Valladolid (EFE).- Muchas noches sin dormir, papeleos, visitas a bancos pero también convivencia y “momentos muy dulces y alegres”, resumen los cuarenta años de trayectoria de La Quimera de Plástico, la compañía vallisoletana que ha anunciado un punto y final con la gira de su última obra, titulada “¡Hasta aquí hemos llegado!”.
“Ya no aguantamos más porque, claro, tenemos una edad y ya estamos un poco cansados de esa parte que no nos gusta de esta profesión: la burocracia y el desasosiego económico”, ha argumentado este miércoles en Valladolid Tomás Martín, director de La Quimera de Plástico.
Junto a Juan Manuel Pérez, ha sido Martín el único actor que ha permanecido en la compañía después de cuatro décadas, medio siglo si se cuentan los años que ambos permanecieron en Teloncillo, por lo que “ha llegado el momento de ceder el testigo, aunque nos gustaría que no desapareciera la compañía, pero no lo vemos”, ha añadido.
Un riesgo inasumible
El director ha justificado su pesimismo en que cualquier persona, aficionado, actor, empresario o productor, “se plantea muy en serio crear una compañía porque significa asumir muchos riesgos y un gran trabajo”, ha proseguido durante la presentación de la postrera obra y de la gira que abrirá en Almagro (Ciudad Real).
Será en el 23º Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo (del 29 de septiembre al 4 de octubre) donde, ademas de estrenar, La Quimera de Plástico recibirá el primer homenaje que en Valladolid ya tiene fechas, el 31 de mayo, con motivo de la representación ya programada en el Teatro Calderón.
“¡Hasta aquí henos llegado!”, además de una declaraciones de intenciones, es también el de un montaje cuyo argumento reúne a tres actores se empeñan en representar “Los cuernos de don Friolera”, de Ramón María del Valle-Inclán.
Homenaje a la profesión
“Es un homenaje a los actores, buenos, malos o regulares, y a su fragilidad”, ha resumido Luisa Hurtado, directora artística de la pieza, “pero al final de todo los actores nos unimos para hacer arte: hay una cierta crítica pero mucho cariño”, ha apostillado.
El Espinar (Segovia), Zaragoza, Madrid y Ciudad Real son las próximas paradas de una gira cuya producción ha contado con el apoyo económico y la adhesión de numerosas instituciones y entidades, entre ellas la Junta de Castilla y León, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Valladolid y la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua.
Más competitivos
Tomas Martín, al tiempo que ha anunciado el cese de la Quimera de Plástico “después de cuarenta años de pelea en nuestra ciudad y comunidad autónoma”, ha llamado la atención sobre la necesidad de que los proyectos teatrales tengan el suficiente respaldo institucional “para hacer unas producciones más competitivas” desde la calidad y el rigor, ha señalado.
De este modo, ha insistido, se puede competir en mejores condiciones dentro del circuito nacional e internacional, con el fin de rentabilizar el trabajo de los creadores “que tiene Castilla y León”, en su mayor parte reunidos en ARTESA (Artes Escénicas Asociadas de Castilla y León) y de la que él aún forma parte.
En la misma línea se han manifestado tanto la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, Irene Carvajal, como la viceconsejera de Acción Cultural, Mar Sancho, convencida ésta de que las industrias culturales “generan empleo y actividad económica”.
Más de tres mil representaciones
El bagaje de La quimera de Plástico habla de cuarenta montajes clásicos e innovadores, más de 3.000 representaciones y giras en veintidós países de Europa, América y África, la última de ellas por Argentina y Uruguay.
A todo ello, la viceconsejera ha añadido la labor divulgativa realizada con autores de prestigio como Miguel Delibes, de quien ha recordado la adaptación de uno de sus textos, “Las guerras de nuestros antepasados”. EFE
