escolar y el 1,8% ciberacoso”.

Imagen de archivo. EFE/Nacho Gallego


“Por “Mi físico”, “Ser diferente”, “Porque me tienen manía” o simplemente porque “era una broma”, son algunos de los principales motivos de acoso”, según las mismas fuentes.


La encuesta revela que 6 de cada 10 adolescentes usan videojuegos como principal canal de ocio y entretenimiento y más de un 50% juega a juegos no aptos para su edad.


Y que de promedio, los adolescentes juegan 6,5 horas semanales, pero hay un 3,3% que juegan más de 30 horas a la semana.
El 59 por ciento son jugadores habituales y sólo un 16,4 por ciento no juega nunca.


Asimismo, Se estima que más de 2.700 estudiantes de ESO, el 3,2 por ciento, han apostado dinero a través de Internet en alguna ocasión, lo que permite constatar que se trata de una práctica que se inicia a edades tempranas.


“Además de tener un claro componente lúdico y social, existe la creencia de que es fácil ganar dinero apostando en la Red”, añade el informe.


El informe estima que más de 29.000 estudiantes de ESO podrían presentar un Uso Problemático de internet, mientras que el consumo de videojuegos supone ya una adicción para un 2,7% de los estudiantes de ESO (especialmente chicos) y un 16,7% adicional podría estar empezando a desarrollar problemas al respecto.


En definitiva, “más de 16.000 adolescentes podrían tener ya cierto nivel de “enganche” a los videojuegos, lo que suponen un “caldo de cultivo” realmente preocupante, con uno de cada seis menores que juega apuesta dinero, lo que supondría estar hablando de más de 400 adolescentes ludópatas.


El estudio incide en que en contraposición, “llama la atención el escaso nivel de supervisión que parecen estar ejerciendo madres y padres, no del todo conscientes de su papel como modelo en el uso de las pantallas, de la necesidad de acompañamiento y de establecer una buena higiene digital en el hogar”.


Como conclusiones, se recoge que las familias necesitan herramientas para poder hacer ese acompañamiento, que el sistema educativo es clave, que los niños deben estar bien informados para poder comprender los riesgos, y que las instituciones deben concertar medidas que se traduzcan en acciones y planes.


También tiene un papel destacado la industria tecnológica, con recomendaciones claras de uso y privacidad, y herramientas para poder encontrar ayuda ante situaciones de riesgo.EFE

Por María Rosado

Edición web: Óscar R. Ventana