La librería Luz y Vida cumple 75 años en Burgos, una historia de tres generaciones que acercan, con motivo del Día de las Librerías, Álvaro Manso padre e hijo (en la imagen), quienes destacan que ser librero es una vocación pero también un privilegio que les ha permitido crear una red de amistad en torno al libro. EFE/Santi Otero

Ser librero en la era digital: “Trabajo en un sitio tan chulo que para mí es un privilegio”

Patricia Carro Román

Burgos (EFE).- El nombre de Álvaro Manso está ligado de manera indiscutible al mundo de los libros en Burgos desde que en el año 1948 el primero de los Manso abriera Luz y Vida, una tienda de artículos religiosos que, con el paso de los años y las generaciones, se ha convertido en una librería de referencia en la ciudad y un espacio cultural en el que el lector sabe que tiene un amigo con vocación de contador de historias.


“Ser librero es un privilegio. Lo he vivido desde pequeño y siento que trabajo en un sitio tan chulo, con un elemento tan fascinante como es el libro, que para mí es un privilegio”, ha explicado a la Agencia EFE Álvaro Manso, la tercera generación al frente de la librería situada en la calle Laín Calvo, que este año cumple su 75 aniversario.


Rodeadas de un halo de romanticismo, las librerías se conciben como el lugar de trabajo idílico para el lector empedernido, pero “no es tan fácil trabajar en una librería” pues no deja de ser un negocio, que exige visión empresarial, acierto en las decisiones, además de bagaje cultural y mucha dedicación, porque el librero “no se pasa todo el día leyendo”.

La librería Luz y Vida cumple 75 años en Burgos, una historia de tres generaciones que acercan, con motivo del Día de las Librerías, Álvaro Manso padre e hijo (en la imagen), quienes destacan que ser librero es una vocación pero también un privilegio que les ha permitido crear una red de amistad en torno al libro. EFE/Santi Otero


“Es un negocio sostenible”, ha admitido el más joven de los Manso ahora que se celebra el Día de las Librerías este sábado, 11 de noviembre, pero “con unos márgenes pequeños, y si no aciertas a hacerlo bien es difícil que te funcione”, así que a la vocación le debe acompañar la gestión económica.


Luz y Vida nació en octubre de 1948 en el local adyacente al que ocupa actualmente la librería, que se mudó hace algunos años, y lo hizo como tienda de artículos religiosos; la entrada en el negocio del segundo de los Manso, con veinte años, supuso su conversión a librería, pues el establecimiento empezó a vender libros de texto y universitarios.


“Yo accedo como un niño que juega en un sitio muy divertido”, ha recordado el más joven, que todavía tiene impresa en la memoria de su retina la imagen de la librería como un pasillo muy largo y estrecho donde se colocaban los libros de texto y donde él, con doce años, empezaba a “enredar”.


Su padre recuerda, sin embargo, que los inicios de Luz y Vida no estuvieron exentos de dificultades, y Álvaro Manso abuelo pasó momentos complicados como cuando se levantó toda la calle para las obras del colector y la gente solo pasaba “por obligación”, así que hacerles ir para comprar no era sencillo.


“Fue un tiempo difícil, mi padre lo pasó muy mal. Recuerdo que por la noche iba a casa triste, serio”, ha admitido Álvaro Manso padre, pero “salió adelante” y ahora este segundo Álvaro mira hacia atrás con “alegría” y reconoce que “el contacto con el público a través del libro es un vehículo de grandes satisfacciones”.


Libros, cultura y amistad


El oficio de librero también ha evolucionado durante estos 75 años de Luz y Vida, y ha pasado de ser un vendedor de libros a ser prescriptor; “cada día hay más intercambio de experiencia lectora entre el cliente y el librero”, ha apuntado Álvaro Manso nieto, y se ha creado una red “más rica”, con una relación de amistad con los clientes.


“En época de mi padre era muy de familia; venía la familia de un cliente a comprar y nosotros hemos heredado esas relaciones”, pero ahora hay otros lazos de amistad, la librería gira en torno al cliente y se ha convertido en un lugar de intercambio cultural.
En Luz y Vida organizan presentaciones literarias, catalibros, recitales poéticos, actuaciones musicales, exposiciones de pintura o concursos, en una evolución que también ha sido física pues la librería ha ampliado su sala de ventas para que no sea un simple despacho de libros, sino que la gente deambule, curiosee, rebusque y departa con el librero.


Y todo ello acompañado de un cambio en la gestión, adaptado a los nuevos tiempos, y en la filosofía del negocio, que ha pasado de dar cobijo a tres generaciones a ser un proyecto de equipo, en el que Álvaro Manso nieto es solo una pieza más de un engranaje que no funcionaría sin Verónica, Ana y Ángel.


Luz y Vida cumple años en una ciudad que respira literatura, pues cuenta con la librería más antigua de España (Hijos de Santiago Rodríguez) y con otras librerías centenarias, y con lectores exigentes, algunos de los cuales volvieron a la senda de la lectura con la pandemia.


“Hubo gente que se leyó todos los libros que tenía por casa; otros supieron encontrar el tiempo necesario para leer”, y todos se acabaron quedando en el mundo de las musas porque los libros “merecen la pena”. EFE