Cinco de los bomberos que acudieron desde Valladolid para ayudar en Turquía. EFE/Nacho Gallego


Frustración y cansancio en los bomberos vallisoletanos que vuelven de Turquía

Valladolid (EFE).- Los seis bomberos vallisoletanos que participaron en las tareas de búsqueda y rescate Turquía tras el terremoto que ha devastado el sureste del país han reconocido sentir una sensación de “tristeza, cansancio y frustración” a su regreso a Valladolid.


Así lo han expresado en declaraciones a los periodistas a primera hora de la tarde en el parque de bomberos de Las Eras en Valladolid, en un acto al que también ha asistido el concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento, Alberto Palomino.

Íbamos con ganas de dar el máximo


El bombero Víctor Rodríguez, vestido con una camiseta de los servicios de extinción de Ankara, ha explicado que han pasado varios días en la ciudad turca de Adiyaman, una de las más afectadas por el terremoto que ha dejado un balance de 40.000 muertos en Turquía y Siria.


“Tenemos una sensación que es una mezcla de tristeza y frustración, porque íbamos con ganas de dar el máximo y nos hemos encontrado una situación con una devastación por encima de lo normal”, ha asegurado, antes de la mentar que pasaron una jornada entera en un aeropuerto turco mientras se organizaban los equipos de rescate.


Los seis bomberos vallisoletanos – uno de ellos no ha querido hacer declaraciones y otro se ha dirigido directamente a su domicilio en Ávila-, acudieron con la ONG Acción Norte y su trabajo pasó por una doble búsqueda con perros de rastreo especializado, que en su caso ha sido infructuosa.

Cinco de los bomberos vallisoletanos que acudieron a Turquía. EFE/Nacho Gallego

El primero en trabajar, el perro, la máquina perfecta


“Muchos te decían ‘aquí parece que hay vida’, pero el primero tiene que trabajar es el perro, que es la máquina perfecta, y siempre nos detectaba la mala noticia”, ha expuesto, para subrayar cómo crecía la presión y la tristeza colectiva.


Un viaje en el que han coincidido con otros compañeros de los parques de Palencia, Salamanca, Leganés, Vitoria y Zamora, así como con otros equipo de rescate de otras nacionalidades como China o Venezuela.


Su compañero David Peláez ha reconocido que “no se ha hecho más porque no se podía hacer más” y ha justificado la sensación de frustración en que salieron de España con “la idea de salvar vidas y se han encontrado un espacio completamente desolado, en el que no se podía hacer nada”.


Peláez ha asegurado que para él lo más duro ha sido cuando padres e hijos les pedían que les ayudaran a sacar los cadáveres de los escombros, lo que ha hecho muy difícil conciliar el sueño en los tres días completos en los que estuvieron sobre el terreno.


“En el minuto uno en el que pisamos la ciudad se desmontó la idea con la que habíamos llegado”, ha afirmado Julio, otro de los bomberos, que ha destacado que han visto edificaciones enteras derruidas en las que podía haber cientos de personas, en concreto, una en la que sabía que había 180 habitantes y solo fueron rescatadas diez personas.

Ofrecían agua y comida que no tenían para ellos


Julio ha señalado que en Adiyaman han visto “colapsos tipo sándwich, en el que el forjado del primer piso estaba unido al del segundo y al del tercero” y ha apuntado a que la destrucción era tal que las calles habían desaparecido por los escombros.


Los bomberos del servicio municipal de extinción de incendios han subrayado la cercanía y el calor de los ciudadanos turcos, que pese a haber perdido a familiares y amigos les ofrecían agua y comida que no tenían para sí.

Un pueblo elegante y muy duro


El bombero Mario Arranz ha subrayado que incluso les “insistían e insistían” cuando rechazaban sus propuestas por educación y ha mostrado su reconocimiento “por la entereza pese a las malas noticias que les dábamos”, ya que se han encontrado muy pocas personas con vida bajo los escombros.


“Un pueblo elegante y muy duro”, ha resumido Víctor Rodríguez. EFE