Numerosas personas a su llegada este miércoles a Aranda de Duero para asistir al festival Sonorama. Tres años después de una suspensión (2020), de restricciones sanitarias (2021) y de respiración contenida (2022), el festival Sonorama Ribera regresa indemne, en plenitud para procurar un plus de optimismo y vitalidad a través de la música, como parece demostrar la venta de todos sus abonos. EFE/ Paco Santamaria

Sonorama Ribera, un seísmo musical y económico con epicentro en Aranda de Duero (Burgos)

Nieves López | Aranda de Duero (Burgos) (EFE).- Tres años después de una suspensión (2020), restricciones sanitarias (2021) y de respiración contenida (2022), el festival Sonorama Ribera regresa indemne, en plenitud para procurar un plus de optimismo y vitalidad a través de la música, como parece demostrar la venta de todos sus abonos.


Cinco días de conciertos (del 9 al 13 de agosto), más de 150 bandas, siete escenarios y miles de incondicionales son algunas de las cifras del festival referente de la música indie en España, a prueba de pandemias y que inundará de música, alegría y dinero a la villa burgalesa de Aranda y a su comarca de la Ribera del Duero.


Una ciudad musical de 120.000 personas


Unas 120.000 personas, cifra que cuadruplica el censo de esa ciudad industrial y vitivinícola, ha calculado la organización que disfrutarán de alguna actividad de Sonorama en esta vigésima sexta edición que tiene como referente al grupo Amaral para celebrar sobre el escenario, el 12 de agosto, su primer cuarto de siglo de andadura.


Vetusta Morla, Jorge Drexler, Carolina Durante, Wilco, Viva Suecia, Iván Ferreiro, Nena Daconte, León Benavente, Arde Bogotá, y Miss Cafeína son algunos de los nombres de las bandas y vocalistas que subirán a los siete escenarios, tres urbanos y cuatro en el recinto El Picón.


Parten plaza este miércoles DePedro; Facto Delafé y las Flores azules; y Veintiuno, entre otros, dentro de una edición que estrena un espacio exclusivamente dedicado a la música urbana (Urban Stage) para explorar la floración de nuevos estilos o formas de expresión que puedan tener cabida en este certamen atento a lo emergente.


Nuevos pobladores


Los ‘nuevos pobladores’ ha desembarcado hace días para levantar esta improvisada ciudad musical que ha superado en protagonismo a las fiestas patronales de la ciudad en volumen de respuesta, y que compite seriamente con el vino de la Ribera del Duero en la proyección nacional e internacional del territorio.


“La gente es muy afable y tiene un comportamiento espectacular. Nunca ha pasado nada y confiamos en que este año también sea así”, ha señalado Aitor Núñez, responsable del camping, en el que entre encargados de la zona y seguridad, emplea a más de sesenta personas.

Varias personas se refrescan a su llegada este miércoles a Aranda de Duero para asistir al festival Sonorama. Tres años después de una suspensión (2020), de restricciones sanitarias (2021) y de respiración contenida (2022), el festival Sonorama Ribera regresa indemne, en plenitud para procurar un plus de optimismo y vitalidad a través de la música, como parece demostrar la venta de todos sus abonos. EFE/ Paco Santamaria


“Compro el bono sin conocer prácticamente el cartel. Me da lo mismo. Me gusta la música en general y sé que voy a disfrutar porque es muy buena experiencia y da gusto venir aquí”, señala a EFE Ainhoa, una palentina que acude por cuarto año a la cita arandina.


Música.., y economía


El Ayuntamiento no permanece ajeno a esta vorágine. Es consciente de la importante repercusión económica y en los medios de comunicación que tienen estos días. Solo en 2022, cuando Sonorama celebró sus Bodas de Plata, se estimó un retorno monetario directo de 15 millones de euros y un impacto mediático de otros 13.


La implicación municipal se traduce en un patrocinio de 120.000 euros y en numerosos servicios municipales. Su alcalde, Antonio Linaje, recién estrenado en el cargo, ha emitido además un bando municipal invitando a disfrutar con responsabilidad, higiene y salubridad.


Pero por encima de todo, Sonorama es música y el resultado de la apuesta que, a finales del siglo XX un grupo de amigos hicieron por poner en el mapa su localidad en plena canícula castellana. “Si entonces alguien nos hubiera dicho lo que iba a ser Sonorama, no nos lo hubiéramos creído. Y lograr que tu pueblo salga en medios a nivel nacional es increíble”, indica Javier Ajenjo, director del festival.


Amaral, cabeza de cartel


La propuesta musical está encabezada por Amaral, que la noche del sábado (13 de agosto) se subirá al escenario para celebrar sus 25 años de trayectoria musical con un concierto único en el que desgranarán 25 de sus éxitos y presentarán un tema que se incluirá en su nuevo disco.


Solo un poco antes, en el mismo escenario, otro de los grandes atractivos de esta edición Wilco, grupo de rock alternativo de Illinois y única presencia extranjera en el programa. Lori Meyers, Sidonie y Second son otros de los nombres escritos a mayor tamaño y con negrita en el cartel con estilos de lo más dispares.


El rock llega de la mano de El Drogas, y su tributo a Barricada en su 40º aniversario, el rap con Ayax y Prok, el histrionismo de Ojete Calor, las bandas latinas en el Escenario Charco del parque de La Isla y, sobre todo, las bandas emergentes, que se han convertido en seña de identidad del festival.


“Los cabezas de cartel de verdad de Sonorama son los grupos emergentes, pequeños, que son muchos. Grupos urbanos que no hubieran podido coexistir con otros en Sonorama y ahora mismo son un cabeza de cartel absolutamente normalizados, como Ayax y Prok”, remarca Ajenjo. EFE