El vigésimo quinto aniversario de la publicación de "El hereje", la última novela de Miguel Delibes, centra la exposición "El fuego de la conciencia", que se inaugura en Valladolid organizada por las fundaciones Miguel Delibes y de Castilla y León. EFE/Nacho Gallego

“El hereje”, la novela más disidente de Miguel Delibes

Roberto Jiménez| Valladolid (EFE).- Un hijo tardío, casi sin querer, le salió a Miguel Delibes con la publicación de “El hereje” hace ya un cuarto de siglo, en 1998, como recuerda una exposición presentada este lunes en Valladolid -“El fuego de la conciencia”- para conmemorar ese aniversario.


Años antes, al recoger el Premio Cervantes en 1994, el propio escritor aseguró que su narrativa había quedado completa con este galardón, el más prestigioso de las letras hispanas, ha explicado el gerente de la Fundación Miguel Delibes, Fernando Zamácola.


“El arco que se abrió para mí en 1948 al obtener el Premio Nadal se cierra ahora en 1994 al recibir el Premio Cervantes”, afirmó entonces Delibes durante el discurso de agradecimiento con un guiño a sus personajes: “Ellos son, pues, en buena parte, mi biografía” … pero faltaban Cipriano Salcedo y Minervina Capa, epicentros de “El hereje”.


Tres años para una travesía de cuatro siglos


Un año después del Cervantes, en la primavera de 1995, el arco cedió para gestar lo que tres años más tarde, el 29 de septiembre de 1998, resultó ser “un éxito desde el primer momento”, con una tirada inicial de 100.000 ejemplares de la novela, que fue agotada y rápidamente fue traducida al alemán, ha recordado Zamácola.


Sus páginas compendian “el ‘todo Delibes’: el cazador, el amante del campo, su ternura hacia los niños, su aprensión ante la muerte de los seres queridos, Valladolid y, por supuesto, Castilla… es un resumen y una evocación de toda su obra” con el trasfondo de la libertad “en su más profunda y amplia acepción”, ha añadido.


“Fue todo un sorpresón especialmente por el resultado, algo genial, maravilloso, una novela cateralicia”, ha explicado a EFE Ramón García, autor de varios estudios sobre Miguel Delibes, de algunas adaptaciones escénicas de sus novelas y de una monumental biografía del mismo.


¿Qué le impulsó a cambiar de opinión a un escritor de prestigio, reconocido en todos los ámbitos y distinguido con los principales premios literarios? ¿Qué le movió a embarcarse en la novela más larga, densa y compleja de toda su obra a sus casi 75 años con todo hecho? ¿Por qué empuñó de nuevo la pluma Miguel Delibes?

El vigésimo quinto aniversario de la publicación de “El hereje”, la última novela de Miguel Delibes, centra la exposición “El fuego de la conciencia”, que se inaugura en Valladolid organizada por las fundaciones Miguel Delibes y de Castilla y León. EFE/Nacho Gallego


La tertulia ‘de los sabios’


Todo comenzó en la ‘tertulia de los sabios’ que cada sábado, de forma regular, compartía en un hotel de Valladolid con varios amigos, entre ellos el catedrático de Derecho Penal Ángel Torío, quien le puso en bandeja la idea con las fotocopias del capítulo que Menéndez Pelayo dedicó en su libro “Historia de los heterodoxos españoles” al círculo erasmista existente en Valladolid a mediados del siglo XVI.


“Se las entregó a Miguel Delibes y este se quedó asombrado de que a nadie antes le hubiera tentado literariamente ese tema. Las cogió y ahí comenzó la larga gestación de un libro, tres años que él, en algunas declaraciones, comparó irónicamente con las tres semanas que le llevó la escritura de “El camino” en 1950, ha apuntado García.


Novela disidente


Aunque se trata de la historia de un perdedor, rasgo recurrente en la narrativa delibiana si se exceptúan los libros protagonizados por Lorenzo -el bedel cazador y emigrante- “El hereje” es un relato que difiere en la estructura, lenguaje y extensión propios de sus narraciones, obligado en buena parte por el género histórico en el que se estrenó.


“Él siempre se defendió. Decía que no era una novela histórica al uso, sino una de tantas de las suyas, la historia de un perdedor”, ha añadido Ramón García, como lo son Pedro (“La sombra del ciprés”), Sebastián (“Aún es de día”), el viejo Eloy (“La hoja roja”), El tío ratero (“Las ratas”) o Pacífico Pérez (“Las guerras de nuestros antepasados”).


Un preámbulo, tres bloques y una declaración final (la de Minervina Capa) configuran “El hereje” con una estructura ajena por completo a la de todos sus libros. “Se enfrascó por completo con mil papeles y copias” para documentar y ambientar “una novela llena de personajes, ha afirmado.


Un siglo en movimiento


Con el lema de “El fuego de la conciencia”, las Cortes de Castilla y León acogen hasta el próximo 17 de febrero un centenar de piezas originales prestadas por una treintena de instituciones entre museos, archivos, bibliotecas y colecciones particulares procedentes de España, Alemania, Suiza, Gran Bretaña y Estados Unidos.


Manuscritos, libros, tallas, relieves, cerámica y otros enseres recrean el XVI, “un siglo en constante movimiento” tanto en el orden geográfico (viajes) como el espiritual con la introducción de nuevas ideas, credos y formas de percibir la religión, ha subrayado el comisario, Mario Crespo.


Es también “un homenaje a la imprenta y la difusión cultural y de conocimientos que produjo, al tiempo que recuerdo de la entrada del Renacimiento en España”, ha agregado. EFE