Patricia Ortega y su “Mamacruz” en clave de humor: cuando el sexo no tiene edad

Valladolid, oct (EFE).- El sexo no tiene edad, es patrimonio de cada cual, reporta beneficios y no existe una franja biológica que impida su normal desenvolvimiento lejos de prejuicios sociales, religiosos o educacionales, defiende la venezolana Patricia Ortega en su filme “Mamacruz”, estrenado este miércoles en Valladolid.


Kiti Mánver, horas antes de recibir la Espiga de Honor por su trayectoria, es la abuela Cruz protagonista del segundo largometraje de Ortega (Maracaibo, Venezuela, 1976), estrenado este miércoles en españa dentro de la sección oficial, aunque fuera de concurso, de la 68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).

La actriz española Kiti Mánver recibe una Espiga de Honor y presenta la película que protagoniza “Mamacruz”, dirigida por la venezolana Patricia Ortega y que plantea una reflexión sobre el despertar del sexo de una mujer mayor, en el ecuador de la 68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). EFE/Nacho Gallego


De forma accidental, navegando por internet con una tablet con la que suele comunicarse con su hija residente en el extranjero, Cruz redescubre el sexo a través de contenidos pornográficos que al principio le sobresaltan con una libido disparada, pero que más tarde encauzará mediante clases con un grupo de mujeres mayores.


“Quería que la edad desapareciera, que se nos olvidara”, ha apuntado Ortega, ganadora hace años Valladolid de la Espiga Arcoris con “Yo, imposible” (2018), para poder presentar a una abuela que poco a poco va tomando las riendas de su sexualidad adormecida durante décadas en medio de una sociedad de moral tradicional.


“Es una mujer de setenta años que trasciende su edad y su vulnerabilidad”, ha añadido acerca de una película que se desenvuelve en clave de comedia: “Es obvio que queríamos trabajar desde el humor, no desde un drama intenso y oscuro” porque el sexo “es vida, imprime alegría y vitalidad”, ha apostillado.


Una teoría del color


Al tiempo que Cruz pierde su vulnerabilidad y toma las riendas de su sexualidad, la película torna el gris de su colores iniciales por un cromatismo más estridente como signo de la vitalidad de la abuela que también muda su semblante, humor, indumentaria y estilo, hasta el punto de contagiar a su esposo.


“A medida que crece la pulsión sexual, la luz se hace más clara, alegre, justo cuando ella se apodera por fin de su sexualidad y se atreve a ser traviesa, eso es vida”, ha resumido la cineasta venezolana quien se ha preguntado la razón por la cual suele verse a los mayores como “personas asexuadas”.


Un Edipo reiventado y fragmentado


Por otra parte, la directora alemana Angela Schanelec ha presentado su película “Music”, una reinterpretación del mito de Edipo con una estructura elíptica que la realizadora ha empezado a construir desde la fuerza de las imágenes.
Schanelec ha explicado en una rueda de prensa que ha desarrollado el proyecto “fotograma a fotograma”, ya que no quería hacer una película “historicista”, sino menos centrada en el texto y más en las imágenes.


“No tengo una imagen del trabajo final, no es posible”, ha afirmado tras incidir en la importancia de la edición, ya que es en ella donde generalmente encuentra “el ritmo, la extensión de la película y cuando la elipsis encuentra su sentido”.


La realizadora germana recupera el mito de Edipo con un filme que distinguido con el premio al mejor guión en la pasada Berlinale, y que narra la historia de un joven adoptado que comete un homicidio y en la cárcel establece una relación con una funcionaria, con la que mantiene una vinculación familiar.


De Edipo a Henry James


Durante esta jornada, ecuador del festival de Valladolid, ha concursado también el veterano realizador francés Bertrand Bonello (Niza, 1968), con una particular adaptación de “La novela en la jungla”, el conocido cuento de Henry James (1843-1916) que ha trocado en un drama futurista, “The beast”.


Es un túnel del tiempo que al que se entra por el siglo XIX y desemboca en 2044, un drama futurista que comunica las convenciones sociales decimonónicas con la inteligencia artificial, dos extremos para explicar el palmario mensaje que James en su cuento: el miedo a amar que se convierte en pánico cuando uno se da cuenta de que nada tiene remedio una vez transcurrido el tiempo y al ocasión en fuga.


Viaje al drama


Gran aceptación entre público y crítica ha tenido “Las cuatro hijas”, el filme que la realizadora tunecina Kaouther Ben Hania ha presentado en Valladolid tras su paso por Cannes, un viaje al drama familiar de una madre que pierde a dos de sus cuatro hijas cuando se enrolan en el Daesh para defender con armas el autodenominado Estado Islámico.


Es también un trayecto a las costumbres y tradiciones que en Túnez constriñen la libertad de la mujer, sometidas al matrimonio y a las prescripciones religiosas que, de forma pasajera, atenuó la revolución liberal de su país en 2011 (Primavera árabe), como refleja la cinta.


Ha gustado mucho el modelo narrativo, en formato documental con la madre y la hijas como actrices de su propia desgracia, un drama atenuado con briznas de humor.