Segovia (EFE).- Más de dos mil años separan a la antigua ‘Seppobrica’ celtíbera o ‘Septempublica’ romana de la Inteligencia Artificial a la que ha recurrido la actual villa segoviana de Sepúlveda para multiplicar, a través de información e imágenes, el atractivo histórico, artístico y gastronómico de este municipio.
Un asistente virtual para el turista, presentado este miércoles por la alcaldesa de Sepúlveda, Irene Michelena, es el resultado de un proyecto tecnológico iniciado el pasado abril y basado en programa de software impulsado desde la inteligencia artificial, han informado fuentes municipales.
Entiende y responde a cualquier pregunta en cualquier idioma requerido por el usuario siempre a través del chat de una aplicación de Whatsapp a la que se puede acceder desde determinados link distribuidos en varios puntos, a través de un número de teléfiono o mediante el escaneado de un código QR.
El asistente facilita información sobre referencias históricas, monumentos, museos, visitas guiadas y puntos de interés, así como sobre cuestiones relacionadas con la gastronomía y repostería de este municipio, uno de los más visitados de la provincia de Segovia y del resto de Castilla y León.
Restaurantes, alojamientos y rutas senderistas figuran también entre las posibilidades que ofrece Municipio de Sepúlveda, nombre de este asistente virtual que también atiende las peticiones de los vecinos y visitantes asiduos relacionadas con la organización de actividades o la vida ordinaria.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1951, Sepúlveda se encuentra junto al espacio natural Hoces del Duratón, a 130 kilómetros de Madrid y a 50 de Segovia.
En sus alrededores existen restos de arte rupestre y una necrópolis visigótica, y en su interior amurallado acoge varias iglesias románicas y un castillo de origen árabe que con su torreón del silo XVIII preside la histórica plaza mayor rodeada de casas blasonadas y calles de diseño medieval.
En Sepúlveda nacieron, entre otros, el escritor y periodista Francisco de Cossío, el escultor Emiliano Barral y el matador de toros Victoriano de la Serna.EFE
